Escribir es como navegar en un mar de ideas tempestuosas con un rumbo definido, sin brújula y sin vela, siendo balanceado violentamente por el vaivén de las enormes olas a tu alrededor, avanzando y retrocediendo entre palabras escritas para ser borradas y jamás ver la luz, avanzando y retrocediendo entre letras feroces que se aferran a la página para permanecer con vida.
Escribir es un acto de guerra entre pensamientos que manipulan cañones de tinta, imponiendo sus ideales el uno sobre el otro, términos combatientes opacando a los débiles con sinónimos que habían permanecido en las sombras para atacar en el momento preciso.
Escribir es manipular sabiamente ese hilo que a algunas personas les provoca nudos de garganta.