Escuchando a tu corazón

Capítulo 10

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Las vacaciones de Rick han llegado a su fin.

Me siento mal por no haber podido pasar más tiempo con él como hubiera deseado.

Mientras Rick termina de empacar su equipaje, no logro evitar pensar en que lo extrañaré, y lo sola que me sentiré una vez que se vaya.

El castaño parece leer mis pensamientos porque gira su cabeza hacia mí con ojos preocupados.

Deja su equipaje de lado cuando se cerciora de que ya empacó todas sus cosas, y se acerca a mí.

―Estarás bien sin mí. ―se adelanta a decir.

―Desde luego que estaré bien sin ti. ―farfullo con obviedad, pero muy en el fondo sé que me hará falta verlo por aquí.

―Sé que no te gustan las despedidas. ―se acerca y me da un beso en la cabeza, y luego me abraza con fuerza.

Hago un mohín con los labios, y Rick se separa para tomar el equipaje.

Lo acompaño hasta la salida del edificio donde lo espera un taxi, ya que ahora no tengo auto.

―Ten un buen viaje. ―le digo mientras lo observo poner el equipaje en el maletero.

Cierra la puerta y se me acerca para darme otro abrazo.

―Y tú cuídate ―me dice mientras se separa de mí―, y ya sabes, si necesitas ayuda con algo o algún consejo estoy siempre disponible para ti.

―Lo sé.

―Es hora de irme.

Lo miro subir al asiento trasero y luego observo el auto alejarse por la avenida.

Suspiro con desgana.

Maldita sea, en realidad Rick me hará más falta de lo que pensé.

Mi celular empieza a vibrar y lo saco del bolsillo para contestar.

―Sé que me vas a extrañar, pitufina insolente. ―dice con tono jocoso.

―Idiota, ojalá te estrelles en ese avión.

―¡Oye! ―lo escucho quejarse antes de colgar.

Sonrío al imaginarmelo con el ceño fruncido y vuelvo al departamento.

Inmediatamente, un mensaje de Rick se muestra en la pantalla de mi celular.

‹‹¿Qué tal si se estrella de verdad?››

‹‹No se va a estrellar, no seas bobo››, le escribo.

Vuelvo a teclear solo por si acaso.

‹‹Te quiero, idiota.››

Casi al instante recibo su respuesta.

‹‹Yo también te quiero, Mel.››

Me siento en el sofá esperando a que pasen las horas; sin embargo, se hacen cada vez más largas de lo que imaginé.

Sin Rick aquí no se sentiría tan vacío, y el tiempo fluiría con más rapidez.

Decido tomar una ducha larga y relajarme de vuelta en el sofá, pero esta vez con pijamas, un poco de comida chatarra, viendo un drama y sacando una mascarilla humectante con forma de rostro para ponerla en mi cara.

Estoy tan concentrada en el momento en que la protagonista es arrastrada por un huracán mientras hace parapente, que el sonido de mi celular me toma por sorpresa.

Es Olivia.

La saludo y hablamos animadamente de todo un poco hasta que de repente, la vecina se torna seria.

―Por cierto, Melody. ¿Cómo te sientes con respecto a la cita?

―¿Cita? ¿Qué cita?

Un silencio sepulcral es lo que hay del otro lado de la línea como respuesta a mi pregunta.

―¿Olivia?

―Estás bromeando, ¿cierto?

Me quedo en neutro, hasta que recuerdo la cita que me arregló con el chico del que me habló.

―Ah, cierto. Lo siento, estos últimos días he estado muy atareada.

Con lo de Rick, ya se me había olvidado.

―Que no se te olvide, por favor. ―me recuerda Olivia amablemente.

―No se me va a olvidar.

Después de eso, seguimos charlando un poco más hasta que cortamos la llamada.

Todavía con la mascarilla puesta, me dirijo a mi habitación y abro el ropero de par en par. Busco con la mirada una blusa linda con la que podría ir, o un pantalón, pero no estoy muy segura de lo que me quiero poner.

No creo que tenga tiempo de comprar algo de ropa mañana por la mañana, cuando la cita es en la tarde, o tal vez sí…

Lo pienso por un instante, si me levanto temprano, quizá pueda comprar algo bonito.

Con esa idea en mente, retiro la mascarilla de mi rostro y me acuesto a dormir.

~✧~❃~✧~

Me remuevo entre las sábanas y abro lentamente los ojos solo para ver que ya ha amanecido.

Bostezo y abrazo más mi almohada.

Es fin de semana, no debería de levantarme tan temprano.

Vuelvo a acurrucarme y a esconder la cara entre la almohada cuando de pronto, recuerdo algo importante.

¡La cita!

Salto de la cama y miro la hora en el despertador.

¡Son las diez!

Adiós a la idea de ir de compras.

Corro hacia el baño, luego de la ducha salgo corriendo hacia el armario, tomo lo primero que veo y me lo pongo, y después me apresuro a sentarme en la cómoda para maquillarme.

Estoy apunto de terminar, cuando alguien toca el timbre.

Debe de ser Olivia.

Camino de mi habitación a la sala de estar y me acerco a la puerta.

Para mi sorpresa, no es Olivia, sino el repartidor de correo.

Pregunta por mi nombre e identificación, y luego cuando confirma la información, me hace entrega de un paquete y me pide que le firme de recibido.

Firmo el documento y cierro la puerta observando la caja rosa en mis manos.

La llevo hasta mi cama y me siento para deshacer el lazo negro que la mantiene cerrada.

Es extraño, no recuerdo haber pedido nada por internet en las últimas semanas.

Al retirar la tapa, me encuentro con una nota blanca en medio y con letras color rosa.

‹‹Como sé que eres despistada, ya se te habrá olvidado comprar algo para tu cita. Y tampoco quería que usaras esos horribles pantalones a cuadros.

Suerte en tu cita, pitufina insolente.

Con amor, Rick.››

¿Pantalones a cuadros?

Bajo la cabeza por un momento.

Ah, hablará de los que llevo puestos. ¡Pero si son lindos!

Suspiro abatida, pero mi humor cambia cuando saco la ropa de la caja.

Es un lindo vestido color rosa pastel, aproximadamente a la altura de la rodilla, lleva mangas largas, y es escotado por la parte delantera y posterior; no obstante, no es vulgar, es más bien elegante.




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