El gran muro blanco se alzaba en el horizonte. Su gran envergadura no dejaba indiferente a nadie que lo observase; la cordillera de los Andes estaba ahí desde antes que el hombre y probablemente seguiría estando mucho después de la desaparición de este.
Tiempo después de la formación de la confederación de naciones de América del Sur, mejor conocida como CONASUR, durante el tratado de Malvinas se acordó la creación de una cárcel de máxima seguridad inexpugnable: la prisión confederada de los Andes.
La fortaleza ofrecía dos obstáculos para quienes quisieran fugarse: estaba completamente automatizada y la electrónica revestida en una aleación de titanio y grafeno, lo que hacía prácticamente imposible violar la seguridad. En segundo lugar, de lograr escapar, los prófugos debían sobrevivir a 150 kilómetros de montañas nevadas. A cincuenta años de su fundación nadie había logrado escapar de Nueva Alcatraz.
Hasta que apareció un grupo de hombres que lo consiguió...
Editado: 02.07.2018