El sonido de las teclas se mezclaba con el murmullo de la tarde. En el aula improvisada de la “Escuela para ladronas”, Pamela escribía algo en el tablero, mientras Daniel la observaba desde el marco de la puerta de la cocina, con una sonrisa divertida.
—¿Nuevo plan? —preguntó él, mientras se acercaba llevando dos vasos con refresco.
—No, una pequeña variación —respondió, sin dejar de escribir—. Si los mensajes ya lograron conectar corazones… ahora quiero que conecten recuerdos.
Daniel frunció el ceño.
—¿Recuerdos?
—Sí. Hoy cada pareja deberá compartir una historia de su infancia. Algo significativo, un recuerdo que haya dejado huella —explicó, girándose con aire de maestra entusiasta—. Quiero ver si las palabras pueden revelar más de lo que creemos.
Daniel soltó una risita.
—O si más bien pueden delatarlos.
Pamela lo miró de reojo, pero no respondió. En el fondo, esa posibilidad la intrigaba más de lo que admitía.
Más tarde…
En el campus universitario. El grupo recibió el nuevo reto en sus teléfonos:
“Comparte un recuerdo que guardes con cariño de cuando eras niño o niña.”
El mensaje, firmado por Pame, encendió la curiosidad de todos.
Clarisa lo leyó tres veces antes de escribir algo. Le costaba abrirse, pero por alguna razón, con Hoyuelos95 no sentía miedo.
Dulce18: Cuando era niña, solía esconderme en el jardín de mi abuela con un amigo. Decíamos que ese rincón era nuestro “refugio secreto”. Una vez prometió que nunca dejaría de hablarme… pero lo hizo.
Pasaron unos segundos antes de que apareciera la respuesta.
Hoyuelos95: A veces las promesas se rompen sin querer. Pero el corazón… el corazón recuerda los refugios donde fue feliz.
Clarisa se quedó inmóvil. Esa forma de decir “refugios donde fue feliz”…
Era la misma frase que Gustavo solía usar cuando eran niños, cuando hablaban de aquel rincón detrás del muro.
Su corazón dio un vuelco.
—No puede ser —susurró, mirando a lo lejos, justo cuando Gustavo pasaba por el pasillo con su mochila colgada al hombro.
Mientras tanto…
Olivia también escribía, mordiéndose el labio.
Diosa21: De niña me encantaba ver las estrellas desde el techo de mi casa. Soñaba con alcanzarlas algún día. Mi mejor amigo siempre decía que si alguna caía, la atraparía para mí.
La respuesta de Ojazos52 tardó más de lo usual.
Ojazos52: Qué curioso… yo también prometí una vez atrapar una estrella. Pero no lo logré. Ella brilló tan fuerte, que tuve que conformarme con admirarla desde abajo.
Olivia sonrió, pero esa sonrisa pronto se desvaneció.
Las palabras le resultaban demasiado familiares. Alejandro le había dicho algo casi idéntico años atrás, la noche en que se quedaron viendo las estrellas después del festival escolar.
Sintió un nudo en el pecho.
—¿Y si…? —murmuró, antes de negar con la cabeza—. No, imposible.
Al día siguiente…
El día amaneció con un aire distinto. Clarisa se levantó más temprano de lo habitual, con esa sensación que solo dejan las conversaciones que terminan tarde en la noche… y en el corazón.
Apenas podía concentrarse en sus tareas matutinas; el eco de las palabras de Hoyuelos95 seguía allí, revolviendo algo dentro de ella.
Mientras tanto, Gustavo también repasaba mentalmente cada línea del chat. Había estado a punto de revelarse, de escribirle que era él, pero se contuvo. No era miedo, o al menos eso quería creer… sino la necesidad de esperar el momento justo.
En el aula improvisada, Pamela notó la tensión apenas cruzó la puerta.
—Buenos días —saludó con su tono sereno de siempre—. Veo que el ambiente está… cargado.
Alejandro sonrió con ironía.
—Debe ser por las cartas y por los recuerdos que nos hiciste evocar con la tarea de ayer, Pame. De hecho, algunos no durmieron pensando en todo lo vivido.
—Ese no fue mi caso, más bien yo soñé con lo que escribí ayer —replicó Olivia sin mirarlo.
—También —susurró Alejandro, con una ligera sonrisa.
Pamela arqueó una ceja, divertida.
—Interesante… entonces funcionó mejor de lo que imaginaba.
Dejó una carpeta sobre el escritorio y miró a todos con atención.
—Compartirán, sin mencionar nombres, los recuerdos que han contado por mensaje —expresó Pamela.
Los jóvenes se miraron entre sí.