Esclavos De La Unión: El Continente Renacido

CAPÍTULO 27: COMBATE EN GENDLE

Las palabras de Alicia me han conmovido mucho, en realidad ella me recuerda mucho a XX2. Puede que por eso nos llevamos tan bien, en realidad yo le recuerdo a Abi y ella a XX2. Nos complementamos.

- He puesto el piloto automático. - Le digo a Alicia. - No toques nada, pero vigila que no haya ningún problema. Voy a por comida, tengo hambre después del combate.

- ¿Todavía tienes hambre? - Pregunta levantando las cejas. - Por cierto ¿Qué tal tus heridas?

- ¿Heridas? - Rio. - Mira esto.

Le enseño donde teóricamente me había perforado y golpeado el Tipejo.

- ¿Cómo puede ser eso? - Dice sorprendida. - No tienes ni un rasguño.

- Luego te cuento un poco de mi vida, pero las cosa que me han inyectado hacen que mi cuerpo se regenere en poco tiempo. Pero a costa de que debo comer mucho. Cada habilidad de uno nunca sale gratis.

Parece que entiende mis palabras. Luego abandono la sala. El cuerpo del Tipejo ya no está, hace unos minutos lo he cogido de un brazo y lo he arrastrado al hangar donde nos había estado esperando detrás de esas puertas que ha abierto. Luego he abierto una enorme trampilla y ha caído con un sonoro golpe al suelo. Las alimañas y carroñeros ya se encargarán de su cuerpo. Supongo que el Tipejo era tan grande que no podía subir a la nave de forma normal, debía de hacerlo como cuando a veces subimos los vehículos de asedio. Supongo que la Unión pensaba que esto era una victoria fácil, ya que no los han subido, o ellos me han subestimado a mí o yo los estoy subestimando a ellos y hay algo que se me escapa. Pero bueno, el tiempo dirá.

Al cabo de un rato vuelvo con los brazos cargados de comida. Alicia se encuentra mirando fijamente las pantallas, prácticamente ni pestañea.

- Se te van a caer los ojos. - Le digo hablando fuerte para que me escuche. - No hace falta que lo mires tan fijamente, vas a perforar las pantallas con la mirada.

- Una orden es un orden y yo cumplo con mis responsabilidades al 100 por 100.- Responde simplemente.

-Como tú quieras- digo sentándome en medio de la sala y empezando a comer. - ¿Quiereg comeg, ago?

- No gracias, no tengo hambre. - Responde sin dejar de mirar las pantallas. - Has de enseñarme a conducir la Válantain.

- ¿Mig Váglantaing?- Digo con la boca llena y trago. - No suelo dejar controlar mi nave a nadie.

- Pero yo no soy nadie. - Responde. - ¿No vamos muy lentos?

- No hay problema. - Respondo. - Déjame descansar, ya hemos protegido Resp, tampoco es que tengamos mucha prisa, primero pasaremos por Añilop como habíamos quedado y luego a por las Termitas.

Como sin preocuparme mucho por lo que pueda pasar dentro de poco. La verdad es que confío en mí misma y mis habilidades. Sí gestiono bien los enfrentamientos no habrá enemigos que me puedan vencer. Lo único que he de hacer es enfrentarme de uno en uno o de pocos en pocos. Con esos pensamientos en mente termino la comida que había cogido. Aún tengo hambre, pero de momento es suficiente, tampoco quiero agotar toda la comida de la nave tan pronto. Nunca me he abastecido fuera de la Unión. Ahora que lo pienso conseguir comida será un problema. En este momento siento miedo de verdad. ¿Qué pasaría si no puedo encontrar comida? Inmediatamente activo el modo ahorro de energía y me quedo completamente desnuda.

- ¿Qué haces? - Me pregunta Alicia, la cual supongo que me ha visto por uno de los monitores. - ¿Ahora eres exhibicionista?

- Tú no dejes de vigilar, ahora vuelvo. -Respondo.

Alicia no dice nada más, de todas formas, puede vigilar lo que hago des de las cámaras de seguridad. Me pregunto si se habrá dado cuenta de eso. Qué más da. Salgo otra vez de la sala de control y me dirijo a mis antiguos aposentos, los más grandes y mejores de la Válantain. Abtaca nunca subía en esta nave, que era exclusiva para mí, ni tenía intención, así que la mejor habitación era la mía.

Entro en ella y la veo cambiada. Al parecer la Consejera Zirca se ha instalado aquí, otra persona no puede tener un gusto tan pésimo, al menos para mi punto de vista. Las cortinas que hay son completamente negras con tonos rojo sangre. Hay alguna que otra maceta con horrendos cactos que tiene forma de personas siendo torturadas. La habitación huele a algún tipo de colonia muy intensa, ese hedor lo envuelve todo e incluso llega a marearme. En su mesita solo hay fotos de Abtaca con su armadura puesta. Ahora que lo pienso nadie ha visto a Abtaca sin ella. Hay alguna que otra pistola por la habitación, pero se nota que ella no es una combatiente, en cambio la habitación está llena de libros y documentos de contabilidad, historia, novelas históricas... Supongo que todos los libros que le puedan servir en su labor. Pese a la política medioambiental de la Unión, esta sigue imprimiendo libros en papel. Según la Unión si tenemos controlada la contaminación y remplazamos como toca no hay problema. No hay para la Unión necesidad de privar a la gente del aroma a libros. Por mi parte me gusta leer, pero no soy una asidua a la lectura, yo soy más de ver películas del antiguo mundo o jugar a sus juegos de consola. Pero bueno cada cual tiene sus gustos.

Abro el armario y todo está lleno de ropa que no me gusta, así que al final decido ponerme la ropa de oficial de alto rango, Es una camisa y unos pantalones negros, incluye unos guantes de color blanco y una especie de gorra con visera.



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En el texto hay: distopia, tecnologia, chicas protagonistas

Editado: 24.02.2019

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