Estoy sentada apoyando mi espalda contra las rocas de una de las paredes de la cueva, vigilando por si aparecen Alicia, Kalindra y Carolina. Supongo que todavía tardaran bastante, pero al menos así podré descansar. Mientras espero poco a poco mis recuerdos se hacen cada vez más nítidos, ahora ya no solo se quién soy, sino que recuerdo partes de mi infancia y mis misiones.
Los recuerdos más lejanos a los que llego son en los que soy una niña pequeña, de entre cuatro o cinco años, donde me encuentro en una especie de laboratorio. Recuerdo con facilidad la sensación que tuvo después de que me pincharan con una aguja y me inyectaran un líquido. Después de eso solo recuerdo mucho dolor en el cuerpo, un dolor que ahora todavía me estremece. Recuerdo comentarios de gente con batas blancas que decían que yo tampoco iba a sobrevivir, que no asimilaría la substancia (claro que muchas de esas palabras no las entendía, las he deducido y formado con el paso de los años, pero en esencia eso es lo que pasó). Recuerdo como en mi pequeño cuerpo se abran heridas y salía sangre a borbotones, para después cerrarse la herida y volverse abrir. Recuerdo una sensación de ahogo y de mareo, como si mi vida se fuera a escapar por esas heridas. Notaba mi cuerpo hinchado, como si fuera a reventar. Entonces cuando estaba a punto de dejarme llevar, por no seguir luchando, por explotar... me rebelé. ¿Por qué debería sufrir tanto por unas mierdas que me habían pinchado? ¿Querían que explotara? Pues no iba a conseguirlo. Con toda mi fuerza de voluntad empecé a levantarme, ja que me habían pinchado y dejado por la sala, pero del dolor había caído al suelo. Empecé a andar con una mirada desafiante hacia los tipos con bata. No iban a poder conmigo tan fácilmente. Mientras avanzaba mi cuerpo seguían lacerándose y tirando sangre, pero no me importaba, Iba a demostrar quién era a eso tipos, los cuales me miraban con los ojos abiertos y anotando cosas en una especie de libreta. Cuando estaba a punto de llegar a ellos, una puerta lateral se abrió y apareció una figura con una armadura negra cubriendo su cuerpo. Esa figura se acercó a mí. Yo intente golpearlo con mis manitas, pero estaba exhausta. Lo último que recuerdo de ese momento es caer en los brazos de la figura con armadura y sentirme segura allí en sus brazos. Esa fue la primera vez que vi a Abtaca, al cual terminé considerando mi figura mentora.
Lo siguiente que recuerdo son días y más días de entrenamiento peleando contra unas máquinas muy realistas que salpicaban sangre y gritaban. Aunque bien mirado puede que alguna de esas "maquinas" fueran personas de verdad.
Pasado un periodo determinado me volvieron a llevar a un laboratorio, allí me acostaron hacia abajo desnuda y me ataron de pies y manos, al principio reventé las ataduras con mi fuerza, pero vino Abtaca y me tranquilizo con sus palabras. Finalmente cedí, aunque esta vez me ataron con unos grilletes de algún metal.
Allí estaba, hacia abajo cuando de repente noté un intenso dolor en mi lo que es mi columna vertebral. Un dolor muy intenso que casi hace que pierda la consciencia. Notaba como trajinaban en mi espalda y notaba ruidos de aparatos metálicos, parecía que en estaban atornillando alguna cosa a la espalda.
Estuve como unos cuatro días convaleciente, al borde del coma y con mucha fiebre. Recuerdo que lo pase muy mal y deliraba, aunque no recuerdo sobre qué. Una vez pasado ese tiempo yo ya estaba recuperada, ya me podía mover con libertad, aunque notaba alguna cosa extraña en mi cuerpo.
Una vez recuperados mis movimientos y la normalidad me volvieron a entrenar. Pero esta vez la cosa era diferente. Poco a poco aprendí y me enseñaron a controlar unas cosas de metal que me salían de la espalda y que envolvían todo mi cuerpo haciendo fuera más difícil que me hirieran y haciéndome am i más letal.
Años después descubrí todo leyendo unos informes, puede que eso también fuera un experimento (ja que casualmente ponía la edad que tenía cuando encontré el documento) para ver como reaccionaba a la verdad, y me lo hicieron pasar de pequeña, porque ahí todavía podían controlarme y destruirme si fuera necesario.
En ese informe descubrí la verdad, o al menos parte de ella, porque no tengo muy claro que se me dijera la verdad sobre mi procedencia. El informe, que memoricé palabra por palabra, decía:
SUJETO DEL EXPERIMENTO NUMERO 400
NOMBRE: XX1
SEXO: FEMENINO
EDAD: ACTUALMENTE 13
XX1 fue la primera superviviente del experimento Potenciación Orgánica (PO). Su cuerpo se adaptó bien y asimilo el líquido que potencia todas las capacidades liquidas. Este proceso es necesario para pasas al experimento Potenciación Biónica (PB). Como ya se ha visto en otros experimentos anteriores con el PB, el cuerpo humano no aguanta ese peso y ese gasto de energía. Observamos como en adultos se les rompían los huesos o morían exhaustos o desnutridos. Lo mismo ocurría con los menores. Por lo tanto, para que el cuerpo tolerara el PB se fabricó el suero PO. Aun así, los adultos morían instantáneamente. Por su parte cuando más pequeños de edad eran más tiempo resistían vivos, hasta un límite de 4 o 5 años. Menos de esa edad también morían instantáneamente. Todos los experimentos fracasaron excepto está niña.