Escape del Reflector

Un nuevo mundo

Lance había decidido que sería una buena idea llevar a Oliver y Gemma al estudio donde comenzaría a trabajar en la nueva producción. Creía que una experiencia compartida podría ayudar a reducir la tensión que había crecido entre ellos y permitirles convivir en un ambiente diferente.

El estudio era un edificio grande y moderno, lleno de actividad y energía creativa. Al entrar, Lance no podía evitar sentirse emocionado por la oportunidad que tenía ante sí, mientras que Gemma, con sus ojos dorados brillando de emoción, observaba todo a su alrededor con asombro.

—¡Este lugar es increíble! —exclamó Gemma, corriendo hacia una de las paredes donde colgaban pósteres de producciones anteriores—. ¡Mira todas estas imágenes, Lance!

Lance sonrió, contento de ver a Gemma tan emocionada. Mientras tanto, Oliver caminaba detrás de ellos, observando el lugar con un aire de desinterés. Aunque el estudio era impresionante, Oliver no podía dejar de sentir que todo esto era simplemente otra cosa más que lo mantenía alejado de su hermano.

—Sí, es un lugar interesante —murmuró Oliver, sin mucho entusiasmo, mientras seguía caminando detrás de Lance y Gemma.

A medida que avanzaban por los pasillos del estudio, saludaron a varios miembros del equipo de producción. Lance se tomó el tiempo para presentarle a Gemma y Oliver a algunos de sus futuros colegas, tratando de incluirlos en su mundo.

—Este es mi hermano, Oliver, y esta es Gemma —dijo Lance con una sonrisa, mientras hacía las presentaciones—. Quería que vieran un poco del lugar donde estaré trabajando.

Los colegas de Lance los saludaron amablemente, aunque la mayoría de la atención se centró en Lance y en su nuevo rol. Oliver se mantuvo en silencio, sintiéndose cada vez más como un espectador en la vida de su hermano. Sin embargo, mientras avanzaban, algo captó su atención.

En una de las oficinas, Oliver notó a una chica de cabello rosa, que parecía tener alrededor de 11 años. Ella estaba ocupada organizando algunos papeles y parecía ser una asistente en el lugar. Su aspecto era peculiar y llamativo, y Oliver no pudo evitar quedarse mirándola por un momento. Había algo en ella que lo intrigaba, aunque no podía precisar exactamente qué era.

La chica levantó la vista y, al notar que Oliver la estaba observando, le sonrió tímidamente antes de volver a su trabajo. Oliver, que rara vez se sentía atraído por lo que lo rodeaba, sintió una extraña curiosidad hacia ella. No era común que alguien captara su atención de esa manera, y eso lo dejó pensativo.

Gemma, que había estado observando el intercambio desde la distancia, se acercó a Oliver con una sonrisa traviesa.

—¿Te gusta este lugar ahora? —preguntó con una sonrisa, notando el interés de Oliver por la chica de cabello rosa—. Me parece que te llamó la atención algo... o alguien.

Oliver, aún con la mirada en la chica, se encogió de hombros, tratando de actuar indiferente.

—No es nada, solo que… este lugar es diferente a lo que esperaba —respondió, mientras desviaba la mirada de la chica y continuaba siguiendo a Lance.

Sin embargo, el pensamiento de la chica de cabello rosa se quedó en su mente mientras recorrían el estudio. Oliver no estaba seguro de por qué se sentía tan intrigado, pero la sensación de que había algo más detrás de esa simple interacción no lo abandonaba.

A medida que el día avanzaba, Lance continuó mostrándoles las instalaciones y hablando con entusiasmo sobre su nuevo trabajo. Gemma seguía fascinada por todo lo que veía, explorando cada rincón con curiosidad infantil. Oliver, por otro lado, se encontraba dividido entre su desinterés por el estudio y la extraña curiosidad que sentía por la chica que había visto.

Finalmente, cuando el recorrido llegó a su fin, Lance se volvió hacia Oliver y Gemma con una sonrisa.

—Gracias por acompañarme hoy. Quería que vieran dónde estaré trabajando y que entiendan por qué esto es tan importante para mí.

Gemma asintió con entusiasmo.

—¡Me encantó! Este lugar es tan divertido y lleno de energía. Estoy segura de que harás un trabajo increíble, Lance.

Oliver, sin embargo, solo respondió con un asentimiento breve, todavía perdido en sus pensamientos sobre la chica del cabello rosa. Mientras salían del estudio, no podía evitar preguntarse si volvería a verla y qué era lo que tanto lo había intrigado de ella.

El día en el estudio había sido revelador en más de un sentido

Al día siguiente, Oliver no pudo quitarse de la cabeza a la chica de cabello rosa que había visto en el estudio. Había algo en ella, algo más allá de su apariencia llamativa, que lo había dejado intrigado. Decidido a satisfacer su curiosidad, Oliver volvió al estudio con Lance y Gemma, pero esta vez tenía una misión en mente.

Después de que Lance y Gemma se ocuparon explorando otra área del estudio, Oliver se separó de ellos en silencio y se dirigió hacia la oficina donde había visto a la chica la vez anterior. Allí estaba, trabajando con la misma concentración, organizando papeles en un escritorio.

Oliver se acercó con pasos cautelosos, deteniéndose a una distancia prudente antes de hablar.

—Oye... ¿puedo hacerte una pregunta? —dijo, intentando no parecer demasiado curioso.

La chica levantó la mirada, sus ojos de un color vibrante que hacía juego con su cabello rosa, y lo miró con una mezcla de sorpresa y curiosidad.

—Claro, ¿qué necesitas? —respondió, su voz suave pero firme.

Oliver se quedó un momento observándola, intentando entender cómo alguien de su edad podía estar tan enfocado en un trabajo en un lugar como este.

—Me preguntaba… ¿cuántos años tienes? —inquirió Oliver, todavía tratando de entender lo que lo atraía hacia ella.

La chica lo miró un segundo, evaluando si debía responder, antes de sonreír levemente.

—Tengo 11 años —respondió, volviendo su atención a los papeles, como si fuera la cosa más natural del mundo.




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