Escritos de la cuarta semana de junio de 2024

DUDA RAZONABLE Por Arturo Martínez Molina

Soy Henry, un agente de contraespionaje americano, con la misión de anular a un espía ruso. No me facilitaron más datos que su dirección, así que desconocía su género o nombre. Soy un hombre corpulento, cabello negro y me dejo bigote junto a una pequeña barba.

 

Cuando llego a la vivienda, se convirtió en una fuerte lluvia, las gotas que empezaron a caer al coger mi coche. Bajo del mismo, y cojo la llave en la recepción de un hotel cercano. La habitación a la que subo, daba frente a mi objetivo, así que podría vigilarlo y planear el momento oportuno de intervenir.

Nunca pude verlo del todo bien, al no acercarse a las ventanas, solo su sombra. Era evidente que era un profesional, y debería de andarme con cuidado al aproximarme a la casa unifamiliar.

Teletrabajaba en su propio hogar, lo que me complicaría el sorprenderlo. Me costó un mes tener un esquema de su rutina, sin eso, ni me planteaba el acercarme a eliminarlo.

 

La fecha escogida fue en la que sabía que salía a comprar, y así podría esperarlo en el interior sin mayores riesgos. Una hora antes, bajo a pagar la cuenta de mi habitación y, me preparo para pasar a la acción. Me invadió la misma sensación que siempre me venía en esas ocasiones, se me acelero el corazón, en respuesta a esos inevitables nervios que empezaban a erizar mi piel.

Comenzó a diluviar al salir del hotel, aunque llevaba un impermeable que me protegía y, preveía estar poco tiempo bajo la misma.

La casa contaba con muy buenas medidas de seguridad, aunque, mis habilidades eran mejores para neutralizarlas. Por lo que no me costó atravesar el jardín ya armado con mi pistola, en previsión de que no viviera solo mi objetivo. Desactive las del exterior, al ver que no había nadie más y, las volví a activar al entrar en la vivienda. Dentro, configure el sistema para que pareciera estar operativo, sin estarlo en realidad.

  • ¡Perfecto! Ahora solo me resta esperarlo en un lugar estratégico y eliminarlo sin correr riesgos —comento complacido.

Enrosco el silenciador en mi arma, y me siento en un sofá del salón, que coloco en un lugar desde el que controlaba ambas entradas a la vivienda. A la hora prevista, escucho que utilizan la llave y al abrirse la puerta, apunte con mi arma a la persona que me miro perpleja.

  • ¿Qué haces aquí, Henry? —interpelo sorprendida.

Se trataba de Dusica, una bella colaboradora rusa, con la que trabajé en el pasado. En ese breve momento en que nos reconocimos, se armó con su arma y, me apuntaba con ella.

  • No es lo que te hayan podido decir, Henry. Es una misión conjunta de ambos servicios de espionaje, el tuyo y el mío, sigues las órdenes de un corrupto —me dijo desesperada.

Era más rápido, y mejor que ella, por lo que no me suponía una gran amenaza. Aunque, no sabía si dar crédito a alguien en quien confié en el pasado, o a las órdenes recibidas.

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Ahora, como lector, podrá escoger el final que le agrade más, de entre los que les ofrecemos.



#3890 en Otros

En el texto hay: conspiracion, espia

Editado: 27.06.2024

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