Escuela De Ladronas

Capítulo 11: "Mensajes cruzados"

El sonido de notificaciones resonaba una y otra vez, intercalándose con risas, miradas nerviosas y una que otra exclamación disimulada.

El plan de Pamela parecía seguir en marcha, aunque nadie, ni siquiera ella, imaginaba lo complicado que podía volverse cuando los corazones empezaban a latir más rápido de lo previsto.

—¿Sabes? —dijo Olivia, sosteniendo su celular como si fuera algo frágil—. No pensé que hablar por esta aplicación me gustara tanto.

—Lo sabía —respondió Clarisa con una sonrisa soñadora—. A veces es más fácil escribir que decir las cosas en persona.

—Sí, pero también es raro —añadió Olivia—. No saber quién está detrás… o mejor dicho, no saber cuánto de lo que dice es verdad.

Clarisa se encogió de hombros, aunque en el fondo pensaba lo mismo.

El chico con el que hablaba, ese tal Hoyuelos95, le transmitía calma, ternura… pero también un misterio que la descolocaba.

Había algo en su forma de escribir, tan sencilla y cálida, que le resultaba familiar, pero no lograba descubrir qué.

—¿Y si los conocemos pronto? —preguntó de pronto, mordiéndose el labio.

—¿Conocerlos? —Olivia la miró alarmada—. ¡Ni loca!

—Ay, Oli, no digo ahora mismo. Pero tarde o temprano pasará, ¿no?

—Espero que no tan pronto —susurró, bajando la mirada hacia su pantalla—. A veces, lo bonito se rompe cuando lo haces real.

Clarisa la observó con curiosidad. Sabía que Olivia se mostraba fuerte, pero en el fondo era más sensible de lo que aparentaba.

Y mientras ambas hablaban, a solo unas calles de distancia, sus “chicos misteriosos” también mantenían una conversación… aunque no precisamente sobre amor.

—Creo que empiezo a meter la pata —dijo Gustavo, frotándose la nuca.

—¿Otra vez? —bromeó Alejandro, sin despegar la vista de su celular.

—No es broma, Alejandro. Le dije a Dulce18 que me gustaría conocerla algún día, y me respondió con un “me gustaría también” … pero luego no me volvió a escribir.

—Tal vez se quedó sin señal —respondió distraído.

—O tal vez dije algo que no debía.

Alejandro levantó la mirada, por primera vez interesado.

—Mira, si te lo dijo, es buena señal. No pienses tanto.

—Fácil para ti decirlo, Ojazos52. Tú y tu “Diosa21” se la pasan enviándose corazoncitos.

—No son corazoncitos… son emojis de energía positiva.

—Ajá, claro.

Gustavo soltó una risa incrédula, pero enseguida su expresión cambió.

—Aunque, entre nosotros, ¿no te da miedo que descubran quiénes somos?

Alejandro se quedó en silencio por un momento.

Pensar en la posibilidad de que Olivia supiera que él era su misterioso interlocutor lo llenaba de una mezcla de emoción y pánico.

—No, todavía no. Primero quiero saber hasta dónde llega esto.

—¿Y si se enfada cuando lo descubra?

—Entonces… al menos sabré que todo fue real —dijo con una sonrisa que ocultaba algo de nerviosismo.

—Ni tanto.

—¿De nuevo llevándome la contraria?

—No es eso “Alejandro”. Es solo que pienso que ellas se sienten libres de expresarse porque no saben quienes somos…al menos en mi caso.

—Ya Gustavo sincérate conmigo, ¿qué me andas ocultando?

—Nada.

—No me refiero al presente, sino a algo que tiene que ver con Clari. Algo del pasado de los dos.

—De verdad, no te oculto nada. Solo te diré, fuimos buenos amigos, pero de un momento a otro ella se empezó a alejar de mí…Y no me preguntes el motivo, que ni yo mismo lo sé — dijo con una sombra de melancolía en la voz.

—Pues eso esta extraño.

—Lo sé…por ello este juego de los mensajes ocultos, me regreso al pasado. A ese pasado en donde Clari y yo, platicábamos horas de horas sin cansarnos.

Mientras tanto…

Pamela revisaba su libreta de notas en la cafetería.

Daniel la observaba, divertido, mientras ella dibujaba flechas, nombres y corazones a medio hacer.

—No sabía que necesitabas un mapa para el amor —dijo él con tono burlón.

—No es un mapa, es un seguimiento estratégico.

—Ah, claro… y esas flechitas entre nombres son pura coincidencia, ¿no?

—Exactamente —dijo ella, guardando la libreta con rapidez.

Pero algo la inquietaba. Tenía la sensación de que las cosas estaban avanzando más rápido de lo que esperaba.

El “experimento” empezaba a tomar un rumbo propio, uno que escapaba de su control.

—Solo espero que no se rompa la magia antes de tiempo —murmuró, sin notar que Daniel la observaba con ternura.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.