¿Qué quieres de mí? ¿Qué es lo que estás buscando? Te lo advierto, y esto no es una amenaza, pero aquí no hay nada.
No, no te estoy echando, puedes quedarte si quieres... De hecho, sería doloroso que desaparecieras...
Me estás enloqueciendo, ya no sé qué es lo que quieres hacer, no sé si quieres destruirme o qué.
Quisiera huir, pero me has encerrado. Ya no sabría ni cómo hacerlo.
¿Qué te cuesta tomar mi mano y llevarme contigo? Sabes que odio que me dejes aquí, en la inquietante espera de tu regreso. Lo odio porque sé que un día de éstos ya no volverás...
Te conozco, puedo ver el cansancio en tus ojos; lo harás, me vas a dejar aquí y aunque el remordimiento te carcoma, no volverás por mí para salvarme de los demás. Ellos también buscan algo de mí y no logran hallar nada, pues yo te estoy siguiendo a ti, y tampoco hallo nada.
¿Será que estoy destinada a sufrir a tu lado? Aunque me está matando, no quiero dejar este dolor.
¿Por qué diablos existes? Arruinas mi paciencia, sacas lo peor de mí. Intenté renacer y por tu causa me estanqué; quedé aquí, esperando alguna respuesta que me guiara, pero no hay nada. Como siempre.
Sé que nada va a cambiar, sé que será el mismo disparo una y otra vez. Sé que esto te confunde, a mí también, incluso mucho más, pero debes hacerte cargo. Tú hiciste todo esto y ya no podrás volver atrás.