El sol despuntaba en el horizonte, bañando el pueblo de Kennedy con una luz dorada y cálida. Los habitantes del pueblo, aún conmovidos por los eventos recientes, comenzaban a reconstruir sus vidas. Herley y Esteban, exhaustos pero satisfechos, observaban cómo el pueblo renacía de las cenizas de su pasado oscuro.
El chamán había desaparecido junto con la entidad, y la paz parecía haber regresado a Kennedy. Sin embargo, Herley no podía deshacerse de una última sensación de inquietud. Decidió visitar la antigua casa del director, un edificio que había sido abandonado desde el incendio de la escuela.
Al llegar, encontró la puerta entreabierta y entró con cautela. El interior de la casa estaba cubierto de polvo, y los muebles habían sido dejados en desorden, como si alguien hubiera salido apresuradamente. Herley comenzó a revisar los estantes y encontró un viejo libro encuadernado en cuero. Era un diario, pero no del director, sino de su esposa, Lesly
"Querido diario," leyó Herley en voz alta, "hoy he descubierto algo aterrador. Mi esposo ha estado investigando un antiguo culto que una vez existió en estas tierras. Me temo que ha despertado algo que debería haber permanecido dormido."
Herley sintió un escalofrío al leer las palabras de Lesly. Continuó revisando el diario y descubrió que la entidad no solo había sido invocada por el director, sino que había estado vinculada a la familia durante generaciones. La maldición había comenzado con un ancestro que había hecho un pacto con la entidad a cambio de poder y riqueza.
"Debo encontrar una manera de romper este ciclo," escribió Lesly. "No puedo permitir que el legado de mi familia siga causando sufrimiento."
Con renovada determinación, Herley se dirigió al cementerio del pueblo, donde había una cripta antigua perteneciente a la familia del director. Al llegar, encontró la puerta de la cripta sellada con cadenas y cerraduras. Con la ayuda de Esteban, rompieron las cadenas y entraron en la oscuridad.
La cripta estaba llena de tumbas y estatuas, pero al fondo, encontraron un sarcófago cubierto de símbolos antiguos. Herley comprendió que este era el lugar donde la maldición debía ser sellada definitivamente. Colocó el medallón sobre el sarcófago y comenzó a recitar el cántico que el chamán le había enseñado.
A medida que las palabras resonaban en la cripta, una luz brillante emanó del medallón y rodeó el sarcófago. De repente, una figura espectral apareció ante ellos: Lesly, con una expresión de agradecimiento en su rostro.
"Gracias por liberarnos," dijo Lesly, su voz suave y serena. "La maldición ha sido rota, y la entidad ya no tiene poder sobre nosotros."
Herley sintió una profunda paz al escuchar esas palabras. Sabía que finalmente habían puesto fin a la maldición que había asolado a Kennedy durante generaciones. Lesly desapareció en un destello de luz, y la cripta se quedó en silencio.
Al salir, Herley y Esteban fueron recibidos por los habitantes del pueblo, quienes los aclamaron como héroes. El aire estaba lleno de esperanza y renovación. Herley sabía que su viaje había llegado a su fin, pero también sabía que el mundo estaba lleno de misterios y peligros que aún debían ser enfrentados.
"¿Qué harás ahora?" preguntó Esteban, mientras observaban el amanecer.
"No lo sé," respondió Herley, sonriendo. "Pero sé que no estoy solo en este camino. Juntos, podemos enfrentar cualquier cosa."
El capítulo finaliza con Herley y Esteban, listos para enfrentar nuevos desafíos y aventuras. Kennedy, renacido de las sombras del pasado, mira hacia un futuro lleno de esperanza y posibilidades. La historia de la Escuela Abandonada ha llegado a su fin, pero las historias de Herley y Esteban están lejos de terminar.