Esclava de Sangre

Capítulo 1

<<El momento en que comprendí que estaba completamente sola en el mundo, fue el día de mi compromiso. >>

—Recuerda que tienes que estar a la altura de la situación, lucir apacible y amable, siempre con la cabeza en alto —comentó mi madre, con su usual tono severo.

—Lo tendré en mente.

—Apriétale con más fuerza ese corsé—señaló ignorando mi comentario y la criada obedeció.

Sentí como mis órganos eran destrozados con cada movimiento de Celye, el ama de llaves, y recé porque este sufrimiento terminara pronto.

—Muy bien, se ve mejor—mi madre se acercó al espejo donde me preparaban para la celebración y pasó su vara de plata debajo de mi espalda, lo que me brindó un escalofrío y me recordó todas aquellas lecciones sangrientas donde terminé sin poder sentarme durante semanas. Victory Cambrid no conocía otra manera de ser—. Pero no es suficiente, de por sí no eres tan hermosa como tu prima Astraia, es ya un milagro del cielo que el príncipe Ulysseus haya aceptado tu mano en matrimonio, necesitas esforzarte aun más. Celya vuelve a retocar su maquillaje y su peinado en lo que atiendo un asunto.

—Por supuesto, madame —señaló mientras colocaba discretamente una mano en mi hombro para estrujarlo, intentando consolarme de alguna manera por la fría manera de ser de la que se suponía debía ser la mujer que más me amara.

Mi madre salió de mi habitación, seguida de sus ayudantes personales y suspiré con cansancio.

—¿Te encuentras nerviosa, señorita?

Era unos pocos años mayor que yo, y siempre lucía esa mirada compasiva cuando me miraba colapsar de fiebre debido a todo el trabajo que tenía que hacer para pretender ser la hija perfecta. Justo como la expresión que tenía en este momento.

—No —mentí—, solo estoy pensando en la maravillosa noche que me espera.

—Recuerda no sobre esforzarte, a pesar de lo que puedan decir, todos sabemos que el señor Ulysseus ha estado enamorado de usted durante mucho tiempo y estamos completamente seguros de que no habrá nadie más feliz en este reino que él cuando vea lo hermosa que está en este día tan importante para ustedes.

—¿De verdad lo crees?

—¡Por supuesto que sí, apostaría mi vida por ello! —comenzó a espolvorear un poco más los menudos rizos que adornaban mi cabello castaño y me obligó a mirar mi reflejo una vez más—. Solo mire que preciosos ojos usted tiene.

Pero no tan hermosos como los de Astraia. Eso era seguro.

Celya arqueó una ceja, leyendo completamente mis pensamientos y me dio una fuerte palmada en la espalda.

—Ahí va otra vez, pensando cosas innecesarias. Usted es mucho mejor que la señorita Astraia, esa chica tan pomposa y de mal carácter nunca podrá siquiera compararse con usted.

Me alegraba la alta estima en el que me tenía, pero sabía que era una opinión completamente parcial; nadie más en el reino de Aradeus pensaba que yo estaba por encima de mi prima, a pesar de que ella pertenecía a una rama secundaria de la familia y yo era la única heredera de la primaria.

Miré por el enorme ventanal de mi habitación como el sol comenzaba a ocultarse, y mi ansiedad se acrecentó.

—No quiero arruinarlo—confesé en voz baja, casi en un murmullo—, esta es la única oportunidad que tendré de ser feliz.

Y lo decía en serio.

Ulysseus AtteWood, era el hombre que había amado toda mi vida. Era mi confidente y mi maestro, la única persona que estaba verdaderamente de mi lado, y cuando su hermano, el rey Sebastos, había enviado el decreto solicitando un compromiso entre él y yo, no pude haber sido más dichosa. Era consciente de que el no me amaba de forma romántica, pero crecimos entendiendo que nuestro matrimonio nunca sería algo que pudiéramos elegir libremente, así que estaba segura de que podría lograr que me amase con el tiempo, de la misma manera en que yo lo amaba a él.

—No lo harás—me aseguró Celya—. Serás la mujer más afortunada de Aradeus después de esta noche.

Me encontré con su mirada a través del espejo y le dediqué una sonrisa sincera, le debía tanto a ella, que era la única que me daría pesar en un futuro dejar atrás en el territorio de Cambrid.

Sacándonos de nuestra conversación, llamaron a la puerta.

—Adelante —contesté volviendo a mi monótona voz apática.

—Debemos partir en este momento, señorita —indicó otra de las criadas.

—Nos vemos, señorita, rezaré por todas las bendiciones del mundo para usted.

Asentí con elegancia y dejé que me guiaran hasta el carruaje que me esperaba en la entrada. Un largo pasillo repleto de historia y reliquias familiares adornaban cada rincón de la mansión. Éramos más una familia influyente por la antigüedad del apellido, más que por la riqueza que poseíamos y era ese uno de los motivos más importantes por el que mis padres no querían que lo arruinara.

Mi corazón se estrujó debido a los turbios pensamientos de que algo saliera mal e intenté no pensar en nada más hasta llegar a la cabina. Miré al interior, y noté que mis padres ya estaban acomodados en sus respectivas posiciones.

—Espero no cometas ningún error —sentenció mi padre, con su característica frialdad—, en este banquete no hay lugar para los perdedores, espero que recuerdes eso.

—Por supuesto, padre —volví a darle la razón, para no tener que empezar una discusión ese día también.

Mi madre me miró sin disimular, analizando hasta el último de mis cabellos.

—Pudiste elegir algo más... lujoso.

Observé nuevamente mi vestido rojo bañado en oro y fruncí el ceño.

—¿No es ya lo bastante exorbitante? Además, ¿no acababas de verlo nuevamente hace unos instantes?

Ella bufó mientras sus extravagantes y pasadas de modas joyas tintineaban.

—Esto es justo lo que más me preocupa, te falta visión, clase y ambición.

Mi padre pareció estar de acuerdo con sus palabras, lo que hizo que una vez más, me desaprobara. Quise gritar y decirle que este traje ni siquiera era algo que había elegido por mí misma, que ni siquiera poseíamos el dinero suficiente para conseguir algo todavía más costoso que esto, entonces que era exactamente lo que esperaba. Pero me aguanté y me tragué todo lo que sentía, de todas formas, nada ganaría con rebelarme cuando faltaba tan poco para ser finalmente libre.



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En el texto hay: traicion, magia, realeza

Editado: 28.03.2025

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