Semanas después...
—Pequeña, estas son las últimas que encontré —Thomas se acercó a la par mía y me abrazó por detrás, entregándome las toallas sanitarias. La cara se me calento—. ¿Están bien así?
—Thomas, te dije que yo iría —le reproche, girándome a él—. Me haces pasar vergüenzas tu —le palmee la cara en un gesto de broma. Cogi el carrito de compras y puse las toallas allí. Llevábamos muchas cosas, entre ellos carne para asar, refrescos, sodas, algunos licores entre otros. Hoy era mi cumpleaños, en las últimas semanas no habíamos recibido nada de amenazas y ni siquiera habíamos visto a Clark merodeando por ahí. Tampoco habíamos sabido nada de Rafael. Tampoco dijeron nada sobre muertos en las noticias.
Desde aquella trágica noche habíamos decidido no meternos más en problemas y estar tranquilas por un tiempo.
—Creo que esto es suficiente, busquemos a los demás y vámonos de aquí —me dijo, ayudándome a llevar el carrito, al doblar en una esquina miramos a Carolina y Kayler besándose, mientras Kenzie elegía algunas cosas. Papas y eso. Nos acercamos a ellos, carraspeando. Los dos tortolitos se separaron.
—¿Ya están listo? Solo estábamos esperando a ustedes —dijo Carolina escondiendo una sonrisa.
—Si, creo que es todo —respondí, mirando de reojo a Kenzie, ya que aún no me hablaba. Odiaba pelear con alguien.
—Bueno, vamos a pagar, tenemos mucho que hacer hoy —intervino Kayler, llevándose el carrito hacia la caja. Lo seguimos, habían varias personas pero no tantas, esperamos hasta que era nuestro turno, los dos ellos pagaron, pusimos las cosas en bolsas y salimos a los autos. El jeep de Kayler estaba estacionado allí nomas, mientras que la Homer de Thomas le seguía. Kenzie se fue con ellos.
—Yube y los demás estaban arreglando todo en la casa de Kayler —anunció mientras encendía el auto—. Después de esto solo nos alístanos y pasamos una tarde genial.
—Está bien —asentí.
Kayler arrancó, seguido de nosotros. Esta vez celebraríamos mi cumpleaños en la casa de Kayler, era más grande y su padre no estaba. Todos estaba allí, es decir Thomas contrato a personas para que limpiaran y arreglaran genial, y también a unas cocineras. Ale, Will, mi hermano y los demás seguían en la casa de Carolina, arreglándose y todo eso, o quizás ya estén en la casa de Kayler solo esperándonos. Creo que lo haríamos en el patio, a pesar de que habían nieve en el suelo no había nevado, sino que estaba un poco soleado hoy. Estaría bien si tomáramos el sol mientras duraba. Lastima que esta vez no pudiéramos bañarnos en el lago.
Atravesamos el pueblo, la preparatoria, hasta llegar al bosque.
—¿Aún tienes el arma? —quiso saber Thomas, mientras su mano estaba entrelazada con la mía, mientras que la otra estaba en el volante.
—Si, aún no sabes lo que puede pasar —respondi—. Es por precaución.
A Thomas no le gustaba que mantuviera el arma que le había quitado a un oficial, pero era mejor estar preparada. Al llegar a casa de Kayler notamos una mesa en el patio, era enorme, tenía cosas de comida encima y los platos estaban puesto, listos para servir. Noté que estaban todos ya, Vane, Carla y los demás. Nos bajamos, Thomas se fue a sacar las bolsas mientras yo me dirigía donde ellos.
—Felicidades, Anne —saludó Vane, dándome un abrazo, seguido de Carla y los demás, deseándome "feliz cumpleaños" mientras que yo solo les respondía con un "Gracias" y una sonrisa. No recuerdo haber pasado mi cumpleaños así, con amigos.
—Felicidades, hermanita —me abrazo Chris—. Te mereces esto —susurro en mi oído—. Ya no seremos solo tú yo, ahora tienes una nueva familia.
Le devolví el abrazo.
—Gracias, Chris —susurre con amor, la verdad estaba muy agradecida y muy feliz por esto. Pero en el fondo sentía que algo me faltaba.
Me separé de Chris, diciéndole que buscaría a Thomas o a Carolina, quiénes supongo estaban adentro. Al entrar a la casa lo primero que me encontré fue a una persona, de pie, con las manos metidas en sus bolsillos delanteros.
—Apolo —susurre su nombre.
Él me sonrió con pesadez.
—Felicidades, Anne —dijo.
¿Había vuelto por mi? Desde hacía semanas que no volvia, desde que me miró besándome con Thomas, así también estaba Connor, pero Connor creo que se fue a otro lugar. No podía estar aquí, eso fue lo que me dijo Carolina.
—Gracias —medio sonreí.
Nos quedamos en silencio por unos segundos, debatiéndome en qué decir o si debería irme o hablar con él, quizás disculparme.
—Apolo, quiero que sepas que...
—Está bien, Anne, no tienes porque darme explicaciones —me interrumpió.
—Pero quiero hacerlo —me acerqué un poco más—. Lo siento, ¿esta bien? Lo siento por todo lo que ha pasado, por no ser sincera contigo ni directa. Thomas apareció Justo en el momento correcto, no sé si es el destino o qué pero ahora estoy con él y... También quiero que estés conmigo, se que encontrarás a esa persona que te hará feliz.
Se sentía libre decir lo que sientes y lo que quieres, de corazón. Apolo merecía conocer a su verdadera mate para que pudiera ser feliz. Quería verlo feliz. Así también podría ser feliz yo.
Apolo no dijo nada, solo se quedó pensativo un momento para después girar sobre sus talones y subir las escaleras. Resoplé, ya que creo que no me había entendido bien, quizás el piensa que yo soy su mate y que sin mí no podrá conocer a nadie más y así.
Me encontré a Thomas saliendo de la cocina.