Tras el cristal de tus mentiras observaba el mundo de distintos colores, dejando de lado el negro y los diferentes matices de gris. El día en que me dejaste, aquella última sección comenzó a estar presente en mi vida, mis días eran como películas antiguas que habían quedado olvidadas bajo la alegría de las demás personas, quebraste mi corazón de cristal con aquellas últimas palabras que salieron de tu preciosa y endemoniada boca, la cual había pasado por una cantidad indefinida de hombres ¿Por qué razón me dolía tanto? Si era bien sabido que pasar una noche contigo era más fácil que respirar.
Sin razón alguna habías logrado entrar en mi corazón y en mi cabeza, dejaste una huella en mi alma que nadie más podría borrar, mi problema ya no era buscar la felicidad, sino salir de la miseria emocional que me causaba tu ausencia. Hice lo que las personas llaman «ahogar las penas en alcohol», pero lejos de ahogarlas, se embriagaron junto conmigo y lloramos la carencia de tu presencia. Después intenté lo que la gente conoce como «drogar para olvidar», era tan efectivo como lanzar balas a la luna a causa de odio. Una de mis últimas opciones fue «escribir para soltar», pero te encuentras atada a cada letra que sale de mi mente como si fueses la tinta de mis escritos.
Tras el cristal de tus mentiras me encontraba feliz antes de descubrirlas, en una vana ilusión de permanecer a tu lado cada día de mi vida. Cada noche te encontrabas con una persona distinta y no había rincón en nuestra casa donde no hubieses sido de alguien más, la mesa donde desayunábamos juntos formaba constantemente parte de tu acto sexual. Me odio por amarte tanto, y mis sentimientos me aman por haberte amado ¿Quién soy yo para culpar a ellos? Si su existencia es ajena a mí.
Estoy en mi último intento, las personas lo llaman «suicidio», tu ausencia está tan presente que estoy completamente seguro de que enloqueceré en cualquier momento. Mientras tú te diviertes, mi estancia aquí se encuentra más vacía y pierde el sentido con cada frase escrita, tanto que me cuesta trabajo pensar en algo que no seas tú, pero estoy seguro de que esos sentimientos no me acompañarán en el infierno, porque su pureza sobrepasa tu miserable vida, aún así te amo, y te amaré con mi último aliento tras asesinar aquellas emociones que alguna vez fueron parte de nuestro todo.