Escarlata Rebelde

18. Lyra

- A ver si lo he entendido bien. ¿Me estás diciendo que la persona que ha contratado a un grupo de asesinos novatos para matarnos es la directora de un orfanato? - Pregunto, consternada.

- Eso parece- me responde Diana, visiblemente incómoda, sentándose a mi lado en la repisa desde la que las he estado vigilando.

- ¡¿La directora de un orfanato?! - repito, incrédula-. A ver… ¿no se supone que esta gente se dedica a cuidar de los inválidos?

- Así es, Lyra. O al menos lo es donde yo sirvo, en el templo de Pelor- cruza los brazos, igual de confundida-. Estoy tan perpleja como tú.

- Pero eso no es todo- interviene Ceres, sacando un fajo de panfletos de su bolsa. Me tiende uno mientras se sienta a mi otro lado.

Lo leo en silencio, algo sorprendida.

- ¿Y esto?

- Quiere que los Xafaxarcos lo distribuyan por los Arrabales. Nos ha pagado por ello- sonríe Ceres mientras agita una bolsa de tela que tintinea con el sonido familiar de las monedas.

Observo a una y después a la otra mientras ordeno en mi mente toda la información recibida, tratando de buscarle sentido. Si no he entendido mal, la persona que ha pedido matarnos, aparte de dirigir un orfanato, se dedica a distribuir propaganda Republicana.

- No es la primera vez que veo panfletos como estos -comento-. He oído rumores sobre el movimiento en los últimos meses. Está ganando fuerza, sobre todo entre artistas, comerciantes y artesanos.

- Yo también había escuchado rumores - añade Ceres- Se dice que buscan acabar con el dominio de la nobleza, promoviendo la idea del gobierno para el pueblo.

- Pero eso está completamente fuera de la ley- comenta Diana, con indignación-. Es traición.

- Es posible- admite Ceres, bajando la mirada hacia sus manos-. Pero a veces las circunstancias te obligan a tomar medidas desesperadas. No es que las cosas estén fáciles últimamente. Lo veo todos los días trabajando con los Ojos Grises.

- Ceres tiene razón. Y es posible que el rey Arvaleg esté presionando al pueblo más de lo que algunos están dispuestos a aguantar. Aun así, que yo sepa, todo esto sigue siendo palabrería- reflexiono-. Nadie ha ido más allá

- Últimamente no damos abasto en el orfanato Luz Divina- añade Diana con tristeza-. Supongo que pasará lo mismo en Arroyopuro…

- Y eso explicaría por qué Audry está distribuyendo propaganda - concluyo.

- Si, todo eso está muy bien, pero… ¿cómo encaja Elana en todo esto? ¿Y nosotras? - nos recuerda Ceres.

Tiene razón. Las preguntas siguen ahí, igual que hace un par de días. Audry, los republicanos, Elana… ¿cómo encaja todo?

-Pensemos en lo que sabemos…- reflexiono en voz alta-. Audry tiene una conexión con Elana. Esa es la única razón por la que podríamos ser un problema para ella.

- Lo que nos lleva a la verdadera pregunta- prosigue Ceres-: ¿Dónde está Elana?

Diana suspira y se pasa la mano por la frente.

- Eso es lo que seguimos sin saber y justo lo que necesitamos averiguar.

Nos quedamos en silencio como esperando que la respuesta se materialice de la nada, pero no llega. Lo que sí llega es el cansancio acumulado. No estoy acostumbrada a trasnochar sin la ayuda de alguna que otra copa. La verdad es que ahora mismo daría lo que fuese por un buen trago que me hiciese olvidar esta locura de día.

- Tal vez deberíamos rendirnos por hoy- propongo, disimulando un bostezo-. Quizás mañana, con el sol, veamos las cosas más claras.

- Tienes razón, estoy demasiado cansada para pensar- asiente Diana estirándose-. Si os parece bien, seguimos mañana. Voy a hospedarme unos días en el Pony Brincador. Podemos reunirnos allí.

- ¿Y eso? - pregunto preocupada-. ¿Ha pasado algo en el templo?

A veces se me olvida que Diana es clériga, y como tal, se le exige total entrega a su dios y a su credo.

- No es nada- me tranquiliza-. Necesito resolver esto antes de volver a mis deberes. La dama Lydia lo entendió.

- ¿Entonces los clérigos pueden tomarse días libres? - bromea Ceres mientras se pone en pie y le ofrece su mano para ayudarla a levantarse.

Diana la acepta y se incorpora.

- Servir a Pelor no es un trabajo, Ceres. Es una forma de vida. No hay días libres que valgan. Me refería a mis deberes en el Templo.

- Entiendo… es como cuando Lyra se emborracha tanto que no es capaz de rimar ni un verso. Sigue siendo bardo, pero no puede atender sus deberes, así que se toma el día libre- se burla Ceres.

- ¡Que te den Ceres! - le contesto con un mohín, fingiendo que en el fondo no me duelen sus palabras. - Yo siempre soy capaz de rimar.

Ambas se ríen mientras me ayudan a levantarme. Con cuidado nos bajamos del tejado y emprendemos el camino a casa.

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Ya es pasada la medianoche cuando llego al barrio de los Teatros.

Los años que pasé en la Arena con la Legión Escarlata me permitieron reunir lo suficiente para comprarme una pequeña vivienda aquí. Ese siempre fue mi sueño: tener una casa en el mismísimo corazón de la vida bohemia de Erat.




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