Sentada en el suelo aún pegajoso, miro los cuerpos a mi alrededor, desconcertada. Por suerte, el efecto del conjuro de grasa empieza a desvanecerse
¿Pero cómo hemos llegado a esto?
Echo un vistazo rápido a mis amigas. A simple vista no parecen heridas. Lyra se está moviendo para recoger el arco, y Ceres permanece de pie ante el cadáver de Aruma, contemplándolo en silencio.
- ¿Estáis todas bien? - pregunto mientras intento incorporarme.
Una punzada de dolor en el costado me hace trastabillar y vuelvo a dejarme caer al suelo. Malditos proyectiles. Se está disipando el subidón de adrenalina y empiezo a notar mis magulladuras. Lyra corre hacia mí y se arrodilla a mi lado.
- Nosotras sí, pero parece que tú no tanto- Me mira con preocupación.
- Parece peor de lo que es, no te preocupes- trato de tranquilizarla-. Enseguida estaré bien.
Cierro los ojos y coloco una mano sobre mi costado, en el punto donde siento el dolor. Me concentro y murmuro una oración:
-Mi señor Pelor, que tu luz sane esta herida.
Una oleada de fe inquebrantable inunda mi pecho cuando mi mano comienza a brillar con una cálida luz, iluminando el patio en penumbras. Un calor reconfortante recorre mi cuerpo y el dolor cede al instante.
- ¡Vaya, qué truco más útil! - bromea Lyra poniéndose de pie y tendiéndome una mano.
-Yo no lo llamaría un truco- respondo aceptando su ayuda para levantarme-. Pero sí, es muy útil.
- No parece que Elana esté aquí- comenta Ceres, asomándose al cobertizo en ruinas.
- No lo creo. Seguramente nunca ha estado aquí- apunto mientras enfundo la maza y cuelgo el escudo a mi espalda-. Solo la han usado de señuelo. ¿Pero por qué?
- ¿En qué demonios se habrá metido? - resopla Lyra-. Porque sea lo que sea, nos ha metido a nosotras también hasta el cuello.
- Y ¿Quién es esta gente? - pregunta Ceres mientras se acuclilla al lado del mago, comprobando su pulso.
A continuación, la veo rebuscar entre su ropa ensangrentada y sacar una pequeña bolsa de cuero. La abre para inspeccionar su contenido, y ante mi estupor, se la guarda.
- ¿Qué? No me mires así. Está muerto, no le va a hacer ninguna falta el oro- se justifica.
- Tiene razón, Diana- interviene Lyra-. Además, igual encontramos algo que nos sea útil.
No les falta razón. Necesitamos alguna pista y ya están muertos. Aun así, me parece una falta de respeto a los difuntos, por mucho que nos hayan intentado matar.
- Está bien- cedo finalmente, acercándome al semiorco con cierto recelo, mientras Lyra se inclina sobre el cuerpo de Aruma.
El semiorco yace en el suelo con el cuello torcido en una postura antinatural y el cráneo hundido por el golpe de mi maza. Va vestido con unos bombachos ligeros y un chaleco de cuero sin cordones. Aparentemente, no lleva bolsillos, pero aun así palpo por encima de la ropa a la búsqueda de alguna pista. No parece que tenga nada.
- ¡Lo tengo! O eso creo…- celebra Lyra, acercándose a Ceres con un papel en la mano y mostrándoselo.
- “Esta noche, nuestro cliente, enviará a los objetivos a la casa abandonada de la que hablamos, en los arrabales.”- lee Ceres en voz alta- “Debéis aseguraros de que son la LERDA. No os olvidéis las pruebas: una maraca, un colgante de Pelor y una daga. Sin ellas no hay recompensa”.
- ¿Lo firma alguien? -pregunto acercándome a ellas.
- No- responde Lyra
- Pero está sellada – Ceres nos muestra la nota y señala-. Mirad.
En una esquina de la nota, hay un sello, similar al que usan algunos gremios o asociaciones. El diseño es muy simple: un círculo en cuyo centro se distingue la huella de una bota.
- ¿Lo reconocéis? – Pregunto mientras Ceres se lo muestra a Lyra.
Esta se rasca la cabeza, pensativa.
- Que yo sepa, no pertenece a ningún grupo de bardos ni a los principales gremios comerciales o militares…
- Yo tampoco lo reconozco- admite Ceres fijándose en el sello-. Pero lo que está claro, es que sean quienes sean, nos querían muertas
- ¿Y ahora que hacemos? – se pregunta Lyra, cruzándose de brazos.
- Lo primero, averiguar quien nos quiere muertas y que tiene que ver Elana en todo esto- Respondo observando los cuerpos a nuestro alrededor.
- De eso me encargo yo. Tengo contactos en los Ojos Grises que tal vez nos puedan ayudar. Pero necesitaré un par de días. - Dice Ceres mientras se guarda la nota en el bolsillo.
- Esta bien- asiento- por algún lugar tenemos que empezar.
- ¿Está bien? ¿Y qué hacemos nosotras mientras? - pregunta Lyra alarmada- ¿os recuerdo que esta gente quería matarnos?
- No creo que nadie empiece a hacer preguntas sobre lo que ha pasado aquí, hasta mañana. Eso nos da unas cuantas horas de ventaja. Mientras tanto, lo mejor será que os escondáis-. responde Ceres.
- Dudo que nadie esté tan loco como para entrar al templo de Pelor con intención de matarme. Es un lugar seguro. Puedes quedarte conmigo, Lyra- le ofrezco.
#4086 en Fantasía
#4806 en Otros
#641 en Aventura
aventura fantasia, aventura amigos, fantasia epica investigacion
Editado: 13.10.2025