Carla, Vanesa, Christian y Gregory habían venido ya hace unas dos horas, la casa de Carolina estaba algo llena y eso que yo también dormía aquí, cosa que no veo necesaria porque mamá y papá ya me habían visto golpeada, pero ahora sinceramente no quería verlos. Ellos... No eran mis padres reales, ellos me habían adoptado y eso me lleva a pensar en: ¿quiénes serán mis verdaderos padres? ¿Vivirán? ¿Porqué me habrán dejado?
—...¿verdad, Anne? —una voz me sacó de mis pensamientos y me hizo mirar a todos en especial. Estábamos sentados en la sala, en círculo, con una taza de chocolate cada uno. Los únicos que no estaban eran Kayler, Connor y Apolo.
—Hmmm ¿que cosa? —inquirí, apenada—. Lo siento, he, no estaba prestando atención.
—Te digo que antes de conocer a Carolina no tenías amigas —ese era mi hermano Christian quien abrazaba a Carla.
—No, no tenía amigas —confesé.
—¿Porqué no? Si has vivido toda tu vida aquí, ¿ni una vecina conocida? —inquirió Ale.
Bueno, digamos que todos me miraban rara, en especial cuando usaba lentes, mi vista no era muy buena antes sin embargo había mejorado muchos en el último año, y lo agradecía. Además, nadie quería ser amiga de una rata de biblioteca como me llamaba Kara, todos en el pueblo eran superficiales y cuidaban su reputación. Andar con alguien como yo la dañaría.
—No lo sé, además, me gusta estar sola —admití—. Cuando llegó Carolina había decidido que sería más sociable y me encargaría de entablar conversación con alguien más, y cuando miré a una alumna nueva, que era Carolina, me pareció una buena oportunidad.
Todos asintieron, entendiendo. En eso la puerta se abrió, dejando ver a un Kayler súper cansado. En cuanto miró toda la sala llena de gente frunció un poco el ceño pero luego se relajó.
—¿Hacen una velada y no me invitaron? —cuestionó este, mirando de reojo a Carolina, como diciendo que la indirecta iba para ella.
Está rió un poco.
—Hola, hermano —lo saludó Ale—. Ven, siéntate, estamos contando cosas de nosotros mismo, de cómo era la vida antes de conocernos.
Kayler avanzó y se sentó junto a su novia, abrazándola y dándole un beso en la sien. Ella sonrió.
—Bien, continúen.
—Carolina era todo lo contrario a Anne —empezó diciendo Vanesa. Miré cómo Carolina la fulminaba con la mirada para que no dijera nada embarazoso—. Carla y yo la conocimos en el jardín de niños, recuerdo perfectamente ese día. —rió un poco—. Ella llevaba el cabello suelto y el uniforme que constaba de un vestido, chaqueta y calcetines altos. Carla se acercó a ella de inmediato, pero Carolina en vez de sonreírle la miró raro y le dijo que su pelo era feo —estalló en carcajadas. Carla se hacía la enojada en la otra esquina. Los demás nos reímos un poco—. También le dijo que prefería juntarse con Pedrito, quien era un niño que tenía piojos, a tener que sentarse con ella.
Reímos. Wow, Carolina siempre había sido enojona.
—Que cruel —bromeó Kayler, mirándola.
—Fue muy cruel —admitió Carla, sonriendo—. Pero luego fuimos conviviendo más y mírennos, muy amigas ahora —sonrió—. No soy rencorosa.
—Yo tampoco lo soy —siguió Vanesa—. La llegada de Carolina había sido una bomba para los niños del jardín, todos hablaban de ella y la miraban embobados —sonrió con nostalgia. Carolina por su parte se acomodaba el cabello algo incomoda. Y Kayler, bueno, él estaba atento a lo que Vanesa tenía que decir—. Recuerdo que me gustaba mucho Sam, un compañero, yo estaba feliz cuando se acercó a mi, pero la felicidad duró poco al saber que solo quería que le dijera a Carolina que le gustaba y que si quería ser su novia. Y bueno, rompió mi corazón.
—Siempre me he disculpado por eso —hablo Carolina.
—Si, si, de todas formas es pasado —continuó Vane—. Ahora por fin he encontrado a alguien que me quiere —miró a mi primo y lo besó.
Gregory no es mi primo al igual que Christian no es mi hermano de verdad, pero lo son realmente, mi hermano es el único que había estado conmigo y siempre me apoyó.
Pasamos parte de la noche platicando cosas vergonzosas, del pasado y algunos errores, hasta que nos dio sueño así que fuimos a dormir. Mañana será un día muy, muy largo y lleno de emociones e incomodidades. Thomas irá, aunque si tengo algo de suerte no lo veremos por aquí. No conoce tanto a Will, ¿o si?
***
Sentía una opresión en el pecho, me sentía observada, me sentía incómoda pero a la misma vez protegida. Me gustaba esa sensación, abrí los ojos soñolienta, cegándome la oscuridad por completo. Miré el reloj de noche achicando los ojos, eran las 3:00 de la madrugada. Froté mis ojos y me reincorporé.
—Pequeña... —escuché que susurraron. Abrí los ojos sorprendida y asustada. Había alguien aquí conmigo. La luz de la luna se filtraba por la ventana. Con la mano temblorosa encendí la lámpara de noche, alumbraba solo un poco, mirando así al mismísimos Thomas White sentado en el sillón del rincón. Estaba con sus codos apoyados en las rodillas, mientras tenía sus manos juntas, mirándome.
Pude sentir una opresión en el pecho al verlo allí, tenía el cabello despeinado. Su semblante era serio.
—¿Que haces aquí? —cuestioné en un susurro—. ¿Como entraste?
Hubo silencio por unos segundos.
—Digamos que las ventanas de esta casa no son muy resistentes. —respondió.
Miré la ventana, estaba abierta.
—No debiste haber venido —quité las sabanas, poniéndome de pie. Llevaba apenas una short corto de tela como pijama y una camisa de tirantes.