Escasez de luna

CAPÍTULO 15: ES ÉL

Identifique la voz a la perfección y me sorprendí al ver el rostro de Yeisha, quien también se sorprendió al verme —¡Paulette! —se acercó rápidamente y tomó mi mejilla con cuidado—¡¿Qué te pasó?!

Mostré una sonrisa amarga y la abracé sintiendo mis ojos húmedos, ya estaba cansada de llorar. 

—Y…yo… —apenas pude tartamudear y en cuestión de segundos el hombre ya se encontraba frente a mí, observándome. 

La anciana nos vio a ambos y pareció darse cuenta de algo, sonrió poniendo una mano sobre mi hombro. 

—Cariño, se me olvido presentarlos —de repente mire al hombre quien tenía los ojos sobre Yeisha, no obstante volvió a mirarme y rápidamente deje de mirarlo. —Él es mi hijo mayor Azael —lo presento y mis vellos se pusieron en puntas. 

Azael… siento que he visto ese nombre en alguna parte…

¡Mierda! 

Claro, ese nombre lo vi antes en los libros antiguos, así se llama el actual rey alfa, al menos para los que saben de la existencia de los hombres lobos. 

Eso solo significa que él es el rey alfa. 

Trague saliva y comencé a sudar, ella sonrió y el mencionado solo me miraba desde su altura. 

Asentí despacio y Yeisha prosigue. 

—Hijo, ella es P…

—Pa-pao…la… —Sonreí nerviosa, lo primero que me había dicho la Kindlys era que no me acercara este hombre y ahora él es mi salvador.

¿Debería agradecerle por salvarme la vida? 

Yeisha me miro y arqueo una ceja sin dejar de mirarme, le di una pequeña sonrisa y al final soltó una pequeña risa. 

—Paola… —El hombre cuyo nombre es Azael pronuncio mi supuesto nombre con lentitud mirándome a los ojos. 

Sus ojos, esa mirada es como si quisiera decirme algo. Casi caigo encantada en ellos.

—¿Cómo te sientes? —Preguntó Yeisha y solté un pequeño suspiro. 

—Ella no puede hablar muy bien, ya hice llamar al doctor —. Azael o su Majestad, ya no sé como llamarlo, le explico a su madre y yo asentí viéndola. 

—Oh, qué pena. Toma un poco de té —se apresuró a darme una taza con té y la recibí dándole un sorbo. Tenía un fuerte sabor a limón lo que me hizo poner una expresión algo extraña. 

Por primera vez escuché la risa de Azael que es demasiado atractiva como para ser real. Yeisha sonrió y tomo la taza cuando tome el último sorbo del té. 

Los toques de la puerta hizo que me sorprendiera un poco a continuación Yeisha abrió la puerta y un hombre algo mayor con traje de doctor entro a la habitación. 

—Buenas noches —saludó con una reverencia y me sentí confundida, ¿Acaso son familia de la realeza de Inglaterra o algo parecido? 

El doctor habló con Azael algo que no alcance a escuchar y luego se acercó a mí. 

—Hola, te revisaré un momento, ¿Está bien? —Preguntó gentil y respetuoso. 

 Asentí con un poco de duda. Retiro el estetoscopio de su cuello y lo puso en mi pecho con sumo cuidado después de colocarse las olivas en los oídos.

Después de unos minutos su voz se hizo presente. 

—¿Puedes tratar de hablar? 

Abro un poco los labios y trato de pronunciar cualquier palabra provocando que un sonido ronco salga de mi garganta. 

Él asiente despacio y se aleja un poco.

—Lo más probable es que tenga una irritación en las cuerdas vocales, esto produce que no puedas hablar o simplemente que haga ruidos roncos. En unos dos días debería estar bien —explicó volviendo a colocarse el estetoscopio en el cuello. Saco un pequeño frasco y se lo entrego a Azael —, puede darle esto después de la comida para evitar que empeore su voz.

Él asintió y puso el jarabe sobre la mesa de noche. 

Después de que el doctor se fue, Yeisha dijo que se iba a descansar y salió de la habitación. Ahora estoy con mi salvador quien está sentado en un sofá aun lado de la cama, mirando su teléfono mientras yo decidí leer un libro. 

No tengo ganas de leerlo, pero prefiero eso a quedarme sin hacer nada frente a su mirada penetrante y tampoco tengo sueño como para fingir que estoy dormida.

Bajo un poco el libro disimulando y lo miro un poco. Diablos, se ve muy bien. 

Si el diablo se ve así de apuesto y sexy no me molestaría irme al infierno.

Hay algunos mechones de su cabello azabache cayendo por su frente, tiene unos lentes que lo hacen ver como la fantasía sexual de una mujer y me pregunto si está bien tomarme la libertad de mirarlo. Ya no usa un traje, ahora viste con una camisa blanca de botones, los primeros dos están desabotonados dando un vistazo a su pecho, las mangas están remangadas hasta sus codos, dando a ver sus brazos de piel clara con venas sobresalientes; pantalones negros, holgados y por último unas pantuflas del mismo color que su pantalón. 

Trate de darle varios vistazos al libro para que no notara mi mirada, cuando volví a bajar el libro me encontré con su mirada. 

Subí el libro con rapidez y cubrí mi rostro de su mirada. 

Si no lo veo, no me ve.

—¿Qué pasa? —pregunta, pero no soy capas de verlo a la cara —, estabas muy emocionada mirándome. 

Negué con la cabeza y lo siguiente fueron pasos que me pusieron los pelos en punta.

—¿Acaso estoy mintiendo? 

Siento como el colchón se hunde a mi lado y solo hace que quiera salir corriendo de aquí. Rápidamente asiento todavía con el libro en mi cara. 

—Si es así entonces dejame ver tu rostro. 

Lo pienso un poco, pero es eso o que me mate por mentirosa, baje un poco el libro mostrando solo mis ojos y pude ver su sonrisa ladeada y sus ojos grises mirándome fijamente. 

Trago saliva antes de quitar completamente el libro y siento que muero cuando escucho su risa ronca al verme. 

—Te das cuenta de que tu rostro está sonrojado, ¿verdad? —esas palabras solo hicieron que sintiera mi rostro más caliente que antes y maldije a mis adentros. 

Diosa luna, ¿qué más quieres de mí? 




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