La luz brillante del medallón formó una barrera protectora alrededor de Herley y Esteban, mientras la entidad malévola se retorcía y rugía en la caverna. El espíritu del chamán, sereno y poderoso, alzó sus manos y comenzó a recitar un antiguo cántico. La entidad lanzó un grito ensordecedor, y las sombras en la caverna parecieron vibrar con una energía oscura y frenética.
Mientras el cántico del chamán resonaba en la caverna, Herley sintió una presencia extraña a su lado. Se giró y, para su sorpresa, vio a Doña Ucari, la anciana del pueblo, observándolos con una expresión fría y calculadora. "¿Qué estás haciendo aquí?" preguntó Herley, su voz llena de incredulidad.
Doña Ucari sonrió con una sonrisa siniestra. "¿Realmente pensabas que podrías derrotar a la entidad sin saber toda la verdad?" dijo, su voz desprovista de la calidez que había mostrado antes.
Herley sintió un nudo en el estómago. "¿Qué quieres decir?"
"Yo soy la verdadera responsable de la maldición," reveló Doña Ucari, su voz llena de malicia. "Fui yo quien invocó a la entidad hace muchos años, buscando poder y venganza. Y ahora, continuaré con lo que empecé."
La traición fue un golpe devastador para Herley y Esteban. Doña Ucari, la mujer en la que habían confiado, era la fuente del mal que había asolado el pueblo durante siglos. "¿Por qué harías algo así?" preguntó Esteban, incapaz de ocultar su conmoción.
"El poder es una droga poderosa," respondió Doña Ucari. "Y la entidad me prometió un poder inmortal a cambio de sacrificios. He estado alimentando su sed de venganza todo este tiempo. Y ahora, ustedes serán mis próximos sacrificios."
Antes de que pudieran reaccionar, Doña Ucari comenzó a recitar un conjuro oscuro, y las sombras en la caverna cobraron vida una vez más, rodeándolos con una fuerza imparable. Herley y Esteban lucharon por mantenerse en pie, pero la fuerza de las sombras era abrumadora.
El espíritu del chamán intervino, su luz enfrentándose a la oscuridad. "No permitiré que continúes con tu maldad," dijo con firmeza. "Este lugar debe ser purificado."
Doña Ucari se rió con una risa gutural. "Tus esfuerzos son en vano, viejo chamán. La entidad y yo somos uno solo. No puedes destruirnos."
Herley, desesperado, recordó las palabras del chamán sobre enfrentar sus miedos más profundos. Sabía que debía confrontar a Doña Ucari directamente y romper el vínculo entre ella y la entidad. Con una determinación renovada, se lanzó hacia ella, agarrando el medallón y sosteniéndolo frente a su rostro.
"¡No más sacrificios!" gritó Herley. "¡No más sufrimiento!"
La luz del medallón brilló con una intensidad cegadora, y Doña Ucari lanzó un grito de agonía mientras la entidad se retorcía y chillaba. Las sombras comenzaron a desvanecerse, y la caverna tembló como si estuviera a punto de derrumbarse.
El chamán alzó sus manos una vez más y, con un último esfuerzo, canalizó toda su energía hacia el medallón. La luz se expandió, envolviendo a Doña Ucari y a la entidad en un resplandor purificador. Con un estallido de energía, la maldición fue rota, y la caverna se quedó en un silencio sepulcral.
Doña Ucari cayó al suelo, su cuerpo sin vida, mientras la entidad se desvanecía en el aire. El chamán miró a Herley y Esteban con una expresión de gratitud. "Han liberado al pueblo," dijo antes de desvanecerse en una nube de luz.
El capítulo termina con Herley y esteban saliendo de la caverna, exhaustos pero victoriosos. La traición de Doña Ucari había sido un golpe devastador, pero juntos, habían logrado romper la maldición que asolaba al pueblo. ¿Qué nuevos desafíos enfrentarán en su camino?