Escarlata Rebelde

17. Diana

Cuando actúas con decisión, como si de verdad ese fuese tu lugar, la gente suele tardar en hacer preguntas, y para cuando llegan, tú ya no estás allí. O al menos es lo que nos asegura Lyra. Es por ese motivo que abandonamos la sede de los Xafaxarcos, tranquilamente, por la puerta principal.

No puedo creer que hayamos entrado y salido sin tener que recurrir a las armas. Y la verdad es un alivio. Después de lo que pasó en aquel patio, no me sentía muy capaz. Pero mis amigas son muy buenas en lo suyo y el plan ha salido más bien de lo que pensaba. Doy gracias a Pelor por ello.

Nos mantenemos en silencio, andando, durante un par de manzanas, hasta asegurarnos de que estamos lo suficientemente lejos. Finalmente, Lyra rompe el silencio.

- No entiendo nada…

- ¿A qué te refieres? - pregunto

- ¿Por qué alguien que no nos conoce, nos quiere muertas? - se encoge de hombros, confusa.

Tiene razón. No tiene sentido. Llevamos tres años haciendo nuestras vidas, cada una por su camino. Si no fuese por la carta de Elana, es posible que ni siquiera nos hubiésemos vuelto a juntar.

- Sea cual sea el motivo, tiene que ver con Elana y nuestra conexión con ella - Apunta Ceres como si hubiese leído el hilo de mis pensamientos.

- ¿Pero qué conexión? - resopla Lyra acelerando el paso-. Si hace años que no sabemos nada de ella. Nada más allá de la carta.

- Al parecer, nos involucró en algo sin querer cuando nos mandó esa carta. No en vano nos pidió ayuda-. Les recuerdo.

Para mi sorpresa, Ceres mete la mano en la bolsa que lleva en el cinto, saca una hoja arrugada y la abre con un suspiro. Su mirada se endurece levemente antes de deslizar los dedos por el papel. Se trata de la carta de Elana. Se detiene y empieza a leer en silencio, como buscando algo, hasta que finalmente recita en voz alta:

- Aquí, mirad- Señala unas líneas-. “A raíz de todos estos acontecimientos he tomado algunas decisiones que no han sido demasiado inteligentes y me han llevado a involucrarme con cierta gente que ha resultado ser mucho más peligrosa de lo que pensaba”.

- Está claro que no fueron decisiones inteligentes- protesta Lyra- Mira donde nos han llevado.

- Bueno, para eso ya no tenemos solución- reflexiono-. Ahora lo único que podemos hacer es averiguar quién es esa tal Audry, y esperar que eso nos lleve hasta Elana.

- ¿Entonces cuál es el plan? - Ceres vuelve a reiniciar la marcha- ¿Vamos hasta el Salón de las rarezas, nos hacemos pasar por Xafaxarcos y le entregamos las pruebas de nuestra muerte?

- Si queremos averiguar quién es, no veo otra solución- respondo-. Además, me da la sensación de que ella nos conoce tan poco como nosotras a ella. Que piense que estamos muertas nos facilitaría la búsqueda de Elana.

- Pero sí conoce la LERDA. Además, fue muy específica con las pruebas de nuestra muerte: una maraca, un colgante de Pelor y una daga- nos recuerda Lyra.

- Si de algún modo Audry conoce a Elana, tal vez conozca su pasado en la LERDA. Si os fijáis, los objetos que pide forman parte de nuestro emblema- observa Ceres.

Mientras Ceres habla, la imagen del emblema de la LERDA resurge en mi memoria, grabada como un eco del pasado que había dejado atrás. No recordaba con claridad los detalles hasta ahora. Tenía la forma de un escudo heráldico. El frontal estaba dividido en cuatro cuadrantes, cada uno portando un símbolo distintivo. En el cuadrante superior izquierdo, brillaba el sol de Pelor, símbolo de la guía y el poder inquebrantable. En el cuadrante superior derecho, había una daga con la hoja inclinada hacia abajo, lista para hundirse en las sombras. En la parte inferior izquierda, una maraca de madera desgastada por el tiempo contrastaba con la dureza del metal que la rodeaba. En el cuadrante inferior derecho, una lanza se alzaba firme y recta. Todo el escudo estaba bordeado por un marco ornamentado con filigranas sencillas. El escudo de Elana, la maraca de Lyra, la daga de Ceres, la lanza de Fara y mi sol de Pelor.

- Tiene sentido. - reconozco.

- Un momento… ¿Esperáis que le entregue a esa mujer una de mis maracas? ¡Debéis estar de broma! - protesta Lyra con indignación.

- Tampoco me gusta tener que entregar mi sello de Pelor, Lyra. Pero tiene que ser creíble.

- Pero son mis maracas- las saca y las mira, como quien mira a sus hijos-. Son importantes para mí. Las tengo conmigo desde que me las dejó en un cajón…

Lyra enmudece y parece perderse en sus pensamientos. Sabemos que son importantes para ella. Siempre presume de haber conseguido su título de mejor bardo de la promoción, gracias a ellas. Pero todas sabemos que la realidad es que se las dio Evans, y eso las hace importantes, aunque ella no quiera verlo.

Me acerco y poso una mano tranquilizadora en su hombro. Ella me mira con una súplica en los ojos, dejando atrás, por un segundo, esa máscara de indiferencia que siempre la acompaña.

- La recuperaremos, te lo prometo- le digo con convicción.

Se que lo haremos.

Ella sostiene los ojos fijos en mí, unos segundos, sopesando el peso de mi promesa. Finalmente asiente.




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