Sin tiempo

Kira seguía caminando de un lado a otro, tocándose el cabello y murmurando para sí mismo, totalmente concentrado en su "tragedia" personal.

—Es que, ¿lo entienden? —dijo con dramatismo—. ¡El cabello es lo más importante! No es solo un look, es parte de mi identidad. ¿Cómo espera esa lunática que salga a la luz pública con esta vergüenza?

Diaval soltó un graznido bajo, claramente perdiendo la paciencia, mientras Ryuho miraba a Kira con una mezcla de exasperación y lástima.

—Sigue con el cabello —murmuró Ryuho, rodando los ojos.

Mientras Kira seguía en su propio mundo, Lua, desde su rincón, finalmente decidió hablar. Su tono era calmado, pero había una cierta pesadez en sus palabras.

—Danae siempre ha estado aquí —dijo sin preámbulos, captando la atención de los demás—. Desde que estamos encerrados, ella también duerme en la bóveda.

Los demás niños se giraron hacia Lua, sorprendidos por la revelación. Danae, siempre tan fría y distante, no parecía el tipo de persona que compartiría su espacio con prisioneros como ellos.

—¿Duerme aquí con ustedes? —preguntó Hiroshi, levantando una ceja incrédulo—. ¿Como si fuera una prisionera también?

Lua asintió levemente, sin apartar la vista de Danae, quien ahora inspeccionaba las cajas de armas como si no le importara que la estuvieran discutiendo.

—No siempre, pero la mayoría de las noches. Se queda con nosotros. No sé si está aquí como prisionera o por voluntad propia, pero lo que es seguro es que está igual de atrapada que nosotros.

—Eso es raro —comentó Diaval, su mirada recorriendo a Danae—. Si trabaja para Julián, ¿por qué estaría aquí?

Lua suspiró antes de responder, claramente incómoda por el tema.

—No sé los detalles. Solo sé que ella nunca se va realmente. No la hemos visto afuera de la bóveda más que para hacer el trabajo de Julián. Siempre vuelve aquí.

Kira, que había estado ajeno a la conversación hasta entonces, dejó de quejarse por un segundo y se giró hacia los demás con una expresión casi seria, aunque no pudo resistir añadir un toque dramático.

—Bueno, dormir en una bóveda no es precisamente mi idea de comodidad, pero cada uno tiene sus rarezas —dijo, encogiéndose de hombros.

Ryuho bufó, sin saber si reírse o sentirse más preocupado por todo lo que estaban descubriendo.

—Esto no tiene ningún sentido. ¿Por qué Danae haría eso? —preguntó Hiroshi, claramente confundido.

—No lo sé —admitió Lua—. Pero hay algo en ella... algo que no sabemos.

Kira, que parecía recuperado de su crisis capilar, de repente sacó una gorra de la nada, como si fuera un truco de magia, y se la colocó en la cabeza con exagerada gracia.

—Bueno, bueno, ¿saben qué pienso? —dijo con un tono más ligero—. Danae está completamente ciega. Solo sigue a Julián porque es atractivo. No hay otra explicación para alguien que parece tan dispuesta a hacer todo lo que él diga.

Los demás lo miraron, algo sorprendidos por su comentario. Aunque Kira siempre solía bromear, esta vez sus palabras tenían un toque de verdad que resultaba difícil de ignorar.

Diaval ladeó la cabeza, intrigado.

—¿Ciega? —preguntó con curiosidad—. ¿Eso crees?

Kira asintió con una expresión de falsa seriedad, mientras ajustaba su gorra.

—Totalmente. Julián tiene esa sonrisa, esa postura de líder que algunas personas simplemente no pueden resistir. ¡Pero está claro que la pobre Danae ha caído en la trampa! Es la clásica historia de "me enamoré del jefe", ¿no lo ven?

Antes de que los otros pudieran procesar del todo las palabras de Kira, Lua intervino. Se había quedado observando en silencio hasta ese momento, pero ahora soltó un leve suspiro.

—Puede que tengas razón —admitió Lua, su voz calmada y meditabunda—. Danae probablemente siente algo por Julián, algo que va más allá de la lealtad. Su forma de actuar, su frialdad con nosotros y su dedicación hacia él... tiene sentido si lo ves desde esa perspectiva. Siente atracción por él, y eso explica por qué es tan… obediente.

Diaval parpadeó, sorprendido.

—¿Atracción? —preguntó—. No me esperaba eso. Siempre parece tan... distante.

Lua asintió lentamente, sin apartar la mirada de Danae, que seguía al fondo de la bóveda, ajena a la conversación.

—Es lo que creo. Julián tiene una influencia sobre ella, pero no solo por su posición. Hay algo más personal. Es difícil de explicar, pero... su forma de ser cambia cuando está cerca de él, como si todo lo demás no importara.

Kira, encantado de que su comentario hubiera provocado esta discusión, se cruzó de brazos con una sonrisa de suficiencia.

—¡Lo sabía! —exclamó—. Y no me sorprendería si ella está haciendo todo esto solo para impresionarlo. ¡Es una historia clásica de amor no correspondido!

Ryuho, que hasta ese momento había estado en silencio, miró a Kira con escepticismo.

—No estoy seguro de si esto es una comedia romántica o un drama —murmuró—, pero hay algo raro aquí, eso está claro.

Los espíritus intercambiaron miradas, tratando de procesar lo que acababan de discutir. Aunque la idea de que Danae estuviera cegada por sus sentimientos hacia Julián era inquietante, también empezaba a aclarar muchas de sus acciones.

Los espíritus, uno por uno, comenzaron a transformarse de nuevo en sus formas humanas, sus cuerpos cambiando en una nube de sombras y destellos de energía. Pronto, estaban de pie, pequeños niños una vez más, cada uno con expresiones tensas y preocupadas.

Diaval fue el primero en hablar, su mirada oscura y calculadora. Se pasó una mano por el cabello, aún pensando en la conversación que acababan de tener sobre Danae y Julián. Su mirada se desvió hacia Kira, quien estaba entretenido jugando con el borde de su gorra.

—Tal vez... necesitamos ayuda —dijo Diaval, su voz calmada pero firme. Sin embargo, antes de que los demás pudieran reaccionar, agregó—. Pero no de Danae.

El comentario hizo que todos se giraran hacia él, sorprendidos por su afirmación. Natter, aún con su expresión siempre seria, miró a Diaval con curiosidad, mientras Hiroshi simplemente bostezaba, como si nada de esto fuera realmente nuevo para él.