Existen diversas formas de llamar a aquello que me falta; siendo una persona le llaman musa, numen, o siendo un impulso repentino es llamado estro, e incluso coloquialmente le llamarían vena.
Pero todo el tesauro anterior puede ser resumido en una sola palabra: «inspiración» aquello de lo que carezco en este momento y podrías decir que no me encuentro totalmente perdido entre mis letras, e inclusive que no estoy guiado por la incitación de dejar atrás el síndrome de la página en blanco, tendrías razón en ello, porque en este instante; la falta de inspiración es mi inspiración.
Los minutos pasan y yo sólo coloco una palabra frente a otra dejando en evidencia mi falta de talento, y más aún, mi falta de musa guiado sólo por un estro sin haber nacido con vena de escritor.
Los minutos pasan sin que una sola basura digna de manchar la hoja salga de mi mente. Mi mente, la cual se encuentra harta de utilizar el mismo repertorio de palabras sucesivamente, pero agradecida ante el hecho de que una persona que lee mis escritos no deba tener un diccionario al lado para interpretar cada una de las líneas.
Existen diversas formas de llamar a aquello que me falta; musa, numen, estro o vena, pero ninguna de esas expresiones es correcta, porque tú ya tienes un nombre propio.