Pamela se detuvo frente al espejo, ajustándose la gorra con una sonrisa pícara. Había algo de emoción en su pecho, ese cosquilleo que sentía cada vez que una nueva etapa del “plan” estaba por comenzar. No podía negar que le divertía actuar como una especie de cupido moderno.
Desde hacía unos días, observaba con atención los progresos de Clarisa y Olivia. Cada mensaje, cada sonrisa disimulada, cada pequeño gesto de nervios… le confirmaban que su plan funcionaba mejor de lo que esperaba.
—Hoy será un buen día —murmuró, mientras se colocaba sus lentes oscuros y tomaba su bolso.
Cuando Daniel la vio aparecer, no pudo evitar reír.
—¿Así vas a salir?
—Por supuesto —contestó ella con firmeza—. Tenemos una misión, agente Daniel.
—¿Misión?
—Sí, observar a mis pupilas sin que se den cuenta.
Daniel negó divertido, pero aun así la siguió. Pamela estaba decidida a comprobar que el amor podía florecer incluso en los entornos más inesperados… aunque fuera a través de una pantalla.
Tiempo después…
Desde la mesa de un cafetín, un par de jóvenes observaban con disimulo hacia otra mesa. Esta era ocupada por un par de muchachas que esbozaban grandes sonrisas mientras escribían algo en sus celulares. Todo lo acontecido era seguido atentamente por la mirada de una rubia y su novio.
—¿Segura que no es invasión a la privacidad? —preguntó Daniel, mientras se acomodaba los lentes oscuros que llevaba puestos para pasar desapercibido.
—Claro que no, cariño. Solo estoy haciendo el seguimiento respectivo a mis pupilas —contestó Pamela, bajando la visera de la gorra que llevaba puesta.
—Entonces, ¿por qué ocultar nuestros rostros?
—¿Ocultar nuestros rostros? ¡Claro que no! Esto es nuestra caracterización… ahora somos agentes secretos del amor —respondió la rubia con una gran sonrisa.
—Agentes secretos del amor —repitió Daniel, sonriendo divertido.
Pero tuvo que callar, pues la rubia llevó uno de sus dedos a los labios, indicándole que guardara silencio y observase.
—Deben estar mirando algún video gracioso —susurró él.
—Claro que no. Observa bien sus rostros… pero sin quitarte los lentes —contestó Pamela.
Daniel obedeció, prestando atención a cada gesto que hacían las muchachas, pero al mismo tiempo notó algo más.
—Pame…
—¿Viste el rostro de Clari? Está más roja que un tomate, y Olivia terminará con los labios hinchados de tanto morderlos. De seguro están sosteniendo una plática muy interesante —dijo Pamela emocionada, haciendo una breve pausa para añadir—: No podía esperar menos de ellos.
—¿Entonces sí notaste sus presencias?
—Si te refieres a mis apoyos en el aprendizaje de mis pupilas… sí.
—¿Qué se estarán escribiendo?
—No tengo la menor idea, pero mientras el plan vaya funcionando… —sonrió la rubia, observando de nuevo a las chicas—.
Pamela sintió una ligera emoción recorrerle el pecho. Ver a Clarisa y Olivia tan ilusionadas le recordó sus primeros intentos, cuando también confundía curiosidad con cariño y juego con sentimientos. Aquello le provocó una ternura genuina. Quizá, pensó, el amor tenía más formas de florecer de las que imaginaba… incluso a través de una pantalla.
En tanto, un joven sonreía tras leer un mensaje.
—¿Qué te dijo esta vez que te causó esa sonrisa? —preguntó otro joven.
—Está hablando de mí —respondió Alejandro, esbozando una gran sonrisa.
—¿Cómo así? —dijo Gustavo, elevando una ceja.
—Aunque no lo nota, soy el tipo de chico que le gusta.
—¿Le preguntaste directamente su chico ideal?
—Sí, y todas las cualidades que mencionó son las que yo reúno —contestó con orgullo Alejandro.
—Bueno, tal vez las físicas… pero ¿qué me dices de las internas?
—Gustavo, no me estás ayudando con tu comentario…
La plática del par de jóvenes se vio interrumpida por el sonido de un celular.
—Ya me respondió —dijo Alejandro, posando su mirada en la respuesta de Olivia.
Diosa21: ¿Y tu chica ideal cómo es?
Alejandro se tornó pensativo, mientras Gustavo se debatía entre ser directo como su amigo o seguir hablando con Clarisa del clima.
—Lo mejor será ir a nuestro ritmo —pensó, mientras escribía un mensaje en su celular.
En la mesa que ocupaban Clarisa y Olivia, una de ellas había recibido un nuevo mensaje.
Ojazos52: Alguien como tú.
Al leer la respuesta, Olivia sintió los latidos de su corazón acelerarse y su cuerpo temblar. A pesar de ello, contestó nuevamente el mensaje.
Diosa21: ¿Cómo yo? ¿Cómo así? Si ni siquiera sabes cómo soy.