Jamás pensé que me pasaría a mí. «La vida nunca se mirará desde ojos ajenos.» mi abuelo decía algo parecido a lo anterior. Una de esas pocas veces en las que lo escuché, puesto que realmente no me interesaba lo que él tenía que contar, las mismas historias de siempre; como leer ese libro que has tenido durante tanto tiempo que, ahora puedes recitar cada párrafo a la perfección. Un libro que poco a poco comenzó a tornarse aburrido. Mi abuelo decía tantas cosas, y sé que lo hacía porque era la forma de revivir aquellos momentos, de ser feliz nuevamente, porque él no podía generar recuerdos nuevos, no podía moverse. Y para no volverse loco en su totalidad, se aferraba a lo que conocía dentro de su mente, para no adentrarse en lo desconocido y así… perderse por completo. Lo sé… porque… ahora ese abuelo… soy yo.