Horas más tarde Thomas estaba dado de alta, Apolo al parecer se había ido sin despedirse porque no estaba en ningún lado. Carolina y Kayler nos quisieron llevar pero Thomas se negó, dijo que se iría por su cuenta pero igual todavía no estaba del todo bien para que se fuera solo, así que me ofrecí a acompañarlo, pero se negó... A decir verdad no conocía su casa ¿donde vivirá?
ㅡVamos, Thomas, no seas necio, no estás bien para que te vayas solo. ㅡinsistí.
Estábamos en la carretera esperando un taxi. Thomas se rascó la parte trasera de su nuca y no me miró, solo mantenía la vista en la carretera, es como si presintiera algo... No lo sé lo veía muy ansioso.
ㅡPequeña Anne, estoy bien... ㅡse acercó un pocoㅡ Aunque la idea de que me cuides me gusta... ㅡsonrió de ladoㅡ Podrías prepararme sopita y darmela como a un bebé... ㅡbromeó. Lo miré con aburrimiento.
ㅡ¿No quieres que te cambié la ropa también?
Elevó su comisura de sus labios en una sonrisa coqueta.
ㅡNo es mala idea.
Ay, Dios.
ㅡNunca cambias, he. ㅡme crucé de brazos. Escuché una risita de su parte.
ㅡMe gusta ver como te sonrojas.
Rodé los ojos y no le respondí. A la distancia miré venir un taxi, estiré la mano y le hice parada. El taxi se fue deteniendo poco a poco. Miré a Thomas.
ㅡ¿Vienes? ㅡinquirí al ver que no se movía.
ㅡLa verdad no, tengo que hacer unas cosas y tú tienes que irte para tu casa. ㅡpuso sus mano en mis hombros e intentó dirigirme dentro del taxi.
Lo miré frunciendo el ceño.
ㅡCreí que íbamos a irnos juntos. ㅡobjeté.
Puso sus labios en una sola línea.
ㅡLuego te busco en tu casa, ¿vale? Lo que pasa es que tengo unos asuntos qué resolver.
No dije más, Thomas era misterioso y no le gustaba hablar casi de sus cosas, así que lo único que hice fue asentir y subirme al taxi. Cerré mi puerta mientras le daba la dirección al taxista y éste arrancaba dejando a Thomas atrás.
¿Qué será eso tan importante que tenía que hacer? O quizás solo lo dijo porque no quiere que sepa donde vive, eso debe de ser pero ¿porqué no quiere que sepa? ¿acaso vive en un barrio de mala muerte o qué?
Media hora después estaba en la puerta de casa, recordé que papá me quería de urgencia, el coche de mi hermano tenía seguro así que no me podía preocupar, pero él estará furioso... Y ahora quedé sin coche, a sacar mi bici otra vez.
ㅡ¿Papá? ㅡlo llamé mientras dejaba el abrigo en el sofá. Escuché pasos provenientes del segundo piso y luego lo miré venir por las escaleras. No se veía feliz.
Preparate, Anne.
ㅡ¿Dónde demonios estabas? ㅡespetó.
Respira, no dejes que te trate mal, tienes que ser fuerte y no dejar que te pisotee, sé que es tu papá pero no se ha ganado tu respeto, me decía a mí misma.
ㅡEn el hospital.
Su ceño se frunció.
ㅡ¿Qué pasó? ㅡpreguntó, y me sorprendió que no hubiera gritado o simplemente decirme de que no le importaba.
ㅡAh, cuando me mandaste el mensaje salí muy rápido del colegio y un auto chocó conmigo. ㅡrespondí con suavedad.
ㅡTienes que tener más cuidado. ㅡdijo. Fruncí más el ceño ¿quién es éste señor y qué hizo con mi papá?
ㅡ¿Estás... bien? ㅡme atreví a preguntar.
ㅡEstoy sobrio, que es diferente.
Alcé las cejas porque era verdad.
Pero luego recordé a mamá.
ㅡ¿Dónde está mamá? ¿qué le sucedió?
Resopló.
ㅡLlegó hace unas horas, está devastada. Su nuevo novio la estafó. ㅡrespondió con cierta molestia.
Claro, solo por eso volvió.
ㅡPensé que era algo más grave. ㅡsusurré para mí misma.
ㅡEstá acostada, puedes hablar con ella mas tarde.
Asentí.
ㅡVoy a mi cuarto. ㅡanuncié haciendo el amago de subir las escaleras, pero me interrumpió:
ㅡDe hecho, tu mamá está dormida en tu cama.
Genial.
¿Y ahora qué hago? ¿dónde voy? Quizás a la casa de Carolina.
ㅡEntonces voy a la casa de Carolina. ㅡvolví a coger mi abrigo y abrí la puertaㅡ Vuelvo en la noche.
No dijo nada. Puse mi abrigo mientras me dirigía al garage en busca de mi bici rosa. Siempre la he tenido, lo bueno es que no está lloviendo y paró de nevar. Abrí la puerta y la saqué, volví a cerrar. Me monté en ella y empecé a pedalear por la carretera.
Un aire helado me golpeó la cara con suavidad. Pasé por los restaurantes, algunos bares, hasta que iba por la escuela... Habían unos chicos afuera pero a ninguno conocía, así que seguí mi camino. El olor a bosque me llegó, había entrado al territorio de los lobos. Los pinos verdes y grandes eran increíbles, la nieve en ellos, cubriendo cada centímetro de tierra era mágica. Siempre me ha gustado la nieve, las tormentas y el frío.
El bosque se miraba tranquilo, ni una oja se movía. Seguí pedaleando hasta cruzar el desvío hacia la casa de Kayler, para minutos después estar frente a la casa de Carolina. El auto de su mamá estaba ahí, el auto de Kayler no, así que supuse que no estaba. Lo que me llamó la atención fue a las personas patinando en el lago congelado.
Me detuve.
Así que ya comenzarán a venir.
Había varias personas, las otras estaban en la orilla, por donde Clark me había raptado y salí corriendo. Desde ahí será la entrada y donde busquen los patines. Dejé la bici y me apresuré a caminar hacia la puerta.