Escucha mi silencio

Capitulo 5

Lo miro incómoda, aún sin poder descifrar de quien se trata.

 

Me toma unos segundos darme cuenta de que espera una respuesta, un saludo probablemente o lo que sea que de a notar que lo recuerdo.

 

¨Hola...¨ Susurro tan por lo bajo que creo no ha logrado oírme, sin embargo me concentro en sus labios para saber su respuesta.

 

¨Soy Warren, de la secundaria¨ Eso es todo lo que logro entender, puesto que mueve la forma un poco distinto a como estoy acostumbrada, imagino en mi cabeza que quizás tenga algún acento.

 

¿Warren?

 

Busco por los rincones de mi memoria aquel nombre, pero nada surge, la incomodidad crece cuando me doy cuenta que la parte que no alcance a entender era una pregunta, soy capaz de saberlo por la forma en la que ladea la cabeza con curiosidad.

 

Antes de poder decir nada en mi defensa el vuelve a hablar y esta vez la única palabra que soy capaz de reformular de sus labios es ¨...divertido.¨

 

En ese momento el también se ve incomodo, muy probablemente malinterpretando la forma en la que miro sus labios, no sería la primera vez que sucede y, estoy muy segura, no será la última. Una vez un chico incluso intento besarme, lo que armó un gran alboroto pues Amber estaba a mi lado.

 

Realmente realmente no hay nada que deteste más que hacer volar mi cubierta, hacer ver que tengo una discapacidad ya es malo de por si, pero ver la cara de pena de la gente cuando se entera me hace sentir tan vulnerable que me hace no querer salir nunca a ningún lado con tal de evitar cualquier posibilidad de entablar una conversación con algún desconocido, o aún peor, un viejo conocido.

 

El momento se torna aún más incómodo cuando pasan los segundos y yo quedo en la incógnita de que hacer o decir. Para mi suerte, más no me sorprende Adam aparece, gesticulando y hablando a la vez.

 

¨Warren, ella es Alexandra, la nueva asistente del curso.¨ Anuncia, dejándome un poco confundida, más le sigo el juego. ¨Su técnica de leer los labios es casi perfecta¨ sonríe con una sonrisa petulante y deposita su pesada mano en mi hombro.

 

La mueca de confusión del chico de pequeños ojos verdes es todo lo que necesito para aprovechar el momento e intentar mi huida. Saco mi teléfono de mi bolsillo trasero y simulo ver la hora, espero que esas clases de actuación obligatorias hayan surgido efecto.

 

¨Es increíblemente tarde¨ Digo en voz alta, tragándome todo mi orgullo. ¨¿Adam te importaría llevarme a lo de Amber?¨ sonrio de lado hacía Warren y pongo una mano en el brazo del niñero anti-suicidio que se me asignó.

 

Murmurando un adiós y sin soltarme de si comenzamos a avanzar apresuradamente a la salida y de la misma forma hasta el estacionamiento, donde una vez creo lo perdimos suspiro con calma. La vibración de mi agarre me hace saber que mi compañia se esta riendo.

 

¨Supongo que no te llevas bien con el.¨ Gesticula antes de continuar su andar hacia donde esta estacionado su auto rompiendo así el leve contacto. Me toma unos segundos más de los que pretendo volver a ponerme en piloto automático y llegar hasta el lado del copiloto, notando que él ya se encuentra con el motor prendido, esperando a que me decida a entrar de una buena vez. Y así lo hago.

 

Le hago una seña con la mano para que no ponga el auto en movimiento mientras mientras rebusco en mi teléfono la dirección de Amber, pues hace unos momentos me dijo que me invitaba a almorzar ya que sus padres habían salido.

 

Apenas le muestro la pantalla de mi celular el ríe mostrando los dientes y niega con la cabeza completamente divertido de si mismo, entonces levanta cuatro dedos lo que me deja anonadada. Entonces lo recuerdo.

 

Regla n°4: A donde vayas vas conmigo, a donde voy me acompañas.

 

Debe ser una maldita broma.

 

Una impotencia comienza a quemarme el pecho y, sin más, abro los mensajes que hace solo unos minutos intercambiamos mi amiga y yo antes de entregarle el teléfono con la esperanza de que al leerlos entienda mis motivos. Sin embargo, el aleja el teléfono de su vista bajandolo con su palma abierta, negando con la cabeza.

 

¨No necesito ver.¨ Gesticula y la histeria crece un poco más. ¨¿Quieres ir? Voy contigo¨

 

La sola idea me parece absurda. ¿De verdad pretende entrometerse en una reunión con mi mejor amiga? No pienso llevarlo a su casa, prefiero aislarme si eso es lo que quiere. Finalmente, luego de unos segundos finalmente toma mi teléfono con la conversación aún abierta y sin aviso alguno lo veo presionar el botón para grabar un audio.

 

Alarmada por tal atrevimiento alargo mi cuerpo a través del asiento con la intención de quitar el teléfono de sus manos, pero el lo aleja de mí sin dejar de hablar. La sonrisa de suficiencia de su rostro hace que sienta toda la sangre subir a mi rostro por la ira contenida.

¿Quien se cree?

 

Apoyo las rodillas en el asiento para poder extenderme aún más, casi abalanzándose sobre el, quien aleja más y más el electrónico lejos de mi alcance, casi puedo jurar que todo esto le divierte mientras yo estoy indignada hasta la mierda.



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En el texto hay: depresion, romance, drama

Editado: 19.02.2019

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