Zoray | Mundo Essential
Día de la fusión, segunda parte
El miedo y la incertidumbre de acabar con mi existencia pasaron como un flash por todo mi cuerpo, mientras sentía que incluso mi alma y espíritu se salían de mi cuerpo, la caída fue más larga de lo que pensé, pero tal y como en una pequeña parte de mi mente creía, pasó lo inesperado, no caía, al menos no como esperaba.
Parece que justo cuando el cuerpo quiere caer, él se estabiliza para evitar aquello, sí caí, pero no duele.
Es como si la fuerza de gravedad dejara de existir para no estrellarse aquí, desconozco si así es siempre y si habrán más essen dispuestos a lanzarse de allí arriba.
Cuando estoy en el suelo, siento la sensación de que los mismos guardias aún merodean, así que trato de ubicarme y mirar mi alrededor, entonces veo, la pequeña cueva que hacen las piedras del abismo no parece tener alguna entrada, solo un pequeño refugio creado espontáneamente por lo rústico del material y los años.
Las esquinas se ven algo filosas e incluso brillan, como si en las pequeñas puntas, recientemente las hubiesen afilado, hago una nota mental de alejarme en lo posible de ellas.
Camino hacía allí, y resulta que aún no olvido porqué estoy aquí, y con todo lo que sucedió con mi caída estoy más que convencida que esa entrada sí que existe.
No veo mucho más que la cueva superficial, ni siquiera es oscura como creería que sería. No sé qué hacer, y esta situación parece estarme frustrando tanto.
Suspiro.
Piensa, piensa.
Mis brazos están cruzados, mientras giro en mi propio eje intentando no perderme de nada, y sobre todo, buscando calma.
Mi pies empiezan a repiquetear con el piso, estoy comenzando a preocuparme cómo saldré de aquí, es allí cuando mi vista cae en el suelo, este durante todo el tiempo que llevo aquí ha hecho un sonido sordo, un pequeño eco, casi que imperceptible, sonrío, esto no debe ser coincidencia,
Así que con mi puño toco la tierra, mis nudillos se maltratan un poco, abriendo pequeños cortes, en donde pequeños pedazos de arena se incrustan, es incómodo, pero no es mi prioridad, no cuando llego a mi objetivo, una pequeña piedra, está incrustada justo en el sitio en el que se sintió con más claridad el retumbe del sonido seco de mis nudillos contra el suelo.
Levanto aquella roca, llenando así mis uñas con piedritas más pequeñas que se encuentran dispersas alrededor.
En el momento que se levanta, veo la forma, y se que solo debo levantar ese pedazo de tierra, es claro que eso un conducto.
Reúno toda la fuerza que puedo y lo hago hacía un lado, he de suponer que posee algo que lo sostiene, pues en vez de levantarse, cedió hacia un lado.
Solo alcanzo a ver unas pequeñas escaleras al costado, de tal y como lo imaginé, es un conducto, demasiado estrecho, las mismas se ven interminables, no veo un suelo, solo oscuridad.
No lo pienso mucho, solo me introduzco, y empiezo a bajar, he logrado bajar tres escaleras cuando con un estrepitoso sonido se cierra la entrada, mi corazón se salta un latido, todo es oscuridad, no veo nada.
Me quedo estática en mi lugar y luego de unos segundos, tanteo las barras metálicas mas bajas, temo caerme, no se qué tan lejos está el suelo, ridículo, teniendo en cuenta que salté de un abismo sin miramientos.
La oscuridad no se mantiene mucho, cuando logré tocar y bajar un poco más pequeñas luces se encendían a medida que descendía, eso me tranquilizó un poco, diferente a lo que creí, no era demasiado extenso el trayecto.
Por lo menos unos 3 metros, pero no podría asegurarlo. Las luces se extendieron cuando toque la superficie, un pasillo que parecía más una especie de caja metálica gigante no dio indicios de tener un camino diferente, así que caminé, sabía que esto debería llevarme al salón, cerca debería estar la biblioteca de la casa real, al menos eso esperaba.
***
Después de alrededor de casi media hora, choco con una gran pared, casi grito de la impotencia por todos los obstáculos por los cuáles he tenido que pasar, sin embargo, nadie dijo que sería fácil...
Tampoco que sería tan difícil.
Suspiro, si he logrado llegar hasta aquí será por una razón, no me rendiré ahora.
Toqueteo la pared delante de mí, debería haber una puerta en alguna puerta, si esto es una especie de entrada secreta es obvio que debe tener alguna maña oculto, tal y como todo lo demás.
De un momento a otro, todo queda en completa oscuridad, un respingo es la respuesta de mi cuerpo, después de haber empujado una parte específica en la pared delante, de manera lenta, el sitio donde estoy empieza a dar vuelta, me sostengo como puedo a la pared, no quiero saber que pasaría si me quedo atrapada aquí, empiezo a sentir hambre, han pasado horas desde que comí por última vez esta mañana.
Cierro los ojos, angustiada de lo que puedo encontrarme una vez se detenga la superficie que me está haciendo girar. Poco a poco parpadeo aclarando mi vista, y lo que me encuentro es un gran salón delante de mí, grandes columnas, candelabros, no hay ni un solo mueble cerca, parece una sala de baile, por las figuras delineadas en las baldosas, es brillante, todo es color beige con algo de vino tinto, me gusta la combinación.
Avanzo un poco, y a mi izquierda veo lo que parece ser una chimenea, pero está sellada, sin embargo, lo que más llama mi atención es el cuadro que se encuentra encima, es imponente, es fuerte, es poderoso.
Me transmite un placer verlo, no puedo explicar la sensación tan satisfactoria, por alguna razón conozco a los que figuran ahí, son los primeros essentianos, lo sé. Nunca he visto sus rostros, pero no pueden ser otros más que ellos.
Me sorprendo al contarlos y ver que a diferencia de las historias que nos contaron cuando pequeños, no son 10 los que veo, si no 11, hay alguien más ahí, ¿Había alguien más en los inicios de este mundo? Y si es así, ¿Por qué nadie nunca habló de él o ella?