Ese beso en Paris

29|| Zapato

WENDY

No sé en que momento sucedió pero abro los ojos, miro por la ventana y unos finos rayos de sol entran por la misma. Observo la hora en mi celular e indica que son las doce del mediodía.
¡¿Las doce?! ¿Cuantas horas he dormido? ¿y en que momento me quedé dormida? al parecer nunca llegué a mi dormitorio, ni siquiera recuerdo haber terminado la pelicula, es como si me hubiese tomado algo anoche y olvidé todo por completo.
Siento un ruido en la cocina y lo primero que se me ocurre hacer es llamar a mi hermana—o al menos intentarlo, aún me encuentro somnolienta— porque claramente mi cuerpo no responde a ningún movimiento.

—¡Emily! ¿que haces en la cocina?—Vuelvo a recostarme sobre el sofá y con los ojos entreabiertos logro visualizar a alguien bajo el marco de la puerta. Salto de un golpe, porque claramente no es Emily, y lo primero que tiento a hacer es lanzar una de mis zapatillas por los aires, y, afortunadamente hoy mi puntería es perfecta, porque golpea al sujeto que se encontraba allí y este cae desplomado al suelo.

CHASE

El dolor de cabeza que siento en este momento es impresionate. Intento abrir los ojos y un vez que lo logro visualizo a una chica frente a mi observandome con car de preicupación.

—¿Que sucede? ¿donde estoy?—pregunto tomándome la cabeza

—¡Wendy! ¡ha despertado!—oigo que grita una voz chillona a pocos centimetros de mi y el dolor de cabeza se vuelve mas intenso

Quince minutos antes...

Hoy como todos los días me he levantado par ir a trabajar, desayuné, me duché, y bajé hacia recepción donde me esperaba Alfred.  Al mismo tiempo que yo bajaba iba entrando el cartero, por lo que me ofrecí a entregar la correspondencia a cada apartamento correspondiente. Entre esa tanta correspondencia, una pertenecía al apartamento cuatrocientos quince.

El apartamento de Wendy.

Estaría mintiendo si dijera que acabo de ofrecerme a realizar dicha entrega solo por voluntad propia. Utilizaré la entrega de la correspondencia como excusa para ver a la castaña. Hace dos largos días que no la veo y a decir verdad estoy sintiendo su ausencia. Es por ello que dejo ese sobe para lo último y me encargo de ir puerta por puerta entregándolos todos.
Una vez que termino, me dirijo hacia la puerta de Wendy con la esperanza de que al hacer sonar el timbre esté dentro. Son las once y media de la mañana por lo que supongo ya estará levantada, es decir que no volveré a interrumpir otra vez su sueño. Pero comenza a entrarme la duda, ya que luego de varios intentos haciendo sonar el timbre no consigo respuesta alguna.
Justo cuando estoy por rendirme y volver a recepción, a mis espaldas oigo como la puerta se abre. Inmediatamente una gran sonrisa se me dibujo en el rostro, pero al voltearme mi sonrisa se desvaneció con la misma rapidez y mi rostro se transformó en confusión.
Una niña pelirroja de medio metro aproximadamente se asoma por debajo del marco muy timidamente.

Definitivamente no es Wendy.

—Hola—digo y sus ojos me observan de arriba a abajo

—Hola—responde ella acomodando el sueter de su pijama.—No deberia haber abierto—dice mirando hacia el interior de la casa—Pero sabes que molesto que es el sonido del timbre?

Rio—Lo siento, no queria molestar, solo he venido a traer la correspondencia—estiro mi mano y le alcanzo el sobre, ella desconfiada lo toma de entre mis manos.

—No te preocupes, pensé que eso podría por fin despertar a mi hermana pero al parecer tiene un sueño muy profundo—rie—he intentado de todo para poder despertarla pero es como si estuviese muerta—abro los ojos como platos y mi preocupación se hace notar en mi rostro

—¿Estas hablando de Wendy?—ella asiente

—¿Están solas?—pregunto

—Sip

—¿No quieres que te ayude a despertarla? o ¿por lo menos corroborar si sigue viva?—digo en un tono gracioso/preocupado. Ella ríe

—Mmm—mira hacia el interior de la casa una vez mas—está bien, pasa...

Abro la puerta para poder entrar y una vez que estoy dentro hago una vista panoramica del lugar. Está mucho mas arreglado a como lo había visto la última vez que estuve aquí, pero arreglado en cuanto a muebles, cuadros y adornos... ¿Que demonios ha sucedido aquí?
Cierro la puerta detras de mi y me dirijo hacia donde va la pequeña. En la entrada hay un camino de papas chips desparramadas por el suelo junto con la bolsa a su lado.
La pequeña por alguna raz'pn me está dirigiéndo hacia la cocina y una vez allí dentro el lugar está incluso peor a como está la entrada. Dos cajas de cereales descansan en el suelo al lado de la mesada junto con un puñado de cereales tanto en el suelo como sobre la mesada. Los muebles aereos ambos estan con las puertas abiertas. Pasamos por debajo debajo del marco de la puerta que supongo nos dirige hacia el living, pero antes de salir visualizo un gran charco de lo que parece ser chocolatada.
Es como si hubiese pasado un terremoto por aquí dentro, solo que ese terremoto mide cincuenta centimetros y es pelirrojo.

—Estás segura que no quieres limpiar todo... este desastre—hago un ademán señalando la cocina—¿antes de que tu hermana se despierte?

—Nop, puede limpiarlo ella—se encoje de hombros y vuelve a entrar a la cocina. La despreocupación que abunda en esta niña es impresionante. Al mirar hacia la sala de estar veo a Wendy durmiendo muy placidamente en uno de los sofas cubierta por una manta, y com ya es costumbre de ver desde que he llegado mesa de café también está llena de comida, vasos y una botella de coca-cola vacía.

Me acerco un poco mas a la castaña y...—¿que le ha pasado en la cara?—le pregunto a la niña pero esta no responde. Observo con mas detenimiento y Wendy tiene la cara llena de maquillaje. Pero no precisamente porque la castaña se lo haya hecho. Al no obtener respuesta por parte de la niña vuelvo a la cocina y me encuentro con la mism intentando limpiar todo el desastre que hay en la cocina, pero esta vez no esta con los pies en tierra firme, sino que subida arriba de la mesa.




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