Escasez de luna

CAPÍTULO 7: ¿TENGO UN PROBLEMA?

Al llegar entre y me dirigí a la recepción donde se encontraban dos chicas. Después de que confirmaran mi visita por teléfono, me sonrieron y una de ellas me guio hacia la habitación. 

Cuando quede frente a la puerta se fue. Toque la puerta y espere unos minutos hasta que Ethan la abrió con una sonrisa al verme. 

—Te estaba esperando, princesa —dijo con una sonrisa y nuevamente sus feromonas llegaron a mis fosas nasales causando un leve mareo, satisfacción y algo más. 

Bese su mejilla y entre cuando se puso a un lado, mire el lugar encontrando una habitación lujosa, encontré un mueble y me senté. 

No iba a contarle sobre aquella voz, tampoco pensé en preguntarle si había sentido algún presentimiento sobre mi ayer, después de todo todavía no se había dado cuentas de la venda detrás de mi cuello y muy en el fondo algo me decía que no debía contarle. 

—¿Cómo estás? —pregunte haciendo trazos con mis dedos sobre el respaldo del sofá. 

—Ahora estoy mejor con tenerte aquí —contesto con una sonrisa juguetona mientras se acercaba lentamente hacia mí. 

Lo miré fijamente y mostré una sonrisa leve cuando su olor llego a mi nariz. 

—¿Qué has encontrado de la manada?

Volteo hacia algún punto de la habitación y lo observo un momento mientras esperaba la respuesta, volvió a verme y se cruzó de brazos. 

—Sospechamos de una manada que está en la universidad… —sus ojos me escanearon para luego caminar hacia la pequeña isla a un lado, tomo un sobre y me lo dio mientras volvió a hablar. —Estas son algunas pruebas, no pudimos identificarlos, ya que estaba oscuro, sin embargo, estuvieron haciendo cazas en el bosque recientemente. 

Entreabrí un poco los labios, tal vez eran ellos los de ayer. Abrí el sobre mirando fotos de algunos lobos junto a dos humanos en el bosque, por sus siluetas supe que se trataban de hombres. Fruncí un poco el ceño cuando no encontré algún lobo parecido a los que nos encontramos ayer. 

Tal vez este muy oscuro como para verlo. 

—¿Cuál es el nombre de la manada? —Cuestione aun mirando los papeles. 

—Dogner —contesto acercándose a mí. 

Asentí recordando que era la manada que vi en la cancha de la universidad, el alfa era David, un moreno con ojos azules, su manada contaba con 4 integrantes. 

Me quito el documento dejándolo en una mesita a un lado y se inclinó hacia mí poniéndome nerviosa. 

—¿Pasa algo? —pregunte nerviosa y mire con una esquina de su boca se elevó en una pequeña sonrisa acercando su rostro más al mío. 

—Tu aroma me encanta —dijo acariciando mi mejilla, llevo sus dedos hasta mi cuello haciendo que mi pulso se acelere un poco. 

Su aliento caliente golpeo mi rostro y sus labios rozaron los míos haciendo que los entreabriera un poco. 

Sonrió y beso mis labios suavemente, su mano viajo a mi mejilla mientras la otra se posaba en el reposabrazos para mantener su peso. 

Subió más la intensidad del beso y su mano se coló a mi nuca ganado más acceso a mi boca, jadee sorprendida cuanto me cargo en sus brazos haciendo que mis piernas automáticamente se enredaran en su cintura. 

Mostró una sonrisa ladeada y volvió a besarme con más pasión haciendo que soltara un gemido, acaricie la parte trasera de su cabeza enredando mis dedos entre mechones de su cabello castaño. 

Su aroma me aturdía un poco, sentí algo suave debajo de mi espalda y supe que estaba acostada en la cama con Ethan sobre mí, se apartó un poco y me miro fijamente, su rostro marcaba ternura y deseo a la vez lo que hacía que mi corazón saltara de alegría.

—Me gustas mucho —aparto un mechón de cabello de mi rostro poniéndolo detrás de mi oreja. 

—Tú también me gustas —dije con una sonrisa y puse mis manos en su cuello con timidez acercándolo más.

Sonrió un poco y volvió a besarme, sus manos viajaban por mi cuerpo haciendo que me estremeciera bajo tu tacto. 

Comenzó a besar mi cuello y cerré los ojos dejándome llevar, sin embargo, algo en el fondo de mí se revolvía, pensé que se trataba de nervios y lo ignore. 

Sus manos comenzaban a descender y un leve dolor golpeaba mi cabeza haciéndome fruncir. Comenzó un camino de besos de mi cuello hasta el inicio de mis senos haciendo que mis vellos se erizarán.

Una voz resonó en mi cabeza, fuerte y palpitante. 

No dejes que te toque, nadie puede tocarte. 

Antes de que sus manos llegaran a mi entrepierna lo aparte mientras soltaba un jadeo de dolor y tome mi cabeza entre mis manos tratando de aminorar el dolor. 

—¿Qué te pasa? —escuche su voz algo molesta, aun así, me enfoque en hacer pequeños masajes en mí cien. 

—Yo… No puedo —conteste con algo de vergüenza. 

—Si puedes, ¿por qué no quieres hacerlo? —me miro fijamente sin siquiera preguntar por qué había jadeado de dolor o algo parecido. 

—no, en serio… Hay algo… —iba a contarle lo de la voz, pero seguía el sentimiento de que no debía decirle, de repente sentí ira. 

Me sorprendí ya que no era mis emociones, ¿eran de el? Tal vez por fin podía sentir los sentimientos de Ethan hacia mí. 

—¿Por qué estás molesto? —pregunte sentándome en la orilla de la cama. 

Mire como toco su cien y cerro los ojos con fuerza como si tratara de no enojarse aún más, nunca lo había visto así.

Soltó un gran suspiro, sus facciones seguían duras con molestia, me miro de arriba a abajo y se puso de cuclillas quedando entre mis piernas. 

—Solo… Te deseo tanto que me vuelvo loco con solo esperarte —Tomo mis manos entre las suyas y las llevo a sus labios dándoles un beso que me hizo removerme un poco. —¿No es normal que quiera estar con mi pareja destinada? —me miro a los ojos como si quisiera ver mis reacciones ante sus palabras. 

No sabía que contestar, por una parte, estaba esa voz que me aturdía tratando de alejarme de Ethan, por otra parte, estaba los sentimientos hacia él que me revolvían el estómago y me aceleraban el corazón. 




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