CHASE
¿Si quieres puedes venir? ¿En serio Chase? Acabas de invitar a una chica diciéndole "si quieres puedes venir" y nada más ni nada menos que a un juego de bingo con ¡abuelas!
No me considero el rey del coqueteo a pesar que se me da muy bien flirtear con las chicas, —tampoco es que hubiese querido coquetear con ella tan solo la invité a una simple reunión— pero creo que haber dicho tales palabras y haberla invitado a un bingo con mi abuela y sus amigas había sonado mejor en mi cabeza de lo que sonó en voz alta.
Mi voz tembló, incluso tartamudeé. Hice la pregunta mirando al suelo, sus ojos me intimidaban, pero en el buen sentido.
Con Britany esto nunca me había sucedido, jamás había estado nervioso al momento de hablar con ella ni siquiera la primera vez que hablamos y eso que éramos absolutamente desconocidos — aunque eso no nos impidió hacer lo que hicimos.—
Con esta chica que está a mi lado las cosas son más difíciles, no puedo decir palabra alguna sin estar nervioso. Mido mis palabras para no parecer un idiota, o quizás será porque no quiero actuar de la misma forma con la que actúo con las demás chicas. Es una incógnita que aún estoy por resolver.
—Me encantaría. No soy muy buena en la cocina—se encoge de hombros—pero si lo soy en el bingo, soy muy competitiva—ríe y cuando lo hace sus ojos se entornan de tal manera que parecen dos líneas con pestañas.
El trayecto hacia el pequeño local de comidas es bastante... entretenido podría decirse. Aún no hay la confianza suficiente entre los dos como para hablar de temas personales, pero por el momento sé que vive en Portland junto a su madre y hermana menor. Tiene una numerosa familia, más de diez primos, tíos, abuelos e incluso dos bisabuelos, todos ellos se reúnen todas las navidades y de vez en cuando en algún cumpleaños o alguna situación que amerita festejar algo.
—Deberías ver lo que es mi casa durante esos dos días, es un desastre total. Somos muy unidos, no nos vemos seguido debido a la distancia pero de todas formas siempre estamos conectados de alguna forma u otra.
Ha venido aquí de forma temporal. Utilizará este viaje o escapada –así es como ella lo ha llamado–como algo espiritual.
—Vine a conectar conmigo misma—ha dicho— no lo hago muy seguido, creo que jamás lo he hecho, esta será la primera vez.
No ha mencionado el porqué de dicho viaje. Tampoco quise preguntar, no es de mi incumbencia. Aunque debo admitir que me gustaría saberlo, me gustaría preguntarle si está huyendo de algo, o alguien. Si está buscando rehacer su vida en un sitio desconocido.
—Es mi primera vez aquí
—Y has venido sola—fue más una afirmación que una pregunta pero aún así ella asiente
—¿Por qué Jacksonville?
—Quizás... —ríe— quizás parezca una estupidez esto que diré pero conocí este lugar a través de una revista. "Once lugares que debes conocer antes de morir" decía la portada. Esta ciudad estaba en el puesto número dos.
Recuerdo que la vi en un estante del supermercado e inmediatamente la compré. Lo hice más por curiosidad que por la idea de viajar en si, es decir, está claro que conocía Jacksonville, pero no de la forma que creía. Esta ciudad la veía más como... una ciudad más, una ciudad comparada casi con un pueblo o al menos eso es lo que decían las páginas en internet.
—Debo admitir que en un principio mi pensamiento era el mismo—la interrumpo y ella levanta la cabeza y sigue el movimiento de mis labios al hablar.— Muchas veces es mejor experimentarlo en carne propia
—Exacto, es por eso que en cuanto comencé a leer está revista e investigar sobre las diferentes fiestas, eventos y ferias que se realizan en el año, pero aún más en el verano mi idea sobre este lugar cambió y mis ganas de visitar a este lugar aumentaron.
Debo confesar que ese apartado me llamó la atención más que nada porque... no lo sé, esperaba leer el nombre de ciudades como: New York, Londres, Paris, Tokio. Atracciones como: El Big Ben, la Torre Eiffel, La Torre de Pizza, La Estatua de la Libertad, en fin, las ciudades y atracciones más famosas del mundo. Los típicos clichés—toma asiento en una banca e imito sus movimientos— Pero en cuanto comencé a leer el contenido era todo lo contrario a lo que yo esperaba encontrar. Hablaba sobre la tradiciones que tienen las personas aquí, en cada estación del año o durante las festividades. Su atracción más importante: la playa, el muelle... en resumidas cuentas, me enamoré de esta ciudad—ríe y le da un bocado a la hamburguesa que compramos minutos atrás en un pequeño local de comida rápida.— ¿qué hay de ti?—pregunta luego de darle un gran sorbo a su coca-cola.
¿Que hay de mi? No lo sé. Nunca lo supe. No tengo mi vida planeada. Me dejó llevar por el ahora, por el momento. ¿Irme de viaje para pensar, conectarme conmigo mismo? No sería una opción para mi.
Pero claramente no lo digo en voz alta.
WENDY
—Estoy aquí gracias a mi abuela.—dejó a un lado mi bebida, me acomodo en el asiento y llevo toda mi atención hacia él y a su raro pero excitante acento.—Le debo todo a ella—hace una pausa— y a mi abuelo...
—Pero no siempre has vivido aquí—el niega con su cabeza mientras juega con un hilo que sobresale de su pantalón
—Me mudé aquí de muy pequeño. Tenía cinco o seis años. Antes... antes vivía con mi... vivía en Australia.—quiero hacer referencia alguna de que ahora comprendo el porqué de su acento raro pero... baja su vista al suelo, su voz adquirió un tono de voz más suave casi como un susurro y noto inseguridad en sus palabras. No quiero forzarlo a decir algo que quizás no se siente cómodo diciendo, quiero decirle que no es necesario que continúe hablando, pero en cuanto levanta su cabeza, sus ojos encuentran los míos y separa lentamente los labios para seguir hablando, es así que mejor decido permanecer en silencio.