Escritos de la primera semana de junio de 2024.

UNA TIRADA APRESURADA Por Arturo Martínez Molina

Soy Mary, una mujer que, en su día, fue una reconocida pitonisa en selectos círculos. Además de contar con limitados poderes de vidente, que he heredado de mi madre.

Con una edad cercana a los cincuenta, me harté de la presión que se me exigía a veces, por lo que opte por desaparecer y unirme a una feria ambulante que estuvo encantada de acogerme. A mí me permitiría ver diferentes partes del país, y el dueño del negocio, más que satisfecho de contar con alguien de mi nivel.

Con el tiempo, mi caseta gano un cierto prestigio, lo que me obligo a ocultar mi rostro a los clientes. Era algo que sabía que podía llegar a ocurrir, y que baraje con maestría, para mantenerme en un nivel bajo. No deseaba que los antiguos círculos en los que fui popular, sospecharan que era la misma persona, pese a presentarme con un nombre falso a mi clientela.

 

Esta experiencia que narraré, sucedió a los cinco años de viajar con ellos, en un pequeño pueblo de Texas, llamado Marga. Un hombre se presentó a poco de la hora de comer, algo que me molestaba sobremanera.

  • Si desea una lectura rápida, es cuanto puedo ofrecerle ahora. Es casi la hora de cerrar —le digo, con esperanzas de que vuelva después.

  • Esa deberá bastar, no puedo regresar por la tarde. Victoria —respondió.

  • De acuerdo, tome asiento, entonces —le indique.

Barajé los veintidós arcanos mayores con rapidez, y extendí las seis ante mí, tres en la fila superior y el mismo número en la inferior. Su lectura rápida, me dejo ya inquieta y miré de nuevo al hombre, que permanecía impasible ante mí.

  • ¿Son malas cartas? —preguntó.

  • Eso es difícil de afirmar, le diré lo que me dicen.

En la hilera superior, tenía a la emperatriz invertida, el colgado y a la muerte.

  • La primera hace referencia a una mujer que está pendiente de un cambio, que supondrá su fallecimiento o transformación. Ese es el futuro inmediato.

Tras una pequeña pausa, proseguí con la esquina inferior. En ella estaba, el emperador, la sacerdotisa y el mago.

  • La segunda, que presagia el porvenir más tardío. Un hombre con buen juicio, podría comenzar algo llevadero.

El cliente se incorporó, y antes de salir, dejo mi dinero con una buena propina.

  • Gracias Victoria, de verdad. Sus palabras me inspiran mucha confianza, para lo que voy a tener que hacer —dijo antes de salir.

Lo que escuche me dejo congelada, al haber podido ser la confesión de un futuro asesinato.

 

En los siguientes días, estuve al tanto de las noticias de ese pueblo, y hubo el caso de un homicidio que dejo como única superviviente a una niña de unos doce años. La cual, decía no poder recordar nada de lo sucedido esa noche.

Volvimos al cabo de un año al mismo lugar, en donde pude ver a mi misterioso cliente con ella paseando por la feria. El miedo me hizo ocultarme a sus ojos, pese a que a la pequeña se la veía feliz en su compañía, al ser su padre biológico.

FIN




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