Muchas personas se van de tu vida cada año, y nosotros estamos allí: esperando en el mismo lugar poe mucho tiempo para que regresen. Pero no: no lo van a hacer, no tienen compasión por nosotros. Amar es... Algo muy complicado, algo que nos pone débiles. No sé cómo explicarlo, sólo sé que duele demasiado si no se trata bien al tema: te puede llegar a lastimar de una forma nunca antes vista. Es como si estuvieras abrazando al amor de tu vida, y esa figura desaparece poco a poco. Con el tiempo, tu corazón se destroza y, cuando aquella persona ya no se encuentra contigo, caigas de rodillas al suelo, tapes tu rostro con ambas manos y empieces a llorar, con el corazón hecho cenizas y sin esperanzas de nada más. Aunque el amor duele aún más cuando el primer amor de tu vida es la razón por la cual tu corazón se rompa. Nunca sabemos superarlo, nadie ni nada nos enseña a cómo superarlo. Los recuerdos se quedan allí, en la casa, y tú miras cada rincón del lugar para luego comenzar a llorar. Su alma ya no está en el lugar: su espíritu ya no está contigo. Te das cuenta de que, actualmente, no sabes qué hacer con tu vida si él o ella ya no está contigo. Suspiras profundo, observas cada rincón de la casa y empiezas a recordar cada momento y detalle bonito. Como ello también lastima, lloras por todo el dolor y sufrimiento que tienes y llevas dentro. Tu corazón está hecho cenizas, es el que solloza contigo. Después, utilizan aquellas palabras para afirmar cómo te sientes:
— No sé qué me pasa, ni cómo actúo. He cambiado bastante en los últimos días.
Esas palabras, junto al aire que utilizan, duele mucho más que un flechazo en medio del pecho. ¿Cómo se supone que seguiremos después de eso? Ni yo sé la respuesta a la pregunta. Duele saber que, la persona que tú más amas, no sienta nada por ti. Te has dedicado tiempo de tu vida a amarla y tratar con todas tus fuerzas de que se sienta bien, sin importar tu vida y cómo te sientas tú; pero, aún así, notas que se va de tu vida porque ha cambiado demasiado, al parecer. ¿Desde el cuándo el cambio hace que no te deje de amar? Esa es otra respuesta que no sé. Desde que el amor de mi vida fue mi pareja, caí nuevamente en depresión. Cambié bastante, aunque no fue gracias a él que mi autoestima bajó. Yo tenía una única preocupación: si yo no puedo hacerme feliz del todo a mí mismo, ¿cómo lo haré feliz a mi novio? Juro que, sin importar cómo me sintiera, traté de hacerlo feliz. Debes creerme, por favor. Él me hizo, igualmente, muy feliz a mí, y se lo agradezco muchísimo. Sé que cuesta superar un momento así, tan lindo y maravilloso. De todas formas, hay que hacerlo o no podemos seguir con nuestras vidas. Seguiremos aferrados a la vida de la persona que más nos gustó, para ser muy sincero. Lo único que puedo decir, o escribir, es que sigan adelante, ya que yo también estoy pasando por lo mismo. Sientes que te ahorcan con una cuerda o soga invisible, para luego hundirte a un lugar llamado: "Decepción y Dolor". Ya no aguantas más nada, quieres huir de todo... Hasta de la realidad. Te preguntas qué haces todavía aquí, no le encuentras sentido a nada. Solamente te sentías valorado, o valorada, cuando la persona que más te gustó estaba allí a tu lado, era el único ser humano que te quería y amaba: sin darle importancia a qué tan mal o recaído te sientes. Pero, poco a poco, debes superarlo en cuanto puedas. Nunca puedes vivir en aquel dolor, siempre debes recordar lo bonito para tener la belleza contigo. Suspira con suavidad y lárgate a caminar, te tranquilizarás demasiado. En muchas ocasiones, aconsejo salir a caminar, porque, la suave brisa del viento, despeja tus pensamientos a veces.
El amor, de vez en cuando, te tratará mal: como un juguete. Duele muchísimo, de manera profunda. Como si alguien no te quisiera, te botara a la basura. No te sientes preciado, querido como todo joven debe sentirse amado. Vas una vez más hacia ese pozo o caberna, te sientes completamente solo o sola. No tienes la oportunidad de pedir ayuda, ya que no absolutamente nadie alrededor o cerca tuyo. Te sientes muy bloqueado, no sabes por dónde caminar. Miras para ambos lados y no encuentras ninguna salida. Suspiras profundamente otra vez, no deseas saber nada de nadie. Como no estás al tanto de qué hacer allí dentro, decides quedarte a vivir: perfectamente quieto, sin realizar ningún tipo de trabajo.