Oliver y Lance se sentaron en la sala de su nuevo hogar, discutiendo los planes futuros de Oliver. La televisión estaba encendida de fondo, pero ninguno de los dos le prestaba atención mientras hablaban.
—Lance, he estado pensando —comenzó Oliver, con un tono serio. —Quiero seguir avanzando en la actuación, pero últimamente mucha gente me ha contactado para hacer trabajos de modelo. No sé si debería tomar esos trabajos o seguir enfocándome solo en la actuación.
Lance, que estaba revisando unos guiones en la mesa, levantó la vista hacia su hermano menor. —Entiendo que sea frustrante, pero modelar también puede abrirte puertas. Podrías considerarlo una oportunidad para diversificarte, no una distracción.
Oliver suspiró, apoyando la cabeza en sus manos. —Lo sé, pero siento que no es suficiente. Quiero ser tan bueno como tú, o incluso mejor, y no sé si estar modelando me ayudará a lograrlo.
Lance sonrió levemente, entendiendo el dilema de su hermano. —No se trata solo de seguir un camino, Oliver. Puedes encontrar maneras de destacar en ambos. Además, no debes verte a ti mismo en comparación conmigo. Eres único, y eso es lo que deberías explotar.
Mientras los dos hermanos continuaban su conversación, la niña, que estaba sentada en el suelo jugando con un juguete, miró la televisión. Algo en la pantalla captó su atención. En el programa que estaban transmitiendo, una persona parecía estar realizando un truco, haciendo levitar una esfera de agua en el aire. Los ojos de la niña se agrandaron mientras observaba la escena con fascinación.
—Lance, Oliver —llamó con su voz suave, señalando la pantalla. —¡Miren eso!
Los hermanos giraron la cabeza hacia la televisión. Oliver frunció el ceño, mientras que Lance parecía más curioso.
—¿Qué está haciendo? —preguntó la niña, sin apartar la vista de la pantalla. —¿Es como yo?
Lance intercambió una mirada con Oliver antes de arrodillarse junto a la niña. —No lo sé, Gemma —respondió con cautela, usando el nombre que él siempre le daba. —Podría ser solo un truco, algo que la gente hace para entretener.
Pero la niña no estaba convencida. La posibilidad de que hubiera más personas como ella, capaces de hacer cosas increíbles, se había plantado en su mente. Mientras la escena en la televisión cambiaba, ella siguió pensando en lo que había visto, preguntándose si algún día podría encontrarse con alguien que compartiera sus habilidades.
Oliver, por su parte, observaba a la niña con una mezcla de preocupación y curiosidad. Si realmente había más personas como ella, podría significar tanto una oportunidad como un riesgo. Pero lo que no podía ignorar era la chispa de esperanza en los ojos de Gemma, una chispa que rara vez había visto en ella.
—Vamos, Gemma, es solo un truco —dijo Oliver, intentando restarle importancia, aunque no podía sacarse de la cabeza la posibilidad de que la niña pudiera estar en lo cierto.
Mientras Oliver observaba a la niña fascinarse con el truco de levitación en la televisión, una idea comenzó a formarse en su mente. Si ella tenía esas habilidades, tal vez podrían aprovecharlas de una manera que nadie sospechara. Podría ser el medio perfecto para ganar notoriedad, incluso dinero, sin que nadie descubriera su verdadero origen o poder.
La posibilidad lo intrigó. Si Gemma se mostraba al público como alguien que simplemente realizaba trucos, podría ganarse a la gente sin levantar sospechas. Tal vez, con el tiempo, podrían usar su fama para impulsar sus propias carreras.
“Podría funcionar,” pensó Oliver, sin dejar de mirar a la niña. Mientras imaginaba las posibilidades, una leve sonrisa se dibujó en su rostro. Quizá, después de todo, la respuesta para alcanzar lo que quería estaba justo frente a él.
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Oliver llevaba días planeando cómo llevar a cabo su idea sin que Lance lo descubriera. Sabía que su hermano no aprobaría que usara las habilidades de Gemma para obtener beneficios, pero la tentación de poner en práctica su plan era demasiado fuerte. Así que, una tarde en la que Lance estaba ocupado en el estudio, Oliver decidió actuar.
—Vamos a dar un paseo, Fer —dijo Oliver, usando el nombre que solo él le daba a la niña. Gemma lo miró con curiosidad, pero no dudó en seguirlo. Estaba emocionada de salir con Oliver, algo que rara vez hacían juntos.
Con cuidado, Oliver la guió por las calles de la ciudad, manteniéndose en las sombras y alejándose de los lugares que Lance solía frecuentar. Llegaron a una plaza en el centro de la ciudad, un lugar donde los artistas callejeros a menudo mostraban sus habilidades a cambio de algunas monedas.
Oliver miró a Gemma con una sonrisa tranquila, pero había una chispa de emoción en sus ojos. —Quiero que hagas lo que vimos en la televisión, ¿recuerdas? La levitación del agua. Quiero que lo intentes aquí, para que la gente vea lo increíble que eres.
Gemma lo miró, un poco insegura. —¿Y si Lance se enoja?
—No te preocupes por Lance —respondió Oliver rápidamente. —Esto es solo entre tú y yo. Nadie más tiene que saberlo.
A pesar de su duda inicial, Gemma asintió. Siempre había querido complacer a Oliver, y esta parecía ser una buena manera de hacerlo. Con un leve movimiento de sus manos, concentró su energía y comenzó a levantar el agua de una fuente cercana, haciéndola girar en el aire en pequeñas esferas brillantes.
Las personas que pasaban se detuvieron, sorprendidas por el espectáculo. Algunos comenzaron a aplaudir, impresionados por lo que creían que era un truco bien ejecutado. Otros sacaron sus teléfonos para grabar, asombrados por lo que veían.
Oliver observaba desde un lado, satisfecho con los resultados. Sabía que esto solo era el principio. Con un poco más de práctica, Gemma podría hacer cosas aún más sorprendentes, y la gente pagaría por verlas.
Mientras Gemma seguía mostrando sus habilidades, Oliver no podía evitar pensar en el futuro. Imaginaba el dinero que podrían ganar, la fama que podrían alcanzar, y cómo finalmente él podría sobresalir en un mundo que parecía inclinarse siempre a favor de Lance.