Escritos de la tercera semana de junio de 2024

UN VISITANTE BLANCO Por María Rosa Hernando Fernández

Era una noche de verano, y dos amigas de tan solo diez años disfrutando de la tranquilidad. Las dos sentadas en las paralelas del parque infantil del edificio vacacional, hablando de sus cosas, compartiendo todo lo acontecido en la escuela a lo largo de la semana.

De repente, un sonido extraño interrumpió la charla.

- ¿Qué ha sido eso? - preguntó Ana. - ¿Lo has oído?

- Sí, ha sonado algo raro. Y lo sigo escuchando. ¿Vamos a averiguar? - invitó Bertha.

 

Las dos bajaron de inmediato de las barras, dispuestas a enfrentar el temor a algo desconocido. Caminaron en dirección al extraño sonido, bajando unas empinadas escaleras de piedra, hasta que al final de estas encontraron la solución a sus preguntas. Era una manguera que estaba desaguando el agua de la piscina del edificio colindante al suyo.

 

Bertha se giró y comenzó a jugar con el chorro, mientras que Ana se quedó embobada observando el final de la explanada en la que se encontraban. Al final de esta, una minúscula acera y la carretera.

Todo estaba en calma, nadie a la vista, hasta que de pronto, una figura sin expresión y totalmente blanca como si llevara un traje cubriendo su cuerpo por completo, asomó por la esquina de la pared que delimitaba a su izquierda. Fue un movimiento muy rápido, prácticamente efímero. Pero la visión también fue clara y aterradora. No podía tratarse de un reflejo, ningún vehículo había pasado por allí, entonces ¿qué había visto?

Ana sintió el miedo corriendo por sus venas, y agitada comenzó a gritar:

- ¡Bertha, Bertha, corre, sube, rápido!

 

Las dos corrían escaleras arriba, saltándolas de dos en dos hasta llegar nuevamente a las paralelas.

- ¿Qué ha ocurrido? - preguntó Bertha jadeando.

- No sé qué era eso. - Comenzó a narrar su amiga.

 

Pero antes de que pudiera continuar para detallar lo que había presenciado, la extraña figura saltó entre los setos que delimitaban los dos edificios.

Bertha sin saber que podía contarle su compañera, saltó de las barras y echó a correr.

 

Ya en el interior de su casa, hablaron de ese enigmático visitante, ¿habían visto un extraterrestre?

Eso creyeron.

 

Y esta historia, continua.




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