Escritores del destino

Capítulo 18

Lenin llevó las manos a su pecho mientras inclinaba lentamente su mirada hasta poder visualizar sus pies.

Su mente se encontraba en blanco, perdida en recuerdos inverosímiles para así no dejar que pudiera apreciar la realidad.

Después, se vio en un pasillo blanco sentada en una banca plateada de acero. Las personas iban y venían sin detenerse a mirarla.

Su mirada estaba clavada en un punto distante frente a ella, mientras, Cayden se encontraba a su lado dejando recostar su peso sobre los codos que eran apoyados en sus rodillas.

Era mejor estar así, en silencio. Para Lenin sería terrible hablar sobre aquella persona que unas horas atrás había asesinado.

Cayden volteó a ver rápidamente hacia la derecha cuando sintió a alguien plantarse a su lado.

Se trataba de un doctor que sostenía una ligera sonrisa, tenía sus manos sumergidas en los bolsillos de su bata blanca.

—Buenas tardes —saludó.

—Buenos tardes —Cayden respondió al saludo mientras acentuó con la cabeza.

—Soy el doctor Ramson, —se presentó, rodó la mirada a la joven— ¿ella es Lenin?

—Sí —Cayden volteó a verla.

—¿Qué es lo que tiene? —el doctor dio dos pasos para poder acercarse a Lenin y plantarse frente a ella.

—No ha hablado desde que… —Cayden dejó salir un suspiro— pasó eso.

—Lenin, hola —el doctor la observó fijamente.

La joven desvió la mirada y una gota de sangre se desprendió de su ojo derecho, comenzando a rodar con rapidez por su mejilla.

El doctor Ramson acercó más su mirada mientras acomodaba sus lentes negros.

—¿Hace cuánto terminaron el entrenamiento? —preguntó el doctor.

—Salimos de Cerebro hace más de dos horas, —respondió Cayden— intenté hablar con ella, pero no respondió a mis preguntas y no ha dejado de llorar sangre.

—¿El estudiante no sobrevivió?

—No.

—¿Qué dijo la instructora?, ¿fue muerte instantánea?

—Sí.

—¿Ya averiguaron cómo asesinó al joven?

Cayden notó que Lenin estaba muy incómoda con aquella conversación que escuchaba, por lo mismo decidió no responder.

—Doctor, ella no está en las mejores condiciones como para escuchar o hablar del tema —explicó Cayden mientras se levantaba de la banca.

—Lo siento, pero necesito saber todo para poder proceder con los exámenes. Lenin tiene indicios de ser una escritora auditiva-instintiva.

El joven frunció su entrecejo, demostrándole al doctor que no estaba comprendiendo lo que trataba de explicarle.

—Es mejor que… Pasemos a mi consultorio para poder hablar con más tranquilidad —recomendó el doctor.

—Dijeron que sólo serían exámenes rutinarios —dijo Cayden tornando su rostro serio.

—Sí, pero, necesito conversar con ustedes y explicarles la situación en la que se encuentran en este momento.

Lenin remojó sus labios con su lengua y volteó a mirar a Cayden. Vio cómo el joven negaba con su cabeza ante las explicaciones del doctor.

—Usted no puede mostrarle los resultados al Gran Grupo, no lo hará —sentenció Cayden con dureza.

—Lo siento, no tengo otra opción. —explicó el doctor Ramson— El Gran Grupo está esperando los resultados y será cuestión de horas para que vengan a recogerlos.

—¡Pero usted lo dijo!, el caso de Lenin es uno en diez mil, la tomarán como experimento y la torturarán para poder explotar su poder y sacarlo de su cuerpo. En pocas palabras, matarán a Lenin, ¿eso es lo que quiere?

—El Gran Grupo ya es consciente del gran poder que tiene Lenin —dijo el doctor con semblante neutral—. ¿Crees que se podría ocultar… —volteó a ver a Lenin— un espécimen tan extraño?

Cayden azotó la mesa con una mano y se levantó del sillón.

—¿Un espécimen?, ¿está diciendo que ella es un bicho raro? —interrogó mientras veía con furia al doctor.

Sin embargo, el hombre no le temió a aquella mirada.

—¿Puede una persona normal asesinar a otra con sólo verlo? —preguntó el hombre.

Cayden dejó salir una ligera sonrisa.

—Entonces doctor, está rodeado de especímenes muy raros y yo soy uno de ellos, no creo que usted quiera conocer el por qué.

Al parecer, aquello hizo que el hombre comenzara a cambiar de parecer.

—Hay una manera para poder ocultar la rareza de Lenin de aquel grupo —informó—, sin embargo, eso sólo tendrá efecto por un tiempo. Debes mantenerla alejada de ellos todo lo que puedas.

—¿Cuál es esa manera?

—He escuchado de ti —el doctor acomodó con su dedo índice derecho sus lentes—, de hecho, he leído tu historial médico. Eres bastante peculiar, se podría decir que casi llegas a parecerte a ella. Pero claro, eso no lo sabremos hasta poder examinarla, aunque, no podremos hacer eso, sería un gran peligro.




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