Esclavos De La Unión: El Continente Renacido

CAPÍTULO 19: ENCUENTRO TENSO

Tuve que insistir bastante para que fuéramos a reunirnos con la muerte gris. Ni Kalindra ni Carolina querían ir, pero yo lo tenía que hacer, necesitaba saber la verdad, que era lo que estaba pasando. Así que finalmente desistí de intentar convencerlas y me iba a ir sola, pero al final decidieron venir conmigo. Supongo que en el fondo Kalindra también necesitaba enfrentarse a su pasado, asumir de una vez por todas que su hija estaba muerta. Supongo que Carolina decidió al final venir por que como iba a venir Kalindra ella tenía la obligación moral de escoltarla, como fundadora de las Termitas, aunque el nombre lo propuso la muerte gris.

Mis sentimientos eran confusos, estaba furiosa, triste, deprimida, con determinación... Mi corazón latía intensamente bombeando adrenalina a todo el cuerpo. No sabía que pensar de la muerte gris. Había vivido con ella durante meses y le había cogido cariño... Pero yo pensaba que era Abi y ahora resulta que fue la asesina de mis padres, la que me condeno a vivir como una rata en el pueblo, dependiendo de los demás. A parte la última que vio con vida a Abi fue ella. ¿Quién me dice a mí que no fue ella quien la mató? ¿Qué todo es un montaje? No puedo estar segura de nada... Aun así, mis sentimientos afectivos hacia esa persona no se disipaban. La muerte gris me caía bien, o al menos lo que había visto que era. ¿Sería toda una actuación? ¿Habría perdido la memoria y se había comportado como realmente es? La verdad es que su forma de ser me recordaba bastante a Abi... Buck sí que se dio cuenta de quién era en realidad... Pobre Buck, asesinado por esos militares, al igual que Bob y la Jefa. Todos muertos por culpa de la Unión, la Unión solo trae muerte y desesperación...la verdad es que poco a poco mi visión del mundo está cambiando, ahora deseo unirme a la rebelión y luchar contra la Unión, aunque sea lo último que haga. La Unión me lo ha quitado todo, solo le queda quitarme mi vida, pero aun así no me quitará mi mente. Y yo que hace meses pensaba que era una tontería esto de la rebelión... Y pensar que fue la muerte gris la que convenció/obligo a ir a esas reuniones y a entrenar... Supongo que todo esto resulta irónico. Pero no puedo dejar de volver al asunto de que ella mató a mis padres y a los de Abi. Y en este punto mis sentimientos vuelven a empezar des del principió.

Durante todo el camino hacia la cueva avanzamos en silencio, mientras mis pesadas lágrimas se esparcen por el camino como si de migas de pan se trataran. Lagrimas saldas llenas de sentimientos entremezclados en una vorágine de sensaciones que solo pueden confluir en el llanto, liberando el cuerpo y la mente. Un caminito salado.

Finalmente hemos llegado a la entrada de la cueva donde a Abi se le antojo explorar en busca de riquezas. Pobre Abi, sola y herida en aquellas cuevas oscuras y húmedas llenas de alimañas. Ella solo buscaba mejorar nuestro estilo de vida. No buscaba nada más, no quería hacer nada malo a nadie, ella era un ser libre, una inocente mariposa rebelde que quería vivir en un mundo mejor. Las lágrimas me vuelven a los ojos.

A través de la humedad de mis ojos veo a la muerte gris salir de la cueva. Avanza hacia nosotras lentamente, seria. Lleva puesta su característica armadura, pero no su casco. A unos dos metros de nosotras se para, nos observa y nos indica que entremos a la cueva. Kalindra, Carolina y yo nos miramos, hacemos que sí con la cabeza y empezamos a andar. La muerte gris nos da la espalda y camina hacia la cueva, avanza con seguridad, como si no temiera que la atacásemos o como le diera igual, sabedora de que si la atacáramos no tendríamos ninguna posibilidad.

Nos adentramos en las húmedas cuevas hasta la desviación donde en un pasado que me parece muy lejano, había ido recorriendo hasta encontrar a la que creía que era Abi.

- Quiero que me lleves hasta su cuerpo. - Le digo.

- ¿Estas segura? - Responde ella fríamente. - No sé exactamente dónde está, y no creo que su cuerpo este en buen estado.

- Me da igual, si quieres que hablemos deberás mostrarme primero su cuerpo. - Digo. - Esa es mi condición inapelable, sino me adentraré yo sola a buscar el cuerpo y no hablaremos nunca más.

Observo a través de la iluminación de las linternas que llevamos la cara inexpresiva de la muerte gris mirándome fijamente a los ojos. Le aguanto la mirada, pero cuando estoy a punto de desviarla pro la potencia que desprenden sus ojos marrones.

- Esta bien. - Dice. - Vamos a buscar el cuerpo. ¿Lleváis algún tipo de mascarilla o algo? No creo que huela muy bien y puede haber bacterias en el aire debido a la descomposición.

- Esto pues...- Yo soy la práctica y me ha cogido con los pantalones bajados. - Resulta que no. No pasa nada, antes de venir a la cueva pasé por casa de la Jefa, para coger el aparato para grabar las imágenes que os di. También recogí unas mascarillas, suponía que querrías ir hasta el cuerpo. Pero insisto no te lo recomiendo.

Cojo la mascarilla que me ofrece la muerte gris sin mediar palabra, para luego ponerme la mascarilla en la cara y empezar a caminar hacia el túnel que recuerdo que seguí cuando encontré a quien pensaba que era Abi. Me adentro unos metros y me doy la vuelta para esperar a mis compañeras. Veo como Kalindra y Carolina cogen una mascarilla cada una, mirando a la muerte gris con odio, y se las ponen. Por su parte a la muerte gris le aparece, como por arte magia una mascarilla plateada, en la cara.



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En el texto hay: distopia, tecnologia, chicas protagonistas

Editado: 24.02.2019

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