Esclavos De La Unión: El Continente Renacido

CAPÍTULO 32: EL ANTÍGUO MUNDO

- ¿Pero qué mierdas es esto?

El grito proveniente de la cama que tengo enfrente me despierta de un sobresalto. Miro a mi alrededor un poco confundida sin saber que pasa. Fijo mi vista en la cama y veo a Abi sosteniendo a Peluchín entre sus manos.

- Creo que voy a vomitar. - Dice Abi.

Al principio pienso que lo dice por Peluchín, como eso que se dice de vomitar arcoíris, pero veo como Abi abandona la cama corriendo y se dirige al baño privado que hay en la habitación y es en ese momento cuando me doy cuenta de que lo de vomitar era literal. Escucho sus sonidos que provienen del wáter. Me levanto estirando los brazos y voy al baño a ver como se encuentra.

- Joder. - Dice Abi limpiándose la boca con la manga del pijama que lleva puesto, uno con unos conejitos muy monos. - Noto el cuerpo como si me lo hubieran estado apaleando durante días.

- Bueno, te llevaste una buena paliza. - Respondo. - Pensaba que realmente te ibas a morir.

- ¿Dónde estamos? - Pregunta Abi.

- ¿Has ido directa al baño y no sabes dónde estás? - Pregunto incrédula.

- Muchas veces me guio por intuición. - Responde. - ¿Me vas a decir donde estamos y por que llevo esta cosa con conejitos puesta?

- Estas en la Válantain. – Respondo exasperada. - Concretamente en tu habitación, o la habitación principal, o...lo que sea.

- ¿Esa habitación la decoración de la cual parece sacada de un cuento infantil es mi habitación de la Válantain? - Dice Abi para después volver a vomitar. - Por favor ¿qué te ha hecho la nave o que te hecho yo para merecer esto? Podrías haberme matado, la agonía sería más lenta.

- No seas exagerada Abi. - Le digo poniendo las manos sobre mis caderas. - La he decorado con las cosas de... de mi... de mi amiga Abi. No se pensé que era mejor que se le diera un uso y que no estuvieran cogiendo polvo en una habitación fría i húmeda.

- ¡Eh! Que la Válantain esta acondicionada que ni los mejores hoteles del mundo, no se pasa aquí ni frio ni humidad, retira eso. - Responde Abi indignada.

- A veces pienso que tienes menos edad de la que tu cuerpo aparente. - Digo. - ¿Segura que con los experimentos que te han hecho no te han hecho crecer más el cuerpo?

- Ja, que graciosilla. - Responde Abi.

Me da la espalda y se mira en el espejo. Se quita el pijama y empieza a ver su cuerpo desnudo en el espejo. Las heridas de su cuerpo aun no se han cerrado del todo. Empieza a toquetearse los moratones de su piel y a examinar cada rincón de su cuerpo.

- ¿Cuánto tiempo ha pasado? - Pregunta Abi.

- Unos cuatro días. - Respondo.

- Mm, esta vez están tardando mucho en curarme las heridas... puede que se por que no tengo tanta energía, de hecho, no sé cómo me puedo tener en pie.

- Bueno, yo te he suministrado sopa por la boca estos días. - Digo. - Sabia que necesitarías alimentarte para recuperarte, pero tampoco sabía que podías comer.

- ¿Me has estado cuidando estos días? - Dice Abi con cara de sorpresa. - Gracias... Y... esto... ¿dónde estamos?

- He llevado la nave océano adentro. Estamos sobre el agua. - Digo. - De momento no se ha acercado ningún enemigo. Por otro lado, las Termitas han estado descansando y tal. La verdad es que estaba esperando a que te recuperaras para decidir qué hacer.

Abi se llena la boca con agua del grifo y hace gárgaras con ella.

- Puaj, tenía la boca pastosa. - Dice. - Me duele la cabeza y los músculos.

- No me extraña. - Respondo.

- Bueno antes de pensar en nada debería comer. - Dice Abi.

- Acabas de vomitar...- Digo.

- Eso a sido al ver esa cosa espantosa con la que estaba durmiendo. - Dice Abi esbozando una sonrisa.

- No hace falta que te vayas de la habitación hasta que no estés lista.- Le digo.- Supose que querrías comer, así que he ido trayendo comida. Esta en ese armario de allí.

Abi se abalanza hacia la Puerta del armario y empieza a sacar comida y metérsela a grapados en su boca.

- Vagya, has pensagdo en togdo.- Intenta decir Abi con la boca llena de comida.- Muchad gagzias.

- Nada, nada, tu come y ya hablaras luego, que te vas a atragantar.- Digo riendo.

Los minutos van pasando y conforme más come Abi más le vuelve el color a su cuerpo. Ella engulle todo prácticamente sin respirar y bebé agua también sin parar. En media hora se ha pulido prácticamente toda la comida que yo había traído.

- ¡Ah! Nada mejor que un buen atracón.- Dice Abi. – Bueno voy a ducharme.

- Tienes ropa limpia en el armario, ponte lo que quieras, la mayoría era de Abi, aunque también hay ropa muy extraña.- Digo.

- Probablemente sea de la Consejera Zirca, tiene el gusto en el culo.- Comenta Abi mientras abre la mampara de la ducha y se mete allí dentro.- Ay que bien, agua calentita.

Mientras Abi se ducha me entretengo haciendo la cama y recostando a Peluchin en el cabezal de la cama.

- Por cierto.- Dice Abi saliendo del baño chorreando y secándose el pelo con una toalla.- ¿Dónde esta esa...? ¿Dónde está Mari Pili?

- La tengo vigilando toda la nave. Va por aquí y por allá. Nuestra conexión mental se ha hecho más intensa y si cierro los ojos puedo ver lo que ella ve. Mola, es como tener una cámara de vigilancia móvil en el cerebro.




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