William dejó escapar un suspiro de satisfacción cuando el conde de Essex se marchó de su despacho. Harmony pronto sería su esposa. A pesar de todos los obstáculos que habían enfrentado, todo estaba finalmente en orden.
— Harmony… —susurró su nombre con una sonrisa, imaginándola radiante en su baile de compromiso.
Se puso de pie y se dirigió a la sala principal, donde su madre y su hermana Cristal lo esperaban. Lady Amanda estaba sentada en uno de los sofás, con su porte elegante y sereno, pero Cristal se encontraba de pie, con los brazos cruzados, tamborileando los dedos contra su brazo con impaciencia.
Cuando William entró, ambas alzaron la vista.
— Bueno, hijo, ¿a qué se debe esta reunión tan arrepentida? —preguntó su madre con tono neutro, aunque su mirada indicaba que ya sospe
William sonó con calma y se acercó a ellas.
— El conde de Essex ha aceptado .
Hubo un silencio tenso en la sala.
— Me casaré con Lady Harmony Spencer.
Cristal sintió un latigazo de ira atravesarle el cuerpo. Su mandíbula se tensó y su rostro se tornó pálido, pero logró componer una expresión de sorpresa contenida.
Lady Amanda, por su parte, cerró los ojos por un momento antes de exhalar con paciencia forzada.
— Veo que estás decidido.
—Lo estoy.
-Bien . —Lady Amanda se levantó lentamente y alisó la falda de su vestido—. Entonces supongo que ya no hay nada que decir.
William notó la rigidez en su postura, pero decidió no insistir. Sabía que su madre no aceptaría a Harmony fácilmente, pero no le importaba. Había tomado su decisión y nadie lo haría cambiar de opinión.
Cristal, sin embargo, aún no había dicho una palabra.
William la miró de reojo y vio cómo sus manos estaban apretadas en puños, como si contuviera un ataque de ira.
— ¿No dirás nada, Cristal? —preguntó con un tono tranquilo, aunque la conoció demasiado bien como para pensar que se rendiría tan fácil.
— ¿Qué puedo decir, hermano? —se acercó con paso ligero y lo tomó de la mano, apretándola suavemente—. Si esto es lo que te hace feliz, Si esto es lo que te hace feliz, entonces te apoyaré.
William frunció el ceño, desconfiando de su arrepentido cambio de actitud.
— ¿De verdad lo dices en serio?
Cristal ascendiendo con entusiasmo.
— ¡Por supuesto! Y para demostrarte mi apoyo, quiero ayudar con los preparativos del baile de compromiso.
Lady Amanda la miró con leve sorpresa, pero no dijo nada.
— ¿Tú? —preguntó William, incrédulo.
— ¡Sí!Después de todo, quiero que la futura duquesa tenga la mejor celebración posible. Será un evento inolvidable
William la observó por unos segundos, intentando descifrar sus intenciones, pero Cristal era una maestra del engaño.
Finalmente, suspiró.
—Está bien. Si quieres ayudar, puedes hacerlo.
Cristal le sonríe con dulzura fingida, pero por dentro, su mente ya estaba trabajando a toda velocidad.
"Será una celebración inolvidable, sí... pero no por lo que tú crees, querido hermano."
Porque ese sería el día en que Harmony perdería todo.
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El salón principal de la residencia de los Spencer estaba iluminado por la luz del sol de la tarde que se filtraba a través de los ventanales. Harmony estaba sentada junto a su madre, esperando ansiosa la noticia de que su padre estaba a punto de dar. A pesar de que ella ya conoció la respuesta, escucharla de los labios del conde era lo que finalmente la haría real.
El conde Robert Spencer se encontró de pie en el centro de la sala, con una expresión seria pero firme. Su mirada recorrió a cada miembro de su familia antes de finalmente hablar.
— Después de considerarlo con detenimiento, decidi aceptar la petición del duque de Wellington para desposar a Harmony.
El silencio que se formó en la sala duró solo un par de segundos antes de que James se levantara con una sonrisa en el rostro.
— ¡Felicidades, hermana! —exclamó con orgullo, acercándose a ella y dandole un abrazo
— Que este enlace te haga dichosa —Emma se unió a la celebración, sonriendo con ternura
Isabella, que también estaba presente, tomó la mano de Harmony y la apretó con cariño.
— Serás una duquesa maravillosa.
Harmony sintió su corazón latir con fuerza. Todo lo que había deseado durante meses se estaba haciendo realidad, y la felicidad la envolvió por completo. Su mirada se dirigió hacia su madre, quien la observaba con ojos brillantes.
Margareth se acercó lentamente, sus delicadas manos tomaron el rostro de su hija con ternura y la miró con emoción contenida.
— Espero que seas feliz, hija mía. —susurró antes de abrazarla con fuerza.
Harmony cerró los ojos y se aferró a su madre, sintiendo la calidez de su amor.
Pero cuando su padre volvió a hablar, su tono fue mucho más solemne.
— Espero que no te arrepientas de esta decisión.
Harmony se separó de su madre y enfrentó la mirada seria de su padre.
—Nunca lo haré, padre. —respondió con seguridad.
Robert la observó en silencio, evaluando su determinación.
—Entonces , que asi sea.
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La noche estaba en calma, iluminada por la luz plateada de la luna que cubría las calles de Londres con su resplandor etéreo. Harmony sintió un cosquilleo en el estómago mientras bajaba por la escalera trasera de la residencia Spencer , sus manos temblaban ligeramente por la emoción y el nerviosismo. Sabía que lo que estaba haciendo era una imprudencia, pero el simple pensamiento de verlo una vez más antes del compromiso hacía que cualquier riesgo valiera la pena.
Cuando cruzó la puerta trasera y sintió la brisa nocturna acariciar su piel, vio la silueta de William esperándola a unos pasos de distancia. Vestía un abrigo oscuro que lo hacía verso aún más imponente bajo la tenue iluminación de los faroles.