Ese asesinato me produjo un placer inesperado. Lo que me llevó a repetirlo a intervalos regulares, para obtener la misma sensación.
El tener que estar en constante movimiento, me obligo a emplearme en trabajos inferiores a mi capacidad intelectual. Pero era parte de mi plan... ¡Nadie tenía en cuenta a esas personas como sospechosos de unos crímenes tan perfectos!
Nunca me pilló la policía por sus propias pesquisas, lo hicieron cuando llegue a la edad de jubilación y, porque les dejé pistas evidentes para atraparme.
Ahora espero en el corredor de la muerte, la hora en que me llevaran a la silla eléctrica. Será una liberación y me evitará el penoso trago de la vejez.
FIN
Editado: 04.07.2024