Wany era nueva en la escuela, era de contextura media, un poquito más bajita de lo normal y con unos tiernos rulos pelirrojos oscuros. Ella se hacía invisible y se tele-transportaba. Se hizo invisible un buen rato, mientras el director hablaba, pues era nueva y no conocía a nadie, se sentía incómoda. Pero tuvo que hacerse visible al entrar al aula.
—Hola — la saludó Katy, la chica felina, acercándose a ella y sentándose a su lado.
—Hola — le respondió Wany.
—¿Eres nueva, cierto?
—Sí.
—Bienvenida a la cárcel escolar — rió Katy— Te mostraré el lugar.
—Bienvenidos a mi clase— las interrumpió una profesora, entrando al aula— Están en la clase de Defensa, aquí aprenderemos juntos a utilizar sus poderes individuales para defenderse de la mejor manera. En la lucha hay reglas para la seguridad y saber defenderse es importante para seguir con vida, aquí aprenderemos todo eso.
Una vez que la clase introductoria de la materia terminó, Katy guió a Wany para recorrer juntas la escuela. Al salir de las aulas, se encontraron con el enorme patio central, el cual estaba rodeado por tres pisos de aulas a los costados y al final del patio se encontraba el Salón Principal, donde habían tenido la reunión con el director. Katy no se detuvo mucho en esta sección y continuaron el recorrido.
Todas las secciones de la escuela podían recorrerse por unas pequeñas callecitas para peatones, por donde las chicas caminaban ahora mientras Katy iba señalando y explicando los diferentes edificios que conformaban el colegio.
Más allá, la escuela contaba con habitaciones masculinas y femeninas, con un patio común a ambas; también contaba con una cancha de atletismo y seis canchas para diferentes deportes y un parque-bosque bastante grande al fondo. Lo cierto era que el colegio parecía una pequeña ciudad. ¡Hasta había una enfermería!
Hacia el centro del lugar, pasando las aulas, se podía encontrar una plaza, un comedor, un gran gimnasio equipado con piscina en la parte trasera y un buffet. A este último se dirigieron al final del recorrido para tomar algo.
Allí, Wany observó a Flux, un chico con una cabellera roja despeinada y el ceño fruncido que se encontraba sentado unos metros más allá:
—¿Quién es ese chico?— le preguntó Wany a su nueva amiga señalándolo disimuladamente con un gesto de la cabeza—Te vi hablar con él.
—Ah, es Flux, tiene unos pésimos poderes de fuego.— le respondió Katy, como un comentario al pasar.
Wany rió:
—¿Y por qué está tan enojado?— le preguntó
—Ah, porque lo dejó su novia— le contestó Katy riendo.
—Oh... pobre.
—Nah, se lo merecía, es un imbécil.
—Qué mala.
—Gracias.
Wany volvió a reír. Su intención no había sido halagarla, pero le resultó cómica la respuesta de Katy.
—¿Y quién era la novia?— decidió preguntarle.
—Si quieres saberlo, era yo, pero ¿por qué tan interesada en él?
Wany se puso colorada y no contestó, Flux le había gustado.
—No te ilusiones con él— le recomendó Katy— es un cretino, ya lo conocerás.
Wany le sonrió. Pronto se hizo la hora para la siguiente clase, la de lengua, porque los villanos también tienen que aprender esa clase de cosas importantes, y las chicas volvieron a las aulas para comenzar a escuchar a la profesora.