Al entrar a la casa en medio de la madrugada, la niña se movía con cautela, intentando evitar cualquier ruido que pudiera alertar a Oliver. Su corazón palpitaba con fuerza mientras exploraba en busca de sus pertenencias. Sin embargo, se encontró con una puerta cerrada que nunca había visto antes. La curiosidad la llevó a acercarse, sintiendo una extraña atracción hacia lo que podría haber dentro.
La puerta estaba ligeramente entreabierta, como si alguien hubiera intentado cerrarla rápidamente. Ella respiró hondo y empujó la puerta con cuidado, sintiendo cómo crujía levemente. La habitación estaba oscura, y a medida que sus ojos se acostumbraban a la penumbra, pudo distinguir la silueta de muebles cubiertos de polvo y una atmósfera de abandono.
Mientras exploraba, notó un viejo baúl en un rincón. Se acercó, sintiendo que algo en su interior la llamaba. Con un poco de esfuerzo, logró abrir el baúl, y en su interior encontró una colección de objetos: viejas fotografías, cartas y algunos juguetes. Uno de los juguetes era un pequeño cuervo de peluche que le pareció familiar.
A medida que revisaba los objetos, la niña comenzó a sentir recuerdos flotando en su mente, destellos de un pasado que había sido borrado. Una carta cayó al suelo, y al recogerla, leyó palabras de amor y nostalgia que resonaban con su corazón. Parecía estar escrita por Lance, llena de promesas y sueños compartidos.
En ese momento, las emociones comenzaron a abrumarla. La tristeza por la pérdida de su amigo, la frustración por su situación actual, y el deseo de recuperar su libertad. Mientras absorbía todo lo que había encontrado, comprendió que este espacio podía contener más que solo recuerdos; tal vez era un refugio donde aún podía encontrar algo de esperanza.
Pero el sonido de pasos en el pasillo la hizo entrar en pánico. Sabía que no tenía tiempo que perder. Con el corazón acelerado, rápidamente guardó el cuervo de peluche y las cartas en su abrigo y se preparó para salir de la habitación antes de que Oliver la encontrara. La decisión de regresar a su vida y enfrentarlo estaba tomando forma en su mente, y aunque la incertidumbre la asustaba, un pequeño rayo de valentía comenzó a surgir en su interior.
Cuando la niña pisó el trozo de tela, un escalofrío recorrió su cuerpo. Al bajar la mirada, vio que la tela estaba manchada de sangre. El color rojo oscuro despertó algo en su mente, y de repente, todo se oscureció. Los recuerdos, que habían sido borrados por Oliver, comenzaron a golpearla como flashes incesantes, muy parecidos a los de las cámaras que la habían seguido durante tanto tiempo.
El rostro de Iván apareció en su mente, su risa inocente, su pequeña mano aferrada a la suya. Luego, el recuerdo del día en que escaparon juntos, de cómo prometió cuidarlo. Pero después, el grito desesperado de Iván, las súplicas, y finalmente, el silencio... seguido de la sangre bajo la puerta. Todo volvía de golpe, tan vívido como si estuviera sucediendo en ese momento.
La niña, con los ojos muy abiertos y respirando con dificultad, se tambaleó hacia atrás, sosteniéndose contra la pared mientras los recuerdos seguían desbordándola. El dolor de las memorias suprimidas era insoportable. El abuso de Oliver, la manipulación, el control que ejercía sobre ella... y, sobre todo, el vacío que había sentido desde la muerte de Iván, un vacío que había sido sellado por la magia de Oliver.
Sus manos temblaban mientras intentaba apartarse de la mancha ensangrentada, pero su mente no dejaba de recrear el momento en que encontró a Iván... el último recuerdo antes de que Oliver borrara todo. El llanto de Iván resonaba en su cabeza, mezclándose con las voces y órdenes de Oliver. Quería gritar, correr, escapar, pero estaba atrapada, congelada por el horror de lo que ahora recordaba.
Sabía que no podía quedarse allí. Tenía que huir, tenía que enfrentarse a Oliver antes de que él la destruyera por completo. Las lágrimas comenzaron a rodar por sus mejillas mientras intentaba recomponerse, aferrándose al cuervo de peluche como su única fuente de consuelo. Con renovada determinación, recogió los fragmentos de su coraje roto. Ya no podía permitir que Oliver la controlara. Era hora de luchar por su libertad, por Iván y por el pasado que él le había arrebatado.
Mientras las memorias seguían llegando por todos lados.
La revelación golpeó a la niña con una fuerza devastadora. Desde los 10 hasta los 14 años, había sido manipulada, utilizada como un objeto sin voluntad propia. Ahora, con los recuerdos restaurados, la verdad era imposible de ignorar: Oliver, la persona en la que había confiado ciegamente, no era solo un tirano, era un monstruo.
Oliver no solo la había controlado, sino que había asesinado a su propio hermano, Lance, sin que nadie lo supiera. Había borrado cualquier rastro de su existencia para evitar que alguien supiera la verdad, manipulando la mente de la niña para que olvidara a Lance y todo lo que representaba. Y lo peor de todo: había matado a Iván, un niño inocente, solo porque él se había convertido en una distracción para ella. La sangre bajo la puerta, los gritos que ella no podía recordar antes, todo encajaba ahora.
La niña sentía náuseas. Su piel se erizaba mientras sus pensamientos la atormentaban. Había vivido bajo el techo de un asesino, y no solo eso, Oliver había controlado cada aspecto de su vida, utilizándola para su beneficio, mostrándola al mundo como si fuera una marioneta a la que él manejaba a su antojo. El dolor y la ira la consumían.
Ya no era una niña. Había pasado cuatro largos años siendo esclava de alguien que no tenía límites. Las cicatrices emocionales eran profundas, pero ahora su mente era clara. Sabía lo que debía hacer. Oliver era peligroso, no solo para ella, sino para cualquiera que estuviera a su alrededor. Y si no encontraba la forma de liberarse, su destino sería aún peor.
Con determinación en sus ojos, la niña salió del sótano y comenzó a trazar su plan. Sabía que Oliver no la dejaría ir tan fácilmente, pero ya no tenía miedo. Era hora de hacerle frente. Tendría que usar su magia, las habilidades que había perfeccionado bajo la tiranía de Oliver, pero esta vez, las usaría contra él.