Escapemos juntos

Capítulo 2

Llevaba ya algunos días en esta casa; había permanecido aquí por una orden, una especie de prueba en la que debía quedarme con esta familia a lo largo de un tiempo, probablemente indefinido, para ver cómo se daban las cosas; es decir, cómo me relacionaba con ellos, y si era factible una adopción en un futuro.

No quería, ni al principio ni ahora. No me era agradable permanecer aquí, con unos completos desconocidos que no se cansaban de mirarme con lástima, y tratarme como si fuera una intrusa. Objeté, sí, pero no sirvió de nada, y por razones más allá de mis fuerzas, al final,  acepté.

La idea era permanecer aquí solo el tiempo necesario, unos cuantos meses, y la historia de buscar familia así como de vivir en un internado, se habría acabado.

Comenzaba a aburrirme. Desde que llegué, en esta casa no se hacían más que reuniones y cenas con familias ricas y acomodadas. Conocía ya todas las catedrales del país, , y eso que vivíamos en un pequeño pueblo del este, alejado de la capital (lo quedaba a entender que estas personas en realidad tenían demasiado dinero); y por lo tanto, no usaba más que lo que me obligaban a llevar: vestidos ostentosos y peinados que no se quedaban atrás, siempre con una postura formal y educada, "el porte de una señorita"; obligada atener modales y a fingir una clase que, naturalmente, no tenía. Y todo por complacerlas.

La primera semana 




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