Escribiendo nuestra historia de amor

CAPITULO FINAL ♥

El sol de la mañana iluminaba suavemente la habitación, filtrándose a través de las cortinas de encaje, bañando todo con una luz dorada y cálida. Harmony estaba de pie frente al gran espejo de su tocador, rodeada por sus criadas, quienes con sumo cuidado terminaban de ajustarle el vestido.

Era una obra maestra de la alta costura, un vestido de novia digno de una duquesa. Confeccionado en la más fina seda color marfil, la tela caía con una fluidez etérea, abrazando su figura con elegancia y refinamiento. El corpiño estaba delicadamente bordado con hilos de plata y diminutas perlas cosidas a mano, formando intrincados diseños florales que parecían bailar sobre la tela. Las mangas eran de encaje francés, tan finamente tejido que parecía casi translúcido, permitiendo que su piel se vislumbrara suavemente debajo.

El faldón, amplio y majestuoso, estaba adornado con delicados bordados en los bordes y se extendía en una cola sutil pero elegante, dando la impresión de que Harmony flotaba en el lugar de caminar. Pero lo que realmente la hacía lucir como un sueño era el velo.

El velo era una pieza exquisita, confeccionada en tul de la más alta calidad, ligera como la brisa. Caía desde una delicada tiara de perlas y diamantes, regalo de su madre, y descendía en suaves ondas hasta casi tocar el suelo. En sus bordes, diminutas flores bordadas a mano le daban un aire de cuento de hadas, enmarcando su rostro con una dulzura angelical.

—Eres la novia más hermosa que he visto en mi vida —susurró Isabella con una sonrisa radiante, acercándose para acomodarle un mechón de cabello suelto detrás de la oreja.

Emma, ​​con los ojos brillantes de emoción, le tomó la mano con cariño.

—William se va a quedar sin aliento cuando te vea caminar hacia él.

Harmony rió suavemente, pero el temblor en sus manos delataba su nerviosismo.

—No digas eso…

Lady Margareth la observó con ternura, con una mezcla de orgullo y nostalgia reflejada en su mirada.

—Mi hija, hoy es el comienzo de un nuevo capítulo en tu vida. No puedo evitar recordar cuando eras apenas una pequeña que corría por los pasillos con los rizos despeinados y las rodillas raspadas —dijo con una sonrisa trémula—. Y mírate ahora… tan hermosa, tan radiante.

Harmony sintió sus ojos humedecerse y tomó la mano de su madre con fuerza.

—Gracias, madre.

Los golpes en la puerta interrumpieron el momento, y cuando se abrió, apareció James.

Al verla, el rostro de su hermano se llenó de emoción y su expresión dura se suavizó.

—Dios mío… ¿cuándo creció mi hermana pequeña?

Harmony llamativamente y bajó la mirada con timidez.

—No digas eso, James.

Él se acercó y la rodeó con un fuerte abrazo, sosteniéndola por varios segundos.

—Voy a extrañarte, hermanita —susurró, su voz ronca por la emoción.

Harmony sintió un nudo en la garganta y lo abrazó con fuerza.

—Yo también te voy a extrañar… pero no me voy tan lejos.

James se separó, despeinándola suavemente como solía hacerlo cuando eran niños.

—Eso espero.

Cuando Harmony bajó las escaleras de la mansión, su padre la esperaba al pie de estas.

Robert Spencer, con su porte siempre distinguido, la miró con un brillo especial en los ojos, uno que apenas lograba contener las lágrimas que amenazaban con caer.

—Eres la novia más hermosa que jamás haya visto —dijo con voz quebrada.

Harmony se acercó lentamente y tomó su brazo con delicadeza.

-Gracias padre …

Robert respir hondo, tratando de mantener la compostura.

—Es un honor para mí llevarte al altar.

Harmony acentuando y apoyando la cabeza en su hombro por un breve momento, sintiendo el amor de su familia envolviéndola en aquel instante.

Era el día más importante de su vida. Y en su corazón, solo un nombre resonaba con fuerza.

❀✿–❀✿–❀✿–❀✿–❀✿–❀✿–❀✿–❀✿–❀✿

La majestuosa iglesia de St. George, Hanover Square, un lugar predilecto por la aristocracia para sus matrimonios, se encontró resplandeciente esa mañana. Los candelabros dorados iluminaban cada rincón, reflejando la luz en las finas decoraciones de mármol y en los bancos pulidos donde se sentaban los invitados más distinguidos de la sociedad londinense.

Frente al altar, William Goldsmith, el Duque de Wellington, vestido con un elegante traje de novio en tonos oscuros, con detalles dorados y un impecable chaleco de seda marfil, caminaba de un lado a otro sin cesar. Su cabello, perfectamente peinado, tenía algunos mechones rebeldes que caían sobre su frente, dándole un aire aún más atractivo. Sin embargo, lo que más resaltaba en él en ese momento era la impaciencia en su rostro y la emoción contenida en sus ojos.

—Por Dios, William, si sigues caminando de esa forma terminarás por desgastar la alfombra de la iglesia —bromeó George, apoyado contra una de las columnas con los brazos cruzados.

Liam, quien también vestía de gala, se acercaba con una sonrisa divertida.

—Nunca pensé ver al imponente Duque de Wellington tan nervioso.

William se detuvo solo un instante para fulminarlos con la mirada.

—No es nerviosismo, es… —dudó un momento, intentando encontrar las palabras adecuadas— impaciencia.

George soltó una carcajada.

—Claro, impaciencia. Como sea, amigo, relájate, en cualquier momento llegará tu prometida y entonces todos tus tormentos acabarán.

William pasó una mano por su cabello, suspirando con frustración.

—No sé cómo lo logran ustedes, pero a mí me parece una tortura esperar tanto tiempo aquí sin poder hacer nada.

—Solo espera un poco más —dijo Liam, dándole una palmada en el hombro—. La espera valdrá la pena.

William intentó sonreír, pero la ansiedad lo carcomía. Solo quería verla, quería tomar su mano, observarla a los ojos y saber que todo era real, que después de todo lo que habían vivido, finalmente estarían juntos.

En ese momento, la puerta lateral de la iglesia se abrió y Ethan Cradford entró con su habitual postura firme y elegante. Se acercó a William con la intención de hablarle, pero al notar la felicidad y la emoción reflejada en su rostro, dudó.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.