Hay veces donde la vida nos parece injusta, sinceramente. Les contaré la verdad: en estos tiempos, me siento sumamente mal. Y, si tú estás leyendo ésto en algún futuro, pues quiero que sepas que, dentro del 2020, me estoy sintiendo muy mal. Siento que estoy hundido dentro de aquel pozo sin escapatoria. Siento toda esa carga negativa encima mío, que no me deja ni siquiera escalar un poco las paredes de ese pozo. Pero... ¿Por qué me pasa esto? Yo fui una personaque ha sufrido de bullying en el pasado, la mayor parte de mi vida. He sufrido de los dos tipos: psicológico y físico. En este 2020, me encuentro en cuarto de secundaria: hace dos años terminaron los abusos. Catorce años soportando todo aquel sufrimiento y lado negativo de la vida. He comenzado a odiarme a mí mismo, a odiar a cada estructura de mi cuerpo hasta el punto de hacerme daño para verme peor todavía. No sé ni siquiera por qué razón me corté, pero las marcas siguen allí: para recordarme cada error que he cometido. Siempre me miro al espejo, y me odio; siempre miro mis heridas, y recuerdo todos mis errores. Se siente horrible estar así, sientes que nunca sales de aquel pozo, sin importar si vayan a terapia o tomes antidepresivos. Y, si logran salir, siempre una parte de ti se quedará allí dentro. Cuando no soportes más, caerás hasta tu parte sobrante y volverás al punto de inicio. Lo harás una y mil veces más, pero... En algún momento saldrás por completo, te lo aseguro yo. Nadie es completamente fuerte, aunque tampoco completamente débil. Si no encuentras la felicidad en cierto lugar, intenta con uno nuevo. Observa qué lugares del nuevo hogar que te rodea te hacen felices, y utiliza esos lugares para brillar y tratar de buscar alguna segunda oportunidad para vivir (obvio que la tienes). No todo debe ser malo, ¿sabes?
Hace poco me ha dejado mi novio, sí, aquella persona a la que le dediqué este libro en notas de autor. Para ubicar, hoy es 11 de Junio y él me dejó el 5 de Junio, hace seis días más o menos. Me dolió bastante, obvio, y me recaí mucho más en mi melancolía y dolor. Me corté y hace seis días que duermo en el sofá, ya que, todos los lindos momentos que pasamos de manera virtual, se concentran en mi habitación. Todavía me cuesta superar la relación y aceptarlo, porque me pegó duro; pero por lo menos prefiero conservar los hermosos recuerdos con él. ¿Vieron? No todo tiene que ser sufrimiento y no todo nos tiene que dar tristeza. No importa qué tan mal nos sentimos, siempre hay algo bueno allí para recordar y decir:
— De esta situación me acuerdo, fue maravillosa, única y sumamente especial.
Sé que, a veces, no nos podemos controlar, pero intenten hacerlo. Es difícil dejar de cortarse, es difícil no recaer en aquella carga negativa. Para esas personas que se sienten identificadas con mi caso, sólo les pido que lloren: no recaigan en lo más profundo, por favor. Hundirse allí es... Lo más horrible que tú o un ser humano puede hacer en su vida. Una vez que lo haces, te costará mucho más salir que entrar nuevamente. Llorar libera mucho más que cortarte, también puedes charlar con alguien de suma confianza o salir a tomar aire. Cualquier cosa que te despeje de tu carga negativa. No lograrás nada si no sigues adelante con tu vida para poder vivir mejor.