Escarlata Rebelde

14.Ceres

Han sido un par de días moviditos, pero han dado sus frutos. Durvan nunca defrauda. En menos de dos horas tenía lo que necesitaba. Suerte del oro que llevaba el mago encima. En este mundillo los favores nunca son gratis. Y menos aun cuando le dices a tu jefe que te vas a escabullir del trabajo una temporadita.

Ha sido divertido cuando me ha amenazado con ceder mi puesto a otro. Los dos sabemos que no va a encontrar a nadie mejor.

Siempre puedes optar por eliminar a la competencia. ¡Ay sí!... Mátalos igual que a la gnoma. Que se ahoguen con su sangre.

Trato de ignorar las voces, pero lo que no puedo ignorar es el hecho de que apenas recuerdo lo que pasó en ese patio. Mis recuerdos son un amasijo de flashes y vacíos. Recuerdo las llaves… recuerdo ver a Lyra en peligro y advertirla…pero más allá de eso, solo recuerdo las voces gritando sin parar. Gritando que matase.

No puedo volver a dejar que pase. No quiere hacer daño a alguien que me importe.

Con eso en mi mente, abro la puerta del reservado del Pony Brincador. La sala sigue igual que hace ocho años, excepto que sentadas en la mesa solo están Diana y Lyra.

- ¡Menos mal! - exclama Lyra con alivio-. Ya nos estábamos empezando a preocuparnos.

- Siento el retraso- Me disculpo tomando asiento-. Pero ya tengo la información que necesitamos.

- Perfecto- celebra Diana, incorporándose y apoyando los codos en la mesa con atención.

- ¿Entonces quien quiere vernos muertas? - Pregunta Lyra con impaciencia.

- Bueno, eso no lo sé…Pero sí sé quién recibió el encargo. Mis contactos identificaron el sello.

- ¿Y a quién pertenece? - interviene Diana.

- Al parecer, a un grupo de maleantes que se hacen llamar los Xafaxarcos de Erat.

- Vaya nombrecito…- se burla Lyra-. Y después os quejáis de los que se me ocurren a mí.

Diana no puede evitar reírse mientras Lyra la observa con clara indignación.

- Ya bueno…- prosigo -. Como sea… La cuestión es que esta gente, según tengo entendido, no se dedica al asesinato. Su lider es un elfo llamado Brar’rnil, y por lo que me han contado, son más bien extorsionadores, traficantes y ese tipo de cosas. Alguien debe haber pagado mucho para que aceptasen en el trabajo.

O tal vez solo les apetecía probar cosas nuevas. Ya sabes lo divertido que es.

- Claro que sí, ¡Nosotras lo valemos! - celebra Lyra

- No le veo la gracia, Lyra- protesta Diana-. En los días que corren, si alguien puede pagar esas cantidades, es que no es un cualquiera.

- Eso mismo pensé yo. Y solo hay una manera de averiguar quién los contrató.

- Haciéndoles una visita a los Xafaxarcos - sentencia Diana.

- ¿Como? ¿Es que se os está yendo la cabeza? – exclama Lyra, alarmada-. ¿Y qué hacemos…llegamos, llamamos a su puerta y preguntamos amablemente quién los contrató para matarnos?

- Ceres tiene razón. – Observa Diana-. Además, dudo que sepan quiénes somos. En la nota decía que su cliente nos había citado en la casa, por lo que no fueron ellos quienes nos dejaron el mensaje hace dos noches.

- Según Rurik, el mensaje lo entregó un niño, de unos diez años-. Informa Lyra.

- Es posible que Diana tenga razón- reflexiono-. Pero tampoco debemos arriesgarnos demasiado. He estado haciendo mis averiguaciones y sé dónde tienen su guarida. Vengo de allí ahora mismo, por eso me he retrasado.

- ¿Dónde está? - pregunta Diana.

- En una casa cerca del Matadero. Los he estado observando desde ayer por la tarde: cuándo salen, cuándo entran…, esas cosas. Y creo que el mejor momento para colarnos es un par de horas antes de la cena, cuando la mayoría de ellos salen a hacer sus “trabajitos”, para luego volver con lo recaudado.

- Espera… ¿colarnos? - Diana me mira, sorprendida.

- Eso me gusta más- asiente Lyra.

- Exacto. Solo necesitamos encontrar el contrato o en su defecto, conseguir que alguien nos dé un nombre.

- Y nos ahorramos peleas innecesarias- sentencia Lyra-. Me gusta.

Las peleas nunca son innecesarias… ¡mujer estúpida!

Sacudo la cabeza para alejar los gritos y me doy cuenta de que Lyra me observa con gesto serio. Aparto la vista.

Diana, por su parte, sigue pensativa y parece que no se ha dado cuenta.

- Está bien. Lo haremos como dice Ceres- dice con aprobación-. Aún nos queda medio día, así que tenemos tiempo para planearlo bien. Pero primero…- continúa mientras se levanta de la silla-. Voy a por algo de comer. Se me da mejor pensar con el estómago lleno. ¿Os traigo algo?

- No, gracias, ahora mismo no tengo hambre- respondo.

- Lo mismo que tú-. Contesta Lyra

Diana asiente y abandona la habitación.

Siento los ojos de Lyra clavados en mí. No soy capaz de mirarla, así que saco la nota que encontramos y hago como que la reviso. Un silencio denso se instala en la habitación y empiezo a sentirme incomoda.




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