Escapándome del lobo

39


 


 

—¡Dios mío! ¡Lobos! —escuché que exclamaron detrás

de nosotras, me pareció la voz de mi hermano. Luego de eso, gritos de terror invadieron el lugar. —¡Anne, Carolina, no se queden cerca!


 

Los lobos se detuvieron a pocos centímetros de nosotras, mirándonos y examinándonos. Miré a Carolina, ella estaba un poco tranquila pero con algo de temor, ya que quizás Rafael y los demás estaban enojados por haber entrado a su territorio, sin embargo estábamos desprotegidas.


 

—Anne, ellos buscan a Thomas y Kayler, dicen que los vieron cruzar la frontera, sin pedir permiso ni nada —me susurró ella.


 

—¿Q-que? Pero... ¿nos dejaron solas aquí? No lo puedo creer —respondí, era cierto, no podía creer que nos hubieran dejado desprotegidas y ni siquiera nos dijeron nada, ni se despidieron.


 

—¡Chicas, por Dios! —exclamó Vanesa—. Ale, ¿donde vas? Vuelve aquí —la escuché decir, así que supuse que Ale se acercaba a nosotras. Noté que se puso a la par mía, tomándome del brazo.


 

—No nos pueden hacer nada, pero si siguen como si estuvieran hablando con esos lobos tu hermano y los demás van a sospechar —nos dijo.


 

—Ale, tu hermano ni siquiera nos dijo que se iba —murmuró Carolina entre dientes. —Y ellos dicen que no se van hasta que hablen con ellos.


 

Miré a los lobos, poniéndonos atención, atentos a cualquier mal movimiento que hagamos.


 

—Pues tenemos que hacer algo para que se larguen —le respondio—. Intentaré hablar con ellos.


 

—Ale, Caro, Anne, ¿que están haciendo? ¿Porqué siguen de pie frente a ellos como si...? —la pregunta de Carla se quedó en el aire.


 

—A la verga, tenemos que hacer algo —espetó Gregory, luego escuché pasos y él se posicionó frente a nosotras—. ¡Largo! —les dijo a los lobos, haciendo un gesto con la mano para que se vayan— ¡chuu!


 

No sé si reír o afligirme. Los lobos solo lo quedaban viendo sin expresiones y sin ninguna intención de hacerle caso.


 

—¡Gregory, calma, amigo! —exclamó Chris, ahora acercándose —. Ustedes quédense ahí —murmuro, al parecer era a Vane y a Carla. —Si estos lobos nos quisieran hacer algo ya lo hubieran hecho. Solo están allí, parados sin hacer nada.


 

—Creo que ya encontré la forma de que se vayan —susurró Carolina muy a lo bajo para que no escucharan los demás. La miré interrogante.


 

—¿Como? —cuestione en el mismo tono. Ella se giró a los lobos, al parecer hablándole mentalmente. Me sentía inútil por no escuchar nada, Agh, es que ni eso tengo, no soy loba.


 

—Listo —me dijo. Los lobos empezaron a retroceder, girando para irse.


 

—¿Ven? No pasó nada, son solo unos malditos lobos inofensivos —celebró Gregory, demasiado alto diría yo, cosa que fue muy mal comentario, porque un lobo café se giró a él, empezó a correr hacia él y lo tumbó al suelo, para después posicionarse encima de él y gruñirle. Vane y Carla gritaron de horror.


 

—¡Por Dios, déjalo! —exclamó Carolina acercándose.


 

Era mi primo, mi primo.


 

—¡Maldita sea, suéltalo! —exclame, acercándome también, no podía permitir que le hicieran algo.


 

—¡Tienen lo que quieren, lárguense! —espetó Ale, noté que Will se acercó a ella. Pero yo miraba nublado, no pensaba con claridad, solo miraba a ese enorme lobo estar encima de Gregory, gruñéndole. Miré a ambos lados en busca de algo, al mirar un palo lo suficientemente grueso me acerqué a él y lo tome.


 

Sucedió rápido, no supe cómo, pero estampe el palo en la cabeza del lobo, haciendo que cayera del otro lado, aullando de dolor. Fue un caos despues, porque los demás lobos empezaron a venir hacia nosotras, mostrando sus filosos dientes, dándonos a entender su enfado.


 

Me importó cinco lo que hicieran, me arrodillé junto a Gregory, que al parecer estaba en un estado de shock; lo ayude a ponerse de pie.


 

—¿Estas bien? —le pregunté. Vanesa se apresuró a llegar donde nosotros.


 

—Greg, ¿estás bien? ¿Te hizo daño? —lo inspeccionó, mi primo pareció reaccionar ya que asintió. Ahora me giré a lo demás, donde los lobos se aproximaban donde nosotros. Me posicione a la par de Carolina, Ale, Will, Carla y Chris, quiénes esperaban con terror lo que fuera a pasar.


 

Temia por Carolina y Ale, porque si era necesario ellas se tendrían que convertir, y eso sería lo peor.


 

—¡Deténganse! —les ordenó ella—. ¡Lo haré! ¡Está bien, solo váyanse!


 

Y los lobos se detuvieron, la miraron expectantes, miré con horror a los demás, quiénes miraban la escena incrédulos y confusos.


 

—Si, esta bien —les dijo, bajando la cabeza—. Solo largo.


 

El Alpha se encaminó a ella, mirándola sin parpadear.


 

Carolina negó con la cabeza, pero después cerró los ojos y asintió. Me miró, como queriéndome decir algo con eso, pero no lo entendí. Pronuncie con mis labios la palabras ¿que? Porque no entendía lo que me quería dar a entender.


 

Carolina empezó a caminar junto a Rafael, así que supuse que él le había pedido que se fuera con ella, solo así nos dejaría en paz, y creo que estaba pidiendo ayuda. Me acerqué a Ale.


 

—Ale, tienes que convertirte, tienes que llamar por ayuda —susurre.


 

—¿Como? Me van a ver —negó ella.


 

—Nos encargamos después de eso, pero ahora necesitamos salvarla. Se la llevarán.


 

Lo pensó, pero después asintió, los demás estaban demasiado ingridos en la escena donde Carolina se iba con el lobo, así que ella se fue a la orilla del lago, detrás de unos arbustos y ahí noté que se convirtió. Era una loba enorme, en color café. Ella se apresuró a correr hacia el bosque, y empezó a aullar, varios aullidos pidiendo ayuda.




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