A veces tomar café se basa en un principio de oscuridad eterna, donde lo bebes y poco a poco llenas el vacío de tu alma, gota tras gota se va moldeando a voluntad de aquel abismo que habita el interior de tu ser, hasta que llega el momento en que es llenado completamente y puedes decir con total satisfacción: «—He terminado mi café...» mientras esperas aquel repetitivo momento que dará sentido tu vana existencia. Simple y sencillamente «El principio de oscuridad.»