En una habitación, alumbrada por la tenue luz de una lámpara, se encontraba una pensativa joven de cabello corto, abrazando una almohada con todas sus fuerzas, como si de esa forma pudiera alejar los pensamientos que venían a su mente.
—¿Por qué? ¿Por qué dijo eso? —susurró, mientras colocaba su barbilla sobre la almohada—. Claro, de seguro solo se estuvo burlando de mí. Sí, eso debió ser.
Su pensamiento se vio interrumpido por el sonido de su celular, el cual tomó inmediatamente.
—Es de Pamela —expresó, tras ver el nombre del remitente.
Pero ella no era la única que había recibido un mensaje de su maestra de conquista. Olivia también recibió uno al mismo tiempo.
—Mañana, a las 10, es su cuarta lección —leyó en voz alta, mientras a su mente venía el rostro de Alejandro. «Volveré a estar frente a él» —pensó, sintiendo un escalofrío recorrer su cuerpo.
En tanto, una rubia dejaba su celular sobre un tocador.
—Una lección más, una oportunidad más —pronunció, esbozando una gran sonrisa.
Al día siguiente…
Una nueva lección de aprendizaje se llevaba a cabo en el departamento de Pamela. Como toda maestra exigente, realizaba el repaso de las lecciones anteriores a sus discípulas.
—Perfecto, chicas, veo que ya han interiorizado algunos consejos y hasta los están poniendo en práctica —dijo Pamela de manera teatral, llevando un pañuelo a sus ojos, tras posar su mirada en sus pupilas.
—¿Estás llorando? —contestaron al unísono Clarisa y Olivia.
—Sí, me siento muy orgullosa de ustedes. Clari ya sabe combinar prendas y Oli ha aprendido a ser menos egocéntrica en las redes…
—¿Estás revisando mis redes?
—Sí —dijo Pamela con una media sonrisa, caminando hacia un tacho de basura para colocar su pañuelo—. Como su maestra, tengo que supervisar su desenvolvimiento no solo presencial, sino también tras la pantalla.
—¡Ay no! Entonces notaste que aún no he cumplido con todas las tareas tecnológicas que nos dejaste —expresó Clarisa cubriéndose el rostro.
—Aún hay tiempo, Clari. Vender su imagen en las redes para conquistar corazones no es un trabajo de un día… aunque Oli pareciera que lo entendió así —respondió la rubia, sonriendo.
—¿Por qué dices eso?
—Les pedí que suban a la red que más manejen alguna foto o video adorable suyo, en lo posible todos los días. Pero solo dije una foto…
—Entonces, ¿no era un álbum de fotos? —expresó Olivia con una sonrisa nerviosa.
—¡No! En fin, mejor hablemos de la lección de hoy.
—Pero no estamos completos —pronunció Clarisa.
—Cierto —agregó Olivia.
—Les pedí a Alejandro y Gustavo que vinieran por la tarde, pues las primeras horas serán informativas.
—¿Informativas?
—Sí, la lección de hoy, aunque parezca sencilla, en realidad no lo es tanto —dijo Pamela.
Olivia y Clarisa se miraron entre sí, mientras se rascaban la cabeza.
—No comprendí —expresó Clarisa.
—Igualmente —dijo Olivia.
—Chicas, chicas… sin duda necesitan mucho de esta lección —agregó Pamela, haciendo que las jóvenes la miraran extrañadas—. La lección de hoy se trata de aprender a escuchar.
—¿Qué? —respondieron confundidas.
—La escucha es fundamental en las relaciones, pero desarrollar la virtud del saber escuchar no es fácil.
—Bueno, ello es cierto, yo una vez…
—Olivia —dijo Pamela, señalando su oído.
La joven hizo un puchero y se cruzó de brazos para seguir escuchando lo que su maestra de conquista le decía.
—Escuchar es clave en las relaciones. Recuerden ello en la cita de prueba que tendrán por la tarde.
—¡¿Cita de prueba?! —expresaron casi gritando.
—Sí chicas, cita de prueba. ¿O cómo creen que practicarán este importante tema?
—Eso es cierto… —susurró Clarisa.
—Imagino que mi chico de prueba será Gustavo, ¿verdad? —dijo Olivia, haciendo que Clarisa posara su mirada en ella.
—Lamento no poder complacerte, querida Oli, pero vi que trabajaste tan bien la clase anterior con Alejandro, que decidí que, a partir de esta lección, tu chico de prueba será él —contestó Pamela, aguantando las ganas de reír.
—¿Eso significa que Gustavo…? —pronunció Clarisa, sintiendo cómo su corazón latía a prisa.
—Así es, Clari. Gustavo será tu chico de prueba a partir de hoy —dijo Pamela, esbozando una gran sonrisa.
—Pe…
—Escuchar es clave —pronunció la rubia, tratando de no reír, mientras señalaba su oído—. Si interrumpen, podrían cortar incluso una confesión.
—¿Tanto así? —expresaron las jóvenes, mientras Pamela asentía.
—Por ello, en su cita de práctica el objetivo es desarrollar la escucha. Nada de interrumpir cuando su chico de prueba hable.