Un tulipán entre tantas rosas bellas y deslumbrantes. Cada día, sin falta, la anciana de baja estatura regaba con esmero su jardín, sin saltarse ninguna flor, pero existía una que había sido olvidada. El tulipán aún recordaba los tiempos cuando era el favorito de la señora, lleno de cuidados y demás, hasta que, por alguna razón, habría sido "reemplazado" por un montón de rosas que aún no habían crecido completamente, pues eran nuevas.
Fue así, que con el paso del tiempo, el tulipán comenzaba a sentirse solo, despreciado, que valía menos que las rosas. Empezó a desgastarse ya que casi ni lo regaban. Solía mirarse a si mismo y compararse con las rosas... Tan marchito, tan decaído, sin embargo las rosas eran muy coloridas, brillantes y aparentaban ser muy fuertes. Se sentía celoso, quería verse como ellas, quería que alguien se preocupase por el, quería querer y ser querido, pero no podía, por que nadie lo notaba, se estaba muriendo lentamente. La anciana que alguna vez lo apreciaba por ser el más lindo y se preocupaba por todo, hoy sentía desagrado y hacía diferencias con las otras flores, quienes estaban llenas de vida.
Un día, el tulipán comprendió que a veces las personas te cambian por algo mejor, algo más genial, y se olvidan de todo lo que alguna vez significaste. La anciana olvidó el aprecio y admiración que le tenía, dejando de darle los mismos cuidados que con las rosas y preocupándose más por ellas.
Entonces, con toda la tristeza del mundo, el tulipán se despidió de aquel jardín que lo había visto crecer y agradeció a la mujer por haberlo cuidado en su momento, dejando así, un espacio de tierra vacío entre todas las flores...