Escape del Reflector

Oportunidad

Oliver, aún con la reciente reprimenda de Lance en mente, no podía dejar de pensar en el video de Gemma y la inesperada popularidad que había generado. Sentía una mezcla de emoción y ambición, sabiendo que estaba a un paso de algo grande. Mientras caminaba por las calles de la ciudad, perdido en sus pensamientos, algo llamó su atención a lo lejos.

Una multitud se había reunido en una plaza, creando un bullicio que capturó la curiosidad de Oliver. Se acercó para ver de qué se trataba, empujando entre la gente hasta llegar al frente. Ahí, en el centro de la plaza, un hombre vestido con un traje extravagante y un sombrero alto estaba anunciando el próximo espectáculo de su circo. Las coloridas pancartas a su alrededor mostraban imágenes de seres extraños y sorprendentes: personas con habilidades inusuales, criaturas raras, y toda clase de fenómenos que parecían sacados de una pesadilla.

El hombre, que se presentó como el aclamado maestro de ceremonias de un "freak show", hablaba con entusiasmo, atrayendo la atención del público con promesas de un espectáculo único en su tipo. Describía a los artistas del show como "maravillas de la naturaleza", seres extraordinarios que desafiaban toda lógica y desbordaban asombro.

Oliver observó todo con creciente interés. Mientras escuchaba al promotor, no pudo evitar pensar en Gemma y en cómo podría encajar en ese espectáculo. En su mente, la imagen de Gemma mostrando sus habilidades frente a una multitud lo llenaba de emoción. Si pudiera convencer al promotor de incluirla en el show, Gemma no solo seguiría ganando popularidad, sino que también podrían obtener ingresos considerables. Para Oliver, esto representaba una oportunidad perfecta para aprovechar el don de la niña.

Después de que el promotor terminó su presentación, Oliver esperó a que la multitud se dispersara un poco antes de acercarse a él.

—Disculpe, señor —dijo Oliver, llamando la atención del hombre. El promotor lo miró con una ceja levantada, evaluándolo rápidamente. —Me preguntaba… ¿qué clase de talentos busca para su espectáculo?

El hombre sonrió, un destello de astucia en sus ojos. —Buscamos lo que nadie más tiene, muchacho. Habilidades únicas, apariencias que desafíen lo ordinario. Cosas que hagan que la gente no pueda apartar la mirada, aunque quieran.

Oliver asintió lentamente, ya decidido. —Creo que tengo algo que le interesaría. Una niña con habilidades que no ha visto en ningún otro lugar. Podría ser la estrella de su espectáculo.

El promotor lo observó con renovado interés, aunque su sonrisa se mantuvo cautelosa. —¿De qué tipo de habilidades estamos hablando?

Oliver bajó la voz, consciente de que esto requería delicadeza. —Puede hacer cosas sorprendentes, cosas que parecen magia. Si está interesado, puedo organizar una demostración. Solo necesita verla para entenderlo.

El hombre pareció intrigado, pero no estaba dispuesto a dar su aprobación tan fácilmente. —Trae a la niña, muchacho. Si realmente es tan especial como dices, puede que tengamos un trato. Pero te advierto, esto no es un juego. Lo que ofrezco puede ser peligroso si no sabes manejarlo.

Oliver sonrió con confianza. —No se preocupe, señor. Sé lo que hago.

Con un último apretón de manos, Oliver se alejó de la plaza, su mente ya trabajando en cómo podría convencer a Gemma de participar. Sabía que tendría que ser cuidadoso para que Lance no sospechara nada, pero estaba dispuesto a correr el riesgo. La oportunidad de poner a Gemma en el centro de atención y, al mismo tiempo, ganar algo de poder y dinero, era demasiado buena para dejarla pasar.

La tarde caía lentamente sobre la ciudad cuando Oliver, con determinación en sus ojos, decidió que era el momento perfecto para llevar a Gemma al espectáculo. Había planificado todo con cuidado, asegurándose de que Lance estuviera ocupado y no sospechara de sus intenciones. Había llegado el momento de hacer realidad sus ambiciones.

Gemma estaba jugando en la sala, entretenida con sus propios trucos mágicos, cuando Oliver se acercó con una sonrisa que intentaba parecer tranquila.

—Fer —la llamó suavemente, aunque sabía que Lance odiaba que la llamara así—, ¿quieres dar un paseo conmigo? Hay algo increíble que quiero mostrarte.

La niña levantó la vista, sus ojos dorados brillando con curiosidad. Aunque el apodo que Oliver usaba no le gustaba tanto como el que le había dado Lance, siempre sentía una especie de emoción cuando él le proponía hacer algo.

—¿A dónde vamos? —preguntó, mientras dejaba de lado lo que estaba haciendo.

—Es una sorpresa —respondió Oliver, tomando su chaqueta—. Pero te prometo que te va a encantar.

Gemma asintió y se levantó, siguiéndolo hacia la puerta. Sin embargo, antes de que pudieran salir, la puerta principal se abrió de golpe, revelando a Lance, quien los miraba con una mezcla de sorpresa y sospecha.

—¿Adónde creen que van? —preguntó, con el ceño fruncido.

Oliver sintió cómo su corazón se aceleraba. Intentó mantener la calma, pero era evidente que Lance no se iba a dejar engañar tan fácilmente.

—Solo íbamos a dar un paseo por la ciudad —respondió Oliver, fingiendo inocencia—. No es nada del otro mundo.

Lance no pareció convencido. Dio un paso hacia adelante, bloqueando la salida con su cuerpo.

—¿A estas horas? —preguntó, mirando a Oliver con severidad—. Sabes muy bien que Gemma no puede estar por ahí sin que la reconozcan. ¿Qué estabas planeando, Oliver?

Oliver apretó los dientes, sintiendo cómo su frustración crecía. No podía permitir que Lance arruinara sus planes.

—No es asunto tuyo —replicó con dureza—. Estoy cansado de que siempre quieras controlar todo lo que hago. Gemma no es tuya, no tienes derecho a decidir sobre ella.

Lance retrocedió un poco, sorprendido por la agresividad en la voz de su hermano. Pero en lugar de ceder, su mirada se endureció.

—No permitiré que la uses para tus propios intereses, Oliver. Sabes que ella no está aquí para ser un espectáculo. Si crees que puedes manipularla para ganar algo de dinero o fama, estás muy equivocado.




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